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La UE fracasa en el intento de entregar a Ucrania los activos rusos congelados por las sanciones

Las dudas de Bélgica, donde están alojados los fondos soberanos rusos, impiden por ahora la decisión. Bruselas seguirá trabajando en una solución y reafirma que apoyará a Ucrania financieramente los próximos años

La Unión Europea no logra allanar el camino para poder entregar a Ucrania los activos rusos congelados por las sanciones. Las reticencias de Bélgica, donde está la entidad que tiene alojados la mayoría de esos fondos, ha impedido el respaldo a que se entregue a Kiev un préstamo por valor de 140.000 millones de euros utilizando esos activos soberanos del Kremlin. El fracaso en la decisión en la cumbre de este jueves en Bruselas es un gran chasco para Ucrania, que necesita un salvavidas financiero de cara a la próxima primavera.

Los líderes europeos —todos, menos Hungría, que ya no suscribe los acuerdos sobre Kiev— instan, en cambio, a la Comisión Europea a que presente lo antes posible “opciones de apoyo financiero” que den respuesta a las necesidades del país invadido por Rusia. La idea de emplear 140.000 millones de los activos soberanos rusos está perdiendo fuerza, aunque los principales responsables europeos han asegurado que no se tira la toalla.

La fórmula no queda descartada, pero se necesita mucho más trabajo jurídico para dar forma a un texto que satisfaga a todos. El Ejecutivo comunitario seguirá trabajando en una propuesta que satisfaga a todos.

“Está claro que quedan puntos por aclarar, hemos acordado el qué, que son los préstamos de reparaciones, y tenemos que trabajar en el cómo, en cómo lo hacemos posible”, ha explicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al término de la cumbre. Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha subrayado que “nadie ha vetado” nada y ha destacado a la vez que tanto la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, como el del Eurogrupo, Paschal Donohoe, dieron un mensaje “muy claro” a los Veintisiete: “La solución propuesta por la Comisión respeta el derecho europeo y el internacional”. Sí, acotó la alemana, “hay elementos que deben abordarse, pero pueden abordarse”, citó a los altos responsables económicos de la UE. La idea es volver con esas respuestas para la próxima cumbre europea, en diciembre.

Pese a no salir con el esperado acuerdo, desde Bruselas se insiste en que el mensaje político de compromiso con Kiev es profundo: “La UE se ha comprometido a abordar las apremiantes necesidades financieras de Ucrania para los próximos dos años, incluido el apoyo a sus esfuerzos militares y de defensa. Rusia debe detener la guerra de inmediato”, ha insistido Costa tras cerrar el capítulo de Ucrania sin que se mencione en las conclusiones la entrega a Kiev de esos fondos.

La Comisión Europea había propuesto, por primera vez, utilizar los activos congelados rusos por sí mismos (no los rendimientos que generan) para ayudar a Ucrania. Bruselas quiere entregar la mayor parte de ese dinero a Kiev en forma de préstamo a interés cero que solo debería devolver cuando Rusia cese la guerra y pague por los daños causados. Bruselas plantea lanzar un “préstamo de reparación” para Ucrania financiado con los saldos de caja de Euroclear (la entidad financiera donde se alojan) acumulados debido a la inmovilización de los activos soberanos rusos. Para ello, emitiría un contrato de deuda a medida para esa unidad, respaldado por los Estados miembros.

Sin embargo, tras largas discusiones, los jefes de Estado y de Gobierno no han logrado superar las reticencias de Bélgica, principal afectado, y han decidido pedirle a la Comisión Europea que presente más “opciones para la ayuda financiera” a Kiev, pero sin precisar una fórmula concreta. El Ejecutivo comunitario volverá a tratar el tema en el Consejo de diciembre.

Según fuentes consultadas, no se trata —al menos por ahora— de un no definitivo, sino de ganar algo más de tiempo para que Bruselas dé más detalles de sus planes. El primer ministro belga, Bart De Wever, había dejado claro desde su llegada a la cumbre en la mañana del jueves que quería garantías blindadas y que estas fueran mutualizadas, es decir, que todos los países se comprometieran a arrimar el hombro si en el futuro surgían demandas por el uso de estos fondos.

“Si quieren hacer esto, tendremos que hacerlo todos juntos. Queremos garantías de que, si el dinero tiene que ser devuelto, cada Estado miembro contribuirá. Las consecuencias no pueden ser solo para Bélgica”, reclamó De Wever que ha reclamado una “mutualización completa del riesgo”.

Von der Leyen y los técnicos y abogados del Ejecutivo comunitario no han logrado salvar los temores y reticencias de Bélgica, pese a que han intentado estructurar un lenguaje jurídico en el que se comprometían a mostrar “solidaridad y riesgo compartido” y abordar “las especificidades y preocupaciones legítimas de los Estados miembros afectados”, según los borradores de las conclusiones de la cumbre. Eso no ha satisfecho a Bélgica, así que esa mención directa al “posible uso gradual de los saldos de efectivo asociados a los activos rusos inmovilizados” ha terminado por desaparecer.

Pero aunque Bélgica ha sido la más explícita, otros países admitían que seguían teniendo dudas y quieren también que la responsabilidad conjunta se extienda más allá de las fronteras europeas, sobre todo a los países del G7.

La cámara de compensación Euroclear tiene inmovilizados unos 180.000 millones de euros, calcula Bruselas. El plan plantea utilizar 140.000 millones de esos fondos para el préstamo de reparación y dejar lo restante para que siga generando rendimientos, que se utilizan para garantizar otro préstamo previo a Kiev.

Según la Comisión, el nuevo préstamo de reparación podría generar unos 45.000 millones al año entre 2026 y 2028. Uno de los argumentos usados en la capital europea es que no quedan muchas más maneras de financiar las necesidades todavía ingentes de Ucrania en ese espacio de tiempo, dado que hasta 2028 no entrará en vigor el nuevo presupuesto plurianual de la UE que apenas acaba de empezar a negociarse.

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