El general Joseph Aoun, elegido nuevo presidente de Líbano tras dos años de parálisis política
El militar, candidato favorito de EE UU y de Arabia Saudí, deberá velar por la aplicación del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá
Tras dos años y medio de parálisis y bloqueo político, el Parlamento de Líbano eligió el jueves al general Joseph Aoun como nuevo presidente del país, que en el último lustro ha encadenado varias crisis de diverso tipo. Aoun, considerado el candidato favorito de EE UU y de Arabia Saudí, fue elegido en segunda vuelta con el apoyo de 99 diputados de los 128 de la cámara legislativa. Los principales retos del general, que hasta ahora ocupaba el cargo de Supremo del ejército libanés, serán velar por la aplicación del acuerdo de alto el fuego entre Israel y la milicia pro-iraní Hezbolá y nombrar un nuevo primer ministro capaz de negociar con la comunidad internacional las ayudas necesarias para reconstruir el país tras la guerra del pasado otoño.
“Una nueva fase en la historia del Líbano empieza hoy”, ha declarado Aoun en la ceremonia de toma de posesión de su nuevo cargo. El general, un político independiente de 61 años, ha situado como su principal prioridad la “construcción” de la nación y de su ejército, y ha señalado que con su elección no hay ningún “perdedor”. Su nombramiento ha llegado en la segunda votación, pues en la primera ha obtenido el voto de 71 diputados, lejos de la mayoría requerida. Durante un receso de un par de horas entre ambas votaciones, Aoun se reunió con los representantes de los partidos chiíes Amal y Hezbolá, y logró obtener finalmente su respaldo, por lo que su nombramiento se ha forjado a partir de un consenso mayor de lo esperado. De acuerdo con el reparto confesional del poder, el cargo de presidente lo debe ocupar un cristiano, y el de primer ministro, un musulmán suní, y el de presidente del Parlamento, un musulmán chií.
El Líbano, un pequeño país con más de cinco millones de habitantes, ha experimentado una grave crisis económica a raíz del colapso de su sistema bancario en 2019. Durante los años siguientes, la lira libanesa perdió un 98% de su valor, y se triplicó el porcentaje de población bajo el umbral de la pobreza hasta alcanzar casi la mitad de la población. Una potente explosión en el puerto de Beirut de 2020, y sobre todo, el conflicto bélico entre Hezbolá e Israel del año pasado todavía agravaron más las dificultades de los libaneses.
Según el analista Michael Young, del think tank Carnegie, la elección de Aoun es un reflejo del cambio en los equilibrios políticos en la región acaecido en los últimos meses, y que se ha traducido en una notable erosión de la influencia de Irán. Al debilitamiento de Hezbolá fruto de la guerra con Israel hay que añadir la caída del régimen del clan de los Asad en Siria, aliados de Teherán desde hace más de cuatro décadas. “La derrota de Hezbolá en el reciente conflicto con Israel ha dejado un vacío, y parece que los estadounidenses […] creen que solo el ejército puede, y debe, llenar ese vacío”, ha escrito en un artículo Young. El anterior presidente, Michel Aoun ―sin relación de parentesco con el nuevo presidente―, era un aliado de Hezbolá.
El analista Gassan Saoud coincide en otorgar un peso decisivo al apoyo exterior a Aoun. “Sin el respaldo de EEUU y de Arabia Saudí, Aoun no habría conseguido ni tan siquiera 15 votos”, ha explicado en el canal de televisión libanés Al Mayadeen. El hecho de que un debilitado Irán, que también padece una severa crisis económica, no pueda sufragar la reconstrucción de las zonas destruidas por los bombardeos israelíes ayuda a explicar la elección de Aoun. En las doce votaciones anteriores celebradas durante un periodo de más de dos años y medio, ningún candidato había logrado el quorum necesario.
El asunto que concentrará las energías del flamante presidente durante los próximos días será hacer cumplir el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá, firmado el pasado 27 de noviembre. El pacto, que no ha evitado numerosos bombardeos israelíes en el país de los cedros, establecía un periodo de 60 días para la retirada de las tropas israelíes del territorio del sur del Líbano que ocupan desde su ofensiva del pasado 1 de octubre. A cambio, Hezbolá se comprometió a retirar sus tropas presentes al sur del río Litani, situado a 30 kilómetros de la frontera israelí, una franja que pasaría a ser controlada de forma exclusiva por el ejército libanés.
A falta de poco más de dos semanas para el fin de la tregua, el próximo 26 de enero, Israel apenas ha movido sus tropas desplegadas en territorio libanés, lo que suscita sospechas respecto a su intención real de cumplir lo pactado. Aunque el enviado de EEUU Amos Hochstein aseguró recientemente que Israel se retirará de todo el territorio ocupado, en Líbano se sospecha que el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, podría estar esperando a la llegada de su aliado Donald Trump a la Casa Blanca el próximo día 20 de enero para romper el acuerdo o bien renegociarlo bajo unas condiciones más favorables