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La filtración de un vídeo con torturas a un palestino acaba beneficiando a Netanyahu

El caso, que acapara toda la atención en Israel, acaba con la abogada militar en prisión por la filtración de las imágenes y con los presuntos autores, en libertad y convertidos en mártires por la derecha

La fiscal general del ejército israelí, Yifat Tomer-Yerushalmi, durante una reunión de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa en la Knesset, en Jerusalén, el 11 de agosto de 2024. Vídeo: EPV

El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha conseguido en los últimos días convertir en victoria política la filtración de un vídeo en el que se intuye cómo soldados israelíes torturan a un palestino en Sde Teiman, ...

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El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha conseguido en los últimos días convertir en victoria política la filtración de un vídeo en el que se intuye cómo soldados israelíes torturan a un palestino en Sde Teiman, la cárcel de los horrores. Todo comenzó en agosto de 2024, cuando la grabación llegó a manos de un canal nacional de televisión, pariendo una investigación. La derecha se apresuró a convertir en mártires a los soldados arrestados y decenas de personas (incluidos ministros y diputados de la coalición) forzaron su entrada en los recintos donde iban a ser interrogados. Un año más tarde ―y en un caso que ejemplifica como pocos el sistema de rendición de cuentas cuando implica abusos a palestinos― los presuntos autores de la paliza están en libertad, imputados pero sin medidas privativas y con su identidad protegida por decisión judicial. Cuatro de ellos han comparecido, de hecho, este lunes ante la prensa, encapuchados.

En cambio, la entonces abogada militar general, Yifat Tomer-Yerushalmi, está entre rejas, tras dimitir por aprobar la filtración del vídeo. Un tribunal de Tel Aviv ha prorrogado su detención hasta el próximo miércoles, en medio de reproches tanto del Gobierno como de la oposición. Las fuerzas de seguridad la buscaron en la víspera, tras dejar una nota que sugería un suicidio inminente. Fue hallada con vida, tras llamar a su marido desde un teléfono ajeno, y la policía sospecha ahora que simuló todo para desembarazarse de un teléfono que la incriminaría.

Netanyahu se refirió al tema este domingo, al inicio de la reunión semanal del Consejo de Ministros. Lo presentó como un problema de relaciones públicas, sin mencionar —siquiera para la galería― los abusos que figuran en el escrito de imputación de los cinco soldados. El “incidente en Sde Teiman”, dijo, es quizás el “mayor golpe” que ha sufrido Israel en la lucha propagandística desde su creación en 1948, al causar “un inmenso daño a la imagen” de su Estado y su ejército.

Sde Teiman es una suerte de agujero negro de los derechos humanos en el que murieron en custodia decenas de palestinos y que concentró denuncias de palizas y torturas, como descargas eléctricas. El vídeo capta cómo un grupo de soldados israelíes lleva a un detenido palestino a un rincón y coloca los escudos protectores en el sentido de las cámaras de seguridad. Por eso solo se intuye lo que pasa. Según el pliego de acusación, cinco soldados lo golpearon, arrastraron por el suelo, pisotearon y aplicaron descargas eléctricas con una pistola Taser durante 17 minutos. Uno de ellos le introdujo en el ano un objeto punzante.

El palestino ingresó en un hospital público israelí sangrando y en estado grave, “con perforación rectal grave, fracturas de pulmón y costillas, y heridas oculares”, según el parte médico. Era un policía del Gobierno de Hamás encargado de la lucha contra las drogas en Gaza, según la información de inteligencia desvelada por el canal 12. Las Fuerzas Armadas lo habían arrestado en Gaza, en una de las campañas masivas de detenciones de miles de personas para interrogarlas y retenerlas sin cargos, con vistas a un eventual canje.

En el canje que finalmente tuvo lugar, el mes pasado, fueron liberados 1.700. Y uno de ellos es el palestino del vídeo, según indicó este lunes el ejército a los abogados defensores de los cinco acusados ​​en el caso. Fue llevado hasta Gaza sin tomarle declaración.

El caso dista de ser una excepción, según numerosos testimonios y denuncias de ONG de derechos humanos, pero su grabación y filtración causó polémica en el país. Nueve soldados fueron arrestados y cinco pasaron a arresto domiciliario, pero quedaron en libertad sin restricciones dos semanas más tarde. En febrero de 2025, fueron formalmente acusados de “agresión y sabotaje grupal con agravantes”.

Encapuchados y de negro, cuatro de ellos han aprovechado el cambio de tornas para presentarse este lunes a las puertas del tribunal como víctimas de “un simulacro de juicio”. Uno leyó un texto en el que señalaba que los “luchadores por la patria”, gracias a los cuales siguen con vida quienes los estaban escuchando, “necesitan el apoyo del Gobierno y del sistema”, pero ellos no han recibido más que “acusaciones” y “silenciamiento”. “Venceremos porque solo hay una verdad […] Quizás habéis intentado que nos hundiésemos, pero olvidasteis algo: somos la Unidad 100”, añadió golpeándose con el puño en el corazón. Es la unidad encargada de vigilar los centros militares donde permanecen retenidos los sospechosos de terrorismo, en condiciones que incumplen los principios del derecho internacional.

