Los migrantes sin derecho a voto: “Mi sueño era votar en estas elecciones para ser parte del cambio”

Más de 300.000 residentes extranjeros en EE UU se quedarán sin su papeleta para las urnas por un retraso en la obtención de la ciudadanía

Dos votantes latinos esperan en la cola para depositar su papeleta en las urnas en Miami, Florida, este martesCHANDAN KHANNA (AFP)

Patricia Bezanilla (Monterrey, 1994) llegó a Estados Unidos cuando tenía ocho años. Ha vivido casi toda su vida en Tampa, Florida. Sin embargo, a sus 26 años todavía no tiene los papeles y por lo tanto no puede votar. No fue hasta que se casó y tuvo hijos con un residente cubano que ha podido iniciar los trámites para naturalizarse como estadounidense. Ella es una de los cientos de miles de afectados por ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Patricia Bezanilla (Monterrey, 1994) llegó a Estados Unidos cuando tenía ocho años. Ha vivido casi toda su vida en Tampa, Florida. Sin embargo, a sus 26 años todavía no tiene los papeles y por lo tanto no puede votar. No fue hasta que se casó y tuvo hijos con un residente cubano que ha podido iniciar los trámites para naturalizarse como estadounidense. Ella es una de los cientos de miles de afectados por los retrasos en las citas presenciales ocasionados por la pandemia. “Era mi sueño votar en estas elecciones, mi voto es un voto más para aportar y ser parte del cambio”, lamenta. En el informe de la organización para migrantes Boundless junto al Centro de Recursos Legales para Extranjeros señala que hay al menos 300.000 residentes de EE UU que no han podido convertirse en ciudadanos antes de la fecha límite para el registro de votantes. La mayoría de ellos residen en Estados en los que los comicios se resuelven por apenas unas centenas de votos, como en Florida, el Estado de Benzanilla. “Siempre es muy ajustado”, indica la mexicana. “Yo siento que si hubiese votado, hubiera sido un cambio. Un voto más”.

Esos miles de votos son capaces de decidir las elecciones en Arizona, Texas o Florida, un Estado con 36,887 migrantes que no han conseguido la ciudadanía a tiempo y donde Donald Trump ganó por 1,2 puntos porcentuales en 2016 y Al Gore perdió por 537 votos en el año 2000. El voto inmigrante, especialmente el latino, es clave en estos comicios marcados por una pandemia que se ha cebado con los residentes migrantes, los discursos de odio del presidente Trump y su política de tolerancia cero a la inmigración en un país donde el 14% de la población ha nacido en el extranjero.

En ese panorama de tormenta electoral en Florida, Benzanilla estaba tan impaciente por votar que se planteó hacerlo pese a no haber jurado a la bandera aún. Su asesora, Gloria Ávila, directora del programa de Defensa y Servicios Legales de Inmigración, le advirtió de que por ese acto podrían retirarle la Green Card, la tarjeta de residencia. Ávila explica que formar parte de un proceso electoral es muy importante para un extranjero que intenta nacionalizarse. “Puede ser por querer un cambio, por poner una voz y ser partícipes de un momento muy importante y puede ser el privilegio y derecho del patriotismo. Quieren colaborar y poner su voz en su Gobierno local”, indica. Ávila, una cubana llegada hace 54 años a Florida, recuerda la primera vez que pudo votar. “Significó algo muy importante y fue muy emocionante. Yo no sabía lo que era eso. En mi país no se puede votar y desconocía como era el proceso”, narra. Ávila tiene actualmente 350 procesos en trámite para obtener la ciudadanía o la residencia, pero no puede hacer nada para acelerar la burocracia. “Mis manos están atadas, la fecha para registrar el voto ya pasó”, reconoce con pesar.

Unos pocos candidatos a la ciudadanía hacen el juramento en los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE UU en Nueva York el pasado julioSHANNON STAPLETON (Reuters)

Laura Vázquez, analista de la organización para los derechos de latinos en EE UU, asegura que no es casual que tantos votantes se hayan quedado fuera estas elecciones. “La pandemia obligó a las oficinas a cerrar, pero hay muchas formas de responder”, asegura Vázquez e indica que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE UU (USCIS por sus siglas en inglés) no ha buscado una alternativa a propósito. “Ni entrevistas remotas, ni ningún tipo de procedimiento en remoto para prestar juramento” como los que esperaba poder usar Benzanilla para votar a tiempo. Vázquez reconoce que en todos los años electorales hay un pico en las solicitudes para obtener la ciudadanía y poder votar, y que normalmente los servicios de inmigración se preparan para ello. Excepto este año. “La falta de preparación y negarse a adoptar nuevas políticas frente a la pandemia lleva a la conclusión de que no les interesaban registrar esos votos”, sentencia.

El portavoz de USCIS, Dan Hetlage, asegura que los datos de Vázquez, que solo se centran en los candidatos en cola, es una forma incompleta de evaluar el trabajo de su departamento. “USCIS se enorgullecen de naturalizar a miles de posibles nuevos votantes a diario, ya sea que en año de elecciones o no”, subraya y se apresura a asegurar que en 2019, EE UU naturalizó a 834.000 ciudadanos, la mayor cantidad de procesos en los últimos 11 años. Hetlage informa de que las leyes impiden que haya ceremonias de juramento virtuales.

Las últimas encuestas sugieren que los resultados de estos comicios estarán muy reñidos, por lo que la lucha por el complejo e impredecible voto latino se intensifica. Trump apela al voto cubano y se presenta como el candidato ideal frente al castrismo mientras acusa a Joe Biden de comunista. Por su lado, el demócrata se dirige a los latinos, a los que reconoce su labor en EE UU y promete acabar con la separación de familias migrantes en la frontera.

En esa indecisa dualidad se encuentra Benzanilla, que poco a poco asimila la decepción de tener que esperar cuatro años para poder participar en el destino del que considera su país y su casa. “Yo soy demócrata, pero no me gusta el candidato. No veo que sea bueno en el debate, no tiene fuerza y las respuestas que me dan no me satisfacen ni me convencen”, admite. Por ello, de haber podido votar, reconoce que habría votado por Trump pese a haberse beneficiado de las políticas para inmigrantes de la Administración Obama que le permitieron trabajar y estudiar, políticas que Trump cesó al llegar al poder. “Por todos los años que he vivido en Estados Unidos yo veo que él [Trump] siente la esencia de América. Tenemos problemas de inmigración, de comunismo, y los republicanos resuelven mejor la economía, que es lo más importante”, detalla con entusiasmo. Los plazos para registrarse en Florida, Texas y Arizona, los Estados con mayor número de solicitudes pendientes, ya han pasado. Sin embargo en Carolina del Norte y Pensilvania, hay 12.540 votos decisivos en la carrera por obtener los papeles a tiempo.

Sobre la firma

Más información

Archivado En