La ayuda humanitaria entra en Gaza, pero la ONU la ve aún insuficiente
Las organizaciones internacionales piden a Israel que abra todos los cruces fronterizos con la Franja y acelere la entrega de suministros
Una larga línea de camiones esperaba este domingo en el lado egipcio del paso con Gaza, en Rafah, para dirigirse a los dos únicos cruces fronterizos que Israel ha abierto para la entrada de ayuda humanitaria en la Franja: Kerem Shalom y Al Auja. Gracias al acuerdo de alto el fuego ...
Una larga línea de camiones esperaba este domingo en el lado egipcio del paso con Gaza, en Rafah, para dirigirse a los dos únicos cruces fronterizos que Israel ha abierto para la entrada de ayuda humanitaria en la Franja: Kerem Shalom y Al Auja. Gracias al acuerdo de alto el fuego que entró en vigor el viernes, a media tarde 400 camiones de la Media Luna Roja egipcia con suministros y otros 50 con combustible empezaron a atravesar esa frontera. También entraron en Gaza un número no precisado de vehículos de otras organizaciones humanitarias, como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Aunque se desconoce exactamente cuántos son esos camiones que han entrado en la Franja, su número se acerca a los que prevé la primera fase del acuerdo (600 diarios y otros 50 con fuel) sin llegar a alcanzarlo. Desde Gaza han llegado en esta jornada imágenes de gazatíes encaramados a los camiones con ayuda y celebrando su llegada con paquetes de comida en las manos.
Aunque esos vehículos pesados con suministros son muchos más de los que accedían antes de la entrada en vigor del alto el fuego, su contenido sigue siendo insuficiente, han alertado, sin embargo, Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias. Creen que un abismo separa las necesidades creadas por dos años de ofensiva israelí -con una hambruna declarada en el norte y 2,1 millones de personas reducidas a la indigencia- y la ayuda que ha empezado a llegar.
Esos suministros, ha declarado a la BBC James Elder, portavoz de Unicef, están “muy lejos de lo que se necesita”. Chris McIntosh, asesor de respuesta humanitaria de la ONG Oxfam en Gaza, ha recordado que la entrada de suministros debe tener “un flujo constante” que aún no se ha alcanzado. Una portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU aseguraba el sábado que el prometido aumento del número de camiones “aún no se había producido”.
Las organizaciones humanitarias han criticado, entre otros aspectos, que las autoridades israelíes aún no hayan eliminado, o al menos suavizado, varios de los obstáculos que ralentizan el proceso de entrada de ayuda. Por ejemplo, el severo protocolo de inspección militar del contenido de los camiones.
El Gobierno de Benjamín Netanyahu tampoco ha ordenado abrir otros cruces fronterizos —sobre todo en el particularmente devastado norte― que se usaron en el pasado para la entrada de bienes y que mantiene clausurados. Facilitaría el reparto de la ayuda, ya que los vehículos no tendrían que salvar la carrera de obstáculos que representa recorrer Gaza de sur a norte por sus destrozadas carreteras.
Para el portavoz de Unicef, “lo que tiene que hacer Israel es muy simple”: abrir “cinco o seis pasos fronterizos” para que hasta 1.000 camiones diarios cuenten con “múltiples puntos de entrada” al territorio palestino. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) ha pedido también que se abran todos los pasos fronterizos hacia la Franja para permitir “un flujo normal de ayuda humanitaria” a los palestinos necesitados. Israel había autorizado el viernes a las agencias de la ONU la entrega de ayuda en la Franja a partir de este domingo.
Al mismo tiempo que la ayuda aumenta y se dan pasos para restablecer su sistema tradicional de distribución -ejecutado por agencias de la ONU y ONG coordinadas por Naciones Unidas- el polémico proyecto de la Fundación Humanitaria de Gaza, la opaca organización creada por Israel con el apoyo de Estados Unidos, parece haber iniciado su retirada de Gaza.
Imágenes difundidas en redes sociales este fin de semana muestran el aparente desmantelamiento de uno de sus centros de reparto, mientras que los otros tres están cerrados. Se encuentran en la zona de la que aún no se han retirado los militares israelíes y donde los palestinos tienen prohibido entrar.
En esos cuatro sitios de distribución de alimentos, murieron 2.500 gazatíes que buscaban comida, según fuentes del Gobierno de la Franja, controlado por Hamás. Esa turbia organización pretendía precisamente convertirse en una alternativa al sistema internacional de ayuda que funciona bajo la coordinación de Naciones Unidas.
Un interrogante
Uno de los interrogantes es si Israel pondrá trabas a la participación de la UNRWA en el reparto de la ayuda en Gaza. Israel ha tratado de excluir a esa agencia de la ayuda humanitaria, no solo en Gaza, sino en los otros territorios palestinos ocupados, Jerusalén Este y Cisjordania.
Tras intentar vincularla con Hamás, sin ofrecer pruebas, Israel le prohibió trabajar en Jerusalén Este en enero y a sus funcionarios, mantener contacto alguno con ella. Aunque sus empleados locales siguen trabajando en Gaza, la agencia aún no ha conseguido introducir un solo camión en la Franja en los tres días de alto el fuego, señala su portavoz, Jonathan Fowler.
Fowler explica por teléfono desde uno de sus almacenes en Jordania que la UNRWA es la organización humanitaria que dispone de la red de distribución más extensa de la Franja con sus 12.000 empleados. El portavoz asegura que su organización tiene “comida para alimentar a todos los gazatíes durante tres meses”, que Israel le ha impedido introducir, en su campaña por excluirla. La agencia centraliza desde hace décadas la asistencia humanitaria a los gazatíes, de los que más del 70% son refugiados.
El trabajador humanitario destaca luego que la coordinación humanitaria de la ONU (OCHA) -que incluye a las ONG- no ha participado directamente en la negociación de los aspectos humanitarios del alto el fuego. La ONU sí sabe que se ha pactado “permitir, en principio, la entrada de 170.000 toneladas de ayuda humanitaria en Gaza”, pero sus agencias desconocen los detalles.
Fowler resalta también otro aspecto: el número de camiones que entran en la Franja no cuentan toda la historia.
Esos 600 vehículos que prevé el acuerdo -el texto no los menciona, sino que remite al “mínimo” que estipulaba el anterior alto el fuego de enero- son más o menos los que ingresaban cada día en el territorio antes del inicio de la ofensiva israelí que el pasado martes cumplió dos años. La diferencia es que entonces la Franja tenía sus campos agrícolas intactos -ahora el 95% ha sido destruido o está en zonas ocupadas por los militares-, rebaños de ganado, granjas en funcionamiento y a sus alrededor de 4.000 pescadores trabajando. Gaza se autoabastecía de una parte de sus alimentos.
“Esos camiones”, explica el portavoz de UNRWA, aportarían ahora lo “mínimo indispensable para garantizar la supervivencia de la población”. A ello se une, asegura, que “los criterios utilizados por las autoridades israelíes y por Naciones Unidas para contarlos son a veces diferentes”. Israel exigía a menudo que los vehículos estuvieran medio vacíos, con el objetivo de facilitar la inspección de su carga. “Si entran 100 camiones e Israel exige que estén medio vacíos, ¿cuántos se contabilizan? ¿100 o 50?“, se pregunta este portavoz.