Trump concederá póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad a su aliado Charlie Kirk
El vicepresidente de EE UU usará su avión oficial para trasladar el féretro del líder MAGA, asesinado en una universidad de Utah, a Arizona, donde residía
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha tomado la muerte del activista ultraconservador como un asunto personal. Lo consideraba como “un miembro más de la familia”. No solo: en el plano político, Kirk, que murió tiroteado el miércoles mientras participaba en un debate en la universidad de Utah Valley, en la localidad de Orem, era uno de sus más estrechos aliados y fue clave en la movilización juvenil que dio alas al movimiento MAGA (Make America Great Again) y al propio republicano en su vuelta a la Casa Blanca en noviembre pasado.
Este jueves, un Trump entre emocionalmente afectado, visiblemente cansado y furioso continuó con los planes que tenía de recordar el 24º aniversario del ataque a las Torres Gemelas del 11-S. Lo hizo en el Pentágono, junto a su esposa, Melania Trump, donde anunció que concederá póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad a Kirk.
El vicepresidente y la segunda dama, J. D. y Usha Vance, sí cancelaron su presencia en los actos conmemorativos en Nueva York para encontrarse en Salt Lake City con la familia de Kirk y ofrecer a su viuda y a sus dos hijos el apoyo de la Casa Blanca. Por la tarde, la oficina de Vance anunció que este viajará en su avión con el féretro del líder MAGA para trasladar sus restos de Utah a Arizona, Estado en el que residía en la localidad de Scottsdale, en el gran área metropolitana de Phoenix.
El presidente de Estados Unidos también tenía previsto hablar por teléfono con la viuda de Kirk por la tarde. Lo hizo antes de viajar a Nueva York para ver un partido de béisbol en el estadio de los Yankees. Antes de tomar el helicóptero presidencial, dijo a los reporteros de la Casa Blanca que tiene previsto asistir al funeral de su joven aliado, y que calcula que será en un par de fines de semana.
Por la mañana, antes de hablar del atentado que puso en septiembre de 2001 final al siglo XX en Estados Unidos, hizo el anuncio de que distinguirá póstumamente a Kirk con una medalla que se concede desde 1963, han recibido ocho presidentes y el año pasado colgó del cuello de Hillary Clinton, Denzel Washington o el papa Francisco, entre otros. Trump también planea dársela a su aliado Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York.
“Lo extrañamos muchísimo”, dijo sobre Kirk, al principio de su intervención, en un atril colocado en el lugar en el que se estrelló el avión de pasajeros que los terroristas lanzaron contra Pentágono, causando 189 muertos. “No me cabe duda de que la voz de Charlie y la valentía que infundió en los corazones de innumerables personas, especialmente jóvenes, perdurarán. Me complace anunciar que pronto le entregaré a Charlie Kirk, póstumamente, la Medalla Presidencial de la Libertad. La fecha de la ceremonia se anunciará próximamente, y solo puedo garantizarles una cosa: tendremos una multitud muy numerosa. Muy, muy numerosa”.
Mensaje grabado
Trump había reaccionado el miércoles con contundencia a la muerte de Kirk, que confirmó el presidente en su red social. La definió como “uno de los momentos más oscuros de la historia de Estados Unidos” en un mensaje de poco más de cuatro minutos grabado en el Despacho Oval. En él, culpó exclusivamente a la “izquierda radical” del caldo de cultivo de crispación que ha llevado al asesinato de Kirk, olvidando tal vez que el problema de la violencia política, una epidemia en auge, acumula víctimas de ambos lados del espectro político en un país decididamente polarizado.
Trump citó solo ciertos precedentes; todos ellos, con víctimas conservadoras. Habló de los atentados contra él (dos, sucedidos el verano pasado); de los ataques de los últimos meses a los agentes de inmigración; del caso de Luigi Mangione, el joven que disparó por la espalda al consejero delegado de United Healthcare, una de las principales aseguradoras del país; y del tiroteo en 2017 contra una veintena de un congresistas republicanos, entre ellos, el speaker Steve Scalise. Lo hizo para atacar a la “izquierda radical”, que, dijo, “ha comparado a estadounidenses maravillosos como Charlie con los nazis y los peores asesinos en masa y criminales del mundo”.
“Ya es hora de que todos los estadounidenses y los medios de comunicación se enfrenten al hecho de que la violencia y el asesinato son la trágica consecuencia de demonizar a quienes discrepan, día tras día, año tras año, de la manera más odiosa y despreciable posible”, añadió Trump. Su Administración, prometió, “encontrará a todos y cada uno de los que contribuyeron a esta atrocidad, así como a quienes persiguen a nuestros jueces y agentes del orden. La violencia política de la izquierda radical ha herido a demasiadas personas inocentes y se ha cobrado demasiadas vidas”.
Trump deslizó que su Administración tomará medidas a la altura de las circunstancias contra esa “izquierda radical” antes de conocer la identidad del asesino, sus inclinaciones políticas y sus motivaciones. De momento, el Departamento de Estado anunció, a través de la cuenta del vicesecretario Christopher Landau, que los extranjeros que celebren la muerte de Kirk, “glorificando la violencia y el odio” en las redes sociales, “no serán bienvenidos” en Estados Unidos.
El FBI aún seguía buscando al sospechoso más de 24 horas después. Entre tanto, sus responsables anunciaron en una conferencia de prensa en Salt Lake City que habían encontrado el rifle que usó, un arma de caza de “alta capacidad”. También difundieron dos imágenes del tipo con la esperanza de que eso ayude a su arresto.