Un movimiento ciudadano en los Balcanes promueve el boicot de las compras para protestar contra los precios
La campaña se inició en Croacia a finales de enero y consiguió en 24 horas que la facturación en los comercios cayera a la mitad. El Gobierno responde con una ley para aumentar la transparencia en el mercado
Los viernes se han convertido en jornadas de protesta en Croacia. Cientos de miles de consumidores limitan ese día sus compras a los artículos de primera necesidad. La organización ciudadana Halo, Inspektore (Hola, Inspector), fundada hace cinco años, inició el 24 de enero un boicot de 24 horas contra los principales centros comerciales del país para protestar contra la subida de los precios. Y la facturación descendió esa jornada un 53%, según datos de la Administración tributaria del país. Al viernes siguiente el boicot se extendió a gas...
Los viernes se han convertido en jornadas de protesta en Croacia. Cientos de miles de consumidores limitan ese día sus compras a los artículos de primera necesidad. La organización ciudadana Halo, Inspektore (Hola, Inspector), fundada hace cinco años, inició el 24 de enero un boicot de 24 horas contra los principales centros comerciales del país para protestar contra la subida de los precios. Y la facturación descendió esa jornada un 53%, según datos de la Administración tributaria del país. Al viernes siguiente el boicot se extendió a gasolineras, empresas de entrega a domicilio, cafeterías y compras por internet. Cada siete días los seguidores de Halo, Inspektore en su página Facebook eligen mediante una encuesta una marca a la que boicotear durante una semana. Y desde este viernes el boicot alcanza a los bancos. Tras cinco semanas de protestas, la iniciativa de los consumidores croatas se ha extendido a otros países de la región balcánica como Serbia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina.
El Gobierno croata no se pronunció oficialmente sobre la campaña, aunque algunos ministros saludaron la iniciativa. Como respuesta indirecta, el Ejecutivo presentó la semana pasada un proyecto de ley que pretende garantizar la transparencia en el establecimiento de los precios. El Parlamento lo ha aprobado este viernes y se espera que entre en vigor la semana próxima.
Croacia, con cuatro millones de habitantes, presentó el pasado enero el mayor nivel de inflación medida por el indicador armonizado (el Índice Armonizado de Precios al Consumo de la zona euro), con un 5%, el doble que la media, según la oficina europea de estadísticas. El Ejecutivo croata argumenta a este diario, mediante un mensaje escrito, que el hecho de que esa cifra sea tan alta se debe a que el índice armonizado incluye una gran parte del consumo de los turistas extranjeros.
El Gobierno de Croacia asegura que desde el inicio de su mandato en octubre de 2016, y hasta noviembre de 2024, los salarios medios crecieron un 77% y las pensiones un 75%. Mientras tanto, agrega, la inflación acumulada durante ese período ascendió al 32%, muy por debajo de sueldos y prestaciones.
Croacia tiene un Gobierno de coalición liderado por la Unión Democrática Croata (HDZ), del primer ministro conservador Andrej Plenkovic, en el poder desde 2016. Su partido venció en las legislativas de 2024 y gobierna con el apoyo del ultraderechista Movimiento Patriótico (DP).
Eugen Kelemen, portavoz de Halo, Inspektore, explica mediante videoconferencia desde Zagreb que en los últimos cinco meses se han producido grandes incrementos en los precios de los alimentos, que fueron el desencadenante de la campaña. Asegura que el boicot fue apoyado por “casi todos los partidos del país”. Pero Kelemen subraya que el suyo es un “movimiento de los consumidores” y que su éxito radica en que no tiene ninguna servidumbre política.
La causa de los altos precios
La causa de los altos precios, según Maja Bogovic, directora del departamento de Comercio de la Cámara Croata de Economía (CCE), está relacionada con el alto crecimiento económico del país. “En el tercer trimestre de 2024, el crecimiento fue del 3,9%, uno de los más altos de la Unión Europea. También estamos viendo aumentos en las pensiones y los salarios, lo que lleva a una subida de la renta disponible y, por tanto, del consumo”, explica Bogovic por correo electrónico.
Lo que más frustra a los consumidores, según Kelemen, es el hecho de que el precio del mismo producto en las tiendas croatas sea “significativamente más alto que en las tiendas de la misma cadena en Alemania, Italia o Eslovenia”. El activista achaca la inflación, entre otros factores, a la llegada masiva de turistas y a una producción nacional “insuficiente”. Los bienes que llegan de fuera suelen ser más caros. El activista remarca que “es responsabilidad de las autoridades” resolver esos problemas de fondo.
El Gobierno croata replica que la inflación fue del 10,7% en 2022 y cayó drásticamente al 3% en 2024. Pero reconoce que para seguir reduciéndola se necesita “un mayor compromiso de todos los agentes del mercado” que fijan los precios, “especialmente comerciantes, fabricantes y distribuidores”.
Tanto el Gobierno como el Banco Central de Croacia coinciden en precisar que la incorporación de Croacia a la zona euro, en enero de 2023, apenas tuvo un efecto significativo en los precios. “Desde la perspectiva del consumidor, no se registró ningún aumento de la inflación”, señala el Banco Central.
Otros países de los Balcanes
Las campañas de boicot se han extendido a otros países de la región balcánica, al margen de la zona euro. Desde Serbia, Dejan Gavrilovic, portavoz de la Asociación de Protección de Consumidores Efektiva, explica por teléfono que el boicot allí comenzó el mismo día que en Croacia, el viernes 24 de enero. Gavrilovic asegura que los precios de los alimentos en Serbia, con 6,7 millones de habitantes, son más altos que los de Croacia y que el salario medio es mucho más bajo.
En cuanto al seguimiento de la campaña, Gavrilovic lamenta que en su país, “a diferencia de Croacia”, el primer boicot no tuvo difusión de la televisión nacional ni de los medios de comunicación. “A pesar de eso, el resultado en Serbia es bueno, aunque peor que en Croacia”, sostiene.
En Montenegro, país de 626.000 habitantes, Zarija Pavicevic, portavoz de la asociación Alternativa Crna Gora, asegura que ellos convocaron el viernes 31 de enero una campaña de boicot y las ventas “en los principales supermercados” cayeron un 56% en comparación con el mismo día de la semana anterior. Dice que la respuesta superó todas las expectativas. “Se trata de una lucha por la dignidad económica de todos los ciudadanos”, concluye Pavicevic.
En Bosnia-Herzegovina (3,2 millones de habitantes), Souad Dozic coordina un grupo de Facebook que busca replicar los efectos de la campaña en Croacia. En Bulgaria (6,4 millones de habitantes), el exdiplomático Velizar Enchev coordina a varias asociaciones que se han unido para promover un boicot.
Andrius Tursa, asesor para Europa Central y del Este de la consultora Teneo, indica mediante videoconferencia desde Vilnius (Lituania) que será muy interesante ver cómo evolucionan estas campañas en la región. “Si esto se prolonga, puede provocar un problema de reputación para ciertas marcas internacionales en el caso de que comiencen a percibir que tienen precios extremadamente caros”.