El ministro de Cultura de Irán: “Poder sí podemos, pero no queremos construir la bomba nuclear”
Abbas Saleh Shariati defiende, en una entrevista con EL PAÍS, que las patrullas callejeras ya no persiguen a las mujeres que no llevan velo y sostiene que Israel pone en peligro “a toda la región”
Abbas Saleh Shariati (Mashad, Irán, 61 años) es uno de los escasos dirigentes iraníes que se dejan ver estos días por las capitales europeas. Recién llegado de Mondiacult, el foro de políticas culturales de la ...
Abbas Saleh Shariati (Mashad, Irán, 61 años) es uno de los escasos dirigentes iraníes que se dejan ver estos días por las capitales europeas. Recién llegado de Mondiacult, el foro de políticas culturales de la Unesco celebrado en Barcelona, el ministro de Cultura de Irán enfatiza que Europa no tenía motivos para reanudar —como acaba de hacer— las sanciones a su país que estuvieron en vigor hasta 2015 por las sospechas de que Teherán pretendía fabricar la bomba nuclear. El recelo respecto a ese programa y la represión desencadenada sobre las mujeres a raíz de la muerte, hace ahora tres años, de la joven Mahsa Amini por no llevar bien colocado el velo islámico agrandaron la brecha entre el gigante chií de Oriente Próximo, por un lado, y Europa y Estados Unidos, por otro.
El actual Gobierno reformista iraní, en el poder desde hace poco más de un año y empeñado en marcar distancias con la imposición del hiyab, trata de tender puentes con los países europeos coincidiendo con la masacre de Israel en Gaza y el autoritarismo de Donald Trump en Estados Unidos. De gesto serio y tono pausado, Shariati evita el lenguaje inflamado y, sobre todo, el término bomba nuclear en una entrevista concedida a EL PAÍS este jueves en Madrid.
Pregunta. Su Gobierno ha considerado un acto terrorista la interceptación por parte de Israel de la flotilla con ayuda a Gaza. ¿Ha prestado Irán algún tipo de apoyo a esta misión?
Respuesta. La flotilla es un movimiento muy interesante de ayuda al pueblo de Gaza. Ya se sabía con antelación que el régimen sionista, como en casos anteriores, impediría la llegada de esa ayuda. Desde un principio nosotros apoyamos el movimiento, esperábamos que pudiese tener éxito. Aun con este desenlace, la cooperación de la gente que apoya a Gaza, a Palestina, lo va a conseguir. En el futuro dará resultados concretos, aunque ahora no los veamos.
P. Por los contactos que tenga su Gobierno con Hamás, ¿cree que acabarán aceptando el plan que ha puesto Donald Trump sobre la mesa para Gaza?
R. No estoy al tanto de lo que pueda haber detrás de eso, pero esperamos que, si hay paz, sea verdadera para la vida cotidiana en Gaza. No puede ser que después de la paz vengan más guerras y dificultades.
P. Tres países europeos han logrado que la ONU reinstaurara las sanciones a Irán que se eliminaron en 2015 porque, basándose en datos de la ONU, no se cree que el programa nuclear iraní tenga fines civiles. ¿Cuál va a ser su respuesta?
R. Irán ha sido objeto de observaciones de misiones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) mucho más que cualquier otro país del mundo. Lo demuestran los informes que ha habido durante varias décadas. Irán nunca ha buscado utilizar el asunto nuclear para usos no pacíficos. Si hubiese querido ya lo habría hecho. Para nosotros es una prohibición total avanzar hacia la bomba nuclear desde el punto de vista ético, religioso y legal. El mundo no se ha olvidado de aquellos cuentos que se crearon falsamente sobre las armas de destrucción masiva de Irak, que finalmente fueron una mentira. El camino que han escogido los gobiernos europeos para restablecer las sanciones, aunque traigan dificultad a nuestro pueblo, va a ser un camino fracasado. Hay medicamentos que no llegan por las sanciones. Pero tampoco van a impedir el funcionamiento social de nuestro país. Varias décadas de sanciones contra Irán no han tenido ningún efecto. Parecía que el diálogo podía sustituir a las presiones y resolver las cosas. Pero Europa y Estados Unidos cerraron el camino.
P. Si el objetivo no es la bomba nuclear, ¿por qué se enriquece uranio a un nivel tan elevado como detectan las inspecciones de la ONU?
R. Todo eso podría tratarse en un diálogo que crearía oportunidades para ambas partes. Cuando enriquecíamos uranio al 3% había diálogo, pero, como se creía que esa era nuestra mayor capacidad, no nos daban mejores condiciones. Lo que hemos querido decir al mundo occidental es: poder sí podemos, pero no queremos. Lamentablemente, esta voz no se oye. En Irán existe presión social que nos dice: si existe la capacidad, ¿por qué no recorremos ese camino? Pero somos firmes en ese pensamiento: aun pudiendo, no lo hemos hecho y no lo vamos a hacer. Lamentamos mucho que los tres países europeos [el Reino Unido, Francia y Alemania, parte del acuerdo nuclear que se firmó con Irán] y Estados Unidos abusen de esa posición ética de nuestro país.
P. Ustedes defienden la obligación de que las mujeres lleven el velo como un elemento cultural y religioso del país. Pero muchas mujeres en Irán han demostrado estar en contra. ¿Por qué se impone por ley?
R. Existe pluralismo cultural y social en nuestro país. Es natural que existan diferencias de opiniones, entre ellas con el hiyab. Hay una parte considerable de la sociedad iraní que sigue siendo religiosa. Esa gente tiene valores que no podemos ignorar. Y existe otro grupo con otras visiones. Hay una ley anterior [a su llegada al Gobierno] que regula el código de vestimenta. Salió del ámbito legislativo. No se puede cambiar de golpe. Hay personas del Gobierno que han tomado posturas claras. El propio presidente. Pero hay que recorrer el camino legislativo. Es un tema social. La sociedad religiosa gestionó esto por mayoría. Y esta parte sigue teniendo una posición destacada en la estructura del país y no se puede ignorar su opinión. Existe diálogo, eso sí, y puede terminar en leyes.
P. ¿Pero su Gobierno pretende cambiar esa ley?
R. El Parlamento iraní aprobó una nueva ley de código de vestimenta más severa que la actual. El presidente evitó su promulgación. Y tiene sus argumentos. Lo que ha podido conseguir es parar la ley. El Gobierno está interesado en eso.
P. Pero las patrullas callejeras que obligan a cumplirla, que el presidente dijo querer eliminar, siguen existiendo.
R. No, no existen.
P. Una comisión independiente de la ONU dijo recientemente que se seguía vigilando la vestimenta de las mujeres.
R. Vengo de Teherán y le puedo decir que no existen.
P. Europa ha aclamado con premios la película iraní Mi postre favorito. En Irán sus creadores están condenados. ¿Por qué?
R. En Irán existen reglamentos en el ámbito cinematográfico. Esta película fue realizada sin haber obtenido las autorizaciones previas.
P. Pero la objeción a la película, sobre una mujer que se rebela contra las normas, es más por el contenido, no por el procedimiento.
R. La base de la actuación legal contra ellos han sido las licencias no obtenidas.
P. La sentencia de prisión está de momento suspendida, ¿es así?
R. Así es. Pero el ruido se ha generado ya, pase lo que pase.
P. Los bajos niveles de participación en las últimas elecciones, ¿no le parecen representativos de hartazgo de la población iraní?
R. En las últimas presidenciales participaron en la segunda vuelta alrededor del 50% de los votantes. Y eso que había gente cuyo candidato no había llegado a la segunda vuelta. Sigue siendo una cifra considerable. En muchos países de nuestra región, con los que mantienen excelentes relaciones los países europeos, no hay elecciones. Y a ellos no les dicen nada.
P. ¿Prevén reactivar el diálogo con Estados Unidos, país con el que hubo una negociación directa hace poco, o con los europeos?
R. Estábamos en un proceso de diálogo cuando nos atacaron [Israel]. Me desperté en la madrugada con el ruido de los ataques. Fue un viernes y el domingo había otra ronda de negociación con los estadounidenses. Pensé que estaba soñando. Ocurrió en plenas negociaciones. Y después de la guerra tratamos de entablarlas de nuevo. Fueron los demás quienes salieron de la mesa de las negociaciones.
P. ¿Cree que va a haber otro ataque a Irán?
R. Es una pregunta difícil. Nada es imposible. [Israel] hasta atacó a Qatar, que es un aliado de Estados Unidos. Toda la región está en peligro por las amenazas del régimen sionista, no solo Irán.