Desde la semana pasada, el asunto ha pasado de polémica interna a tormenta política con una importante ramificación: para que la justicia internacional se declare competente en crímenes cometidos por israelíes o en territorio bajo su control israelí, debe concluir que el sistema judicial de Israel no quiere o puede perseguirlos.

El papel de la abogada general en la filtración alimenta, además, la narrativa de la coalición de Gobierno (y, en particular, de Netanyahu, sobre todo desde el regreso al poder de Donald Trump en EE UU) de que un “Estado profundo” maquina entre las sombras de la justicia, el ejército y la empresa para subvertir la soberanía popular expresada en las urnas. Suele sacarla a colación también en los tres procesos judiciales en los que permanece imputado por corrupción y tráfico de influencias, como intentar comprar un trato mediático favorable con favores y exenciones fiscales y en los que Trump tratará de “ayudarlo un poco” porque no le están “tratando muy bien”, según dijo este mismo viernes en una entrevista.

Dentro del tribunal, el ambiente no era de victoria. La abogada general es sospechosa, entre otros delitos, de prevaricación, abuso de poder, obstrucción a la justicia, divulgación de información confidencial. En resumen, de apoyar la filtración y luego mentir y obstruir la investigación de la misma para proteger a quien la hizo. En la vista, el representante de la policía (dependiente del Ministerio de Seguridad Nacional, con el ultra Itamar Ben Gvir al frente), aseguró que investiga a cinco sospechosos de la filtración y ha tomado testimonio a otros dos.

Tomer-Yerushalmi aseguró en su momento que era imposible saber quién había filtrado el vídeo, porque había pasado por muchas manos. Pero una oficial de la fiscalía admitió, en la prueba del polígrafo, haberlo hecho con su visto bueno, lo que desencadenó la semana pasada una investigación penal por presunta obstrucción a la justicia, falso testimonio ante el Supremo y divulgación ilegal de material clasificado. Primero fue suspendida y luego dimitió, admitiendo por carta su papel en la filtración.

Tomer-Yerushalmi compareció junto con el ex fiscal jefe castrense Matan Solomosh, también arrestado en la noche previa. Ambos, vestidos de civil; ella, acompañado de su marido e hijo. Los familiares son los únicos en las fotografías, porque el tribunal prohibió retratar a los acusados.

Durante la vista, el abogado de Tomer-Yerushalmi, Dori Klagsbald, trató de sacarla de momento de prisión con el argumento de que la policía posee “una cantidad masiva de material” de la investigación que inició el domingo, por lo que “resulta difícil imaginar” cómo podría influir ya su cliente, si recobrara la libertad. La corte consideró, en cambio, que el riesgo de obstrucción sigue existiendo, por lo que prorrogó la detención hasta el miércoles.

No es la única sospecha que se cierne sobre ella. La policía cree ahora que la abogada militar nunca pensó en suicidarse, sino que lo simuló como coartada para desprenderse de un móvil que contenía información que le incriminaba, según el canal 12 de televisión. La policía se basa en que se marchó de casa con dos móviles: uno, gracias al cual la policía pudo trazar su ubicación en una playa al norte de Tel Aviv; y otro, que no ha sido hallado y cree que tiró al mar.

Tampoco confía en la honestidad de la carta que dejó en casa antes de salir: demasiado “ambigua” y con un texto que no encaja en las típicas notas previas a un suicidio. Su contenido no ha sido difundido, pero algunos medios locales mencionan frases como “No mires atrás” u “Os amo, cuidaos”.

Fue anoche, una vez hallada sana y salva, cuando la policía la arrestó y llevó a pasar un test de salud física y mental. Luego la encarceló e interrogó, antes de presentarla este mediodía ante los jueces en Tel Aviv.

El caso recuerda, en cierto modo, al de Elor Azaria. Es un soldado israelí que en 2016 cargó con calma su rifle, se acercó y disparó en la cabeza a un palestino que yacía, herido y completamente inmóvil, tras haber apuñalado a un militar en la ciudad cisjordana de Hebrón. La derecha también lo convirtió en mártir, con manifestaciones multitudinarias. Pasó nueve meses en la cárcel.

Naftali Bennett, el político de derechas que se alternó con Yair Lapid el cargo de primer ministro en el escaso año y medio desde 2009 en el que no lo ha ostentado Netanyahu, ha hecho este lunes un llamamiento a recuperar el ambiente de unidad política posterior al ataque de Hamás en octubre de 2023. “Ya no estamos al borde del abismo, estamos en el abismo. Lo que ha ocurrido en los últimos dos días es una guerra de facciones. Juramos no volver al discurso que nos destruyó el 6 de octubre, y ahora nos encontramos de nuevo inmersos en una guerra de facciones que nos está destruyendo desde dentro”, señaló.

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