Israel intensifica sus ataques sobre Gaza y Líbano y causa más de 150 muertos
El ejército provoca una matanza en un edificio residencial en el norte de la Franja y se ceba con el valle de la Becá libanés, que vive su jornada más letal en un año de enfrentamientos, sin aviso previo para evacuar
El ejército israelí ha bombardeado este martes Gaza y Líbano como si fuesen espejos, con intensos ataques en el norte de la Franja palestina y en el valle de la Becá, que han dejado imágenes desgarradoras y más de 150 muertos. La Becá, en el este de Líbano, frontera con Siria, ha vivido su jornada más letal en un año de enfrentamientos, con al menos 67 muertos en una oleada de ataques sin aviso previo para evacuar, según el gobernador del distrito, Bachir Jodor. “Son solo los cadáveres que han sido extraídos de los escombros, todavía no tenemos un balance final”, ha declarado a la agencia Reut...
El ejército israelí ha bombardeado este martes Gaza y Líbano como si fuesen espejos, con intensos ataques en el norte de la Franja palestina y en el valle de la Becá, que han dejado imágenes desgarradoras y más de 150 muertos. La Becá, en el este de Líbano, frontera con Siria, ha vivido su jornada más letal en un año de enfrentamientos, con al menos 67 muertos en una oleada de ataques sin aviso previo para evacuar, según el gobernador del distrito, Bachir Jodor. “Son solo los cadáveres que han sido extraídos de los escombros, todavía no tenemos un balance final”, ha declarado a la agencia Reuters. Los servicios de emergencias siguen buscando víctimas entre los restos de los edificios afectados.
En paralelo, y por cuarta semana consecutiva, Israel mantiene bombardeos de gran intensidad sobre el norte de Gaza. El ritmo de la ofensiva, con cientos de muertos, según fuentes sanitarias locales, no se ve afectado por la recuperación de las negociaciones en Doha para una posible tregua; la muerte en combate del máximo jefe de Hamás, Yahia Sinwar; la crisis humanitaria que sacude a cientos de miles de personas o las críticas internacionales al Gobierno que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu. Es casi siempre por las noches cuando la aviación israelí descarga sus proyectiles sobre zonas habitadas por civiles y que, según la versión oficial del Estado israelí, son escudos humanos empleados por las milicias palestinas en torno a sus centros de mando.
El último escenario de esta ofensiva ha sido una zona residencial de Beit Lahiya, en el norte de la Franja. Según el Ministerio de Sanidad, en manos de Hamás, al menos 60 personas han perdido la vida, por otras 17 que permanecen desaparecidas y 150 heridos. Ismail Al Thawabta, director de la oficina de medios del Gobierno gazatí de Hamás, eleva la cifra de muertos a 93.
El objetivo de este nuevo bombardeo ha sido un edificio de cinco plantas. Una parte importante de las víctimas son mujeres y niños, como la mayoría de los más de 43.000 muertos en el enclave durante la presente guerra, según las autoridades locales y los cálculos de la ONU. Las últimas semanas de asedio han mermado la ya escasa capacidad de atención de los hospitales, adonde con frecuencia es imposible trasladar a los heridos y los muertos por la presencia de militares o los ataques. La ofensiