La expulsión de espías rusos de Bélgica muestra la penetración de los servicios de inteligencia del Kremlin en Europa
Una investigación de medios europeos identifica a 20 diplomáticos rusos evacuados en 2023. Moscú ordenó el lunes la marcha de dos diplomáticos británicos
Bruselas, además de ser la sede de las instituciones de la UE y de la OTAN, también acoge las oficinas centrales de la empresa Euroclear, que gestiona miles de millones de activos rusos congelados desde el comienzo de la guerra contra Ucrania. No es sorprendente, por tanto, que la capital belga concentre buena parte de los esfuerzos de la inteligencia rusa. Una investigación periodística de varios medios europeos acaba de iden...
Bruselas, además de ser la sede de las instituciones de la UE y de la OTAN, también acoge las oficinas centrales de la empresa Euroclear, que gestiona miles de millones de activos rusos congelados desde el comienzo de la guerra contra Ucrania. No es sorprendente, por tanto, que la capital belga concentre buena parte de los esfuerzos de la inteligencia rusa. Una investigación periodística de varios medios europeos acaba de identificar a 20 diplomáticos rusos expulsados de Bélgica por espías en 2023, considerada como la mayor oleada de limpieza de inteligencia en la historia reciente de este país. Pero la lista es mucho más larga. Y, probablemente, los no identificados, muchos más. En toda Europa.
Rusia afirma que, entre comienzos de 2022 y octubre de 2023, países occidentales, junto con Japón, expulsaron a 670 diplomáticos rusos, medida a la que Moscú respondió obligando a su vez a salir a 346 enviados extranjeros. Son cifras que superan ampliamente la cifra total de expulsiones de diplomáticos en las dos décadas previas, según destaca la cadena Euronews. La jefa del servicio de seguridad del Estado belga (VSSE), Francisca Bostyn, elevó aún más esa cifra en una entrevista con el diario L’Echo a finales de enero. Desde 2022, dijo, “750 agentes de inteligencia rusos han sido expulsados del territorio europeo, y entre 60 y 70 de Bélgica”. “Los habíamos identificado como agentes que trabajaban bajo cobertura diplomática”, explicó.
Se trata, según destaca EuObserver, uno de los medios que ahora revelan algunos de los nombres de los espías rusos expulsados de Bélgica, de la mayor ofensiva de contraespionaje desde la Guerra Fría. Una ofensiva que, pese a los esfuerzos, no tiene visos de haber concluido.
Rusia anunció el lunes la expulsión de dos diplomáticos británicos de la embajada de Moscú, acusados de realizar actividades de inteligencia. La decisión se conoció días después de que un tribunal en Londres declarara culpables de espionaje para Rusia a tres ciudadanos búlgaros residentes en Gran Bretaña. Los acusados, dos mujeres y un hombre, afrontan una pena de hasta 14 años de cárcel por haber realizado actividades de espionaje a “escala industrial” en toda Europa —sobre todo vigilancia de opositores al Kremlin, periodistas, diplomáticos y tropas ucranias— en operaciones realizadas en Austria, España, Alemania, Montenegro y Reino Unido entre 2020 y 2023. Antes del juicio, otros tres búlgaros de la misma red ya se declararon culpables de los cargos de espionaje.
Hace ahora poco más de un año, el entonces primer ministro belga, Alexander De Croo, anunciaba la apertura de una investigación judicial en el marco de una “red de injerencia prorrusa” en varios países europeos —de hecho, fue República Checa quien lanzó la alarma— de cara a las elecciones europeas de ese mismo año. Una decisión tomada después de que se conociera el caso de Voice of Europe, una plataforma de artículos con base en Praga que promovía la propaganda rusa y que pagó a eurodiputados y legisladores de ultraderecha de Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Polonia o Hungría por sus “colaboraciones”. A finales de abril, Bélgica, que ostentaba la presidencia de turno de la UE en el primer semestre de 2024, activó el mecanismo de crisis de la UE para coordinar el intercambio de información entre los 27 Estados miembros de la Unión, ante los temores a una gran interferencia en los comicios del 9 de junio. Desde entonces, otros procesos electorales europeos han estado bajo la sombra de injerencia de Moscú.
En su investigación conjunta, varios medios europeos ―entre ellos Le Monde, EuObserver, el belga Humo o Radio Free Europe―, han logrado identificar a 20 de los espías rusos bajo abrigo diplomático expulsados por Bélgica a comienzos de 2023, en la que se considera la mayor oleada de espías detectados desde el comienzo de la guerra en Ucrania. Todos estaban vinculados, según los reportes, a los servicios rusos de inteligencia exterior (SVR), el interior (FSB) o el militar (GRU). Entre ellos, destaca el nombre de Dmitry Iordanidi, vinculado al SVR y que previamente había ejercido como número dos de la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Bosnia-Herzegovina. Iordanidi parece seguir contando, pese a su descubrimiento, con la confianza del Kremlin. La investigación revela que su nombre figura actualmente como candidato para dirigir otra misión de la OSCE en Serbia, Kazajistán o en Kirguistán.
Pese a estos golpes al espionaje ruso, este sigue activo en Europa. En su informe anual, publicado a comienzos de año, el VSSE belga señala que las expulsiones han “frenado severamente” la capacidad de los servicios de inteligencia rusos y su “libertad de movimiento” en territorio europeo. No obstante, advierte, Rusia no ha tirado la toalla, sino que está optando por una “agresiva estrategia híbrida” que pasa por obtener información sobre el apoyo militar y financiero a Ucrania de los países europeos o sobre las sanciones rusas como. Por otro lado, intentar “desestabilizar y desacreditar” a Occidente creando o agitando un “clima de malestar social, o mediante la diseminación de sus propias narrativas ideológicas”. Para ello, sobre todo desde 2024, los servicios de inteligencia rusos apuestan por “formas innovadoras” de reclutar agentes autónomos, a través incluso de las redes sociales, o usando de manera “creciente” también redes criminales.
Tras las expulsiones de espías “vimos durante un tiempo una disminución de sus capacidades para llevar a cabo operaciones de inteligencia malignas, pero estas han sido restituidas”, corroboró a Le Monde James Appathurai, exportavoz de la OTAN y actual secretario general adjunto para los desafíos de seguridad emergentes. Rusia sigue reclutando agentes para realizar “sabotajes, a veces contra propiedades de políticos, o incendios provocados, o descarrilamientos” de trenes, indicó. En abril de 2024, Alemania detuvo a dos presuntos espías rusos acusados de buscar posibles objetivos para atentar en el país, en un intento de sabotear el apoyo alemán a Ucrania.
Que la amenaza sigue muy presente ha quedado claro este mismo mes. A comienzos de marzo, la prensa belga reveló que los principales responsables de la empresa que gestiona los casi 200.000 millones de euros en activos congelados rusos, Euroclear, cuentan con un servicio de protección privada desde que, en diciembre, se detectara un dron sospechoso cerca de sus oficinas, justo cuando el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, visitó Bruselas. La decisión fue tomada después de que medios alemanes revelaran el año pasado un presunto plan para asesinar al director ejecutivo de Rheinmetall, una empresa germana que suministra armas a Ucrania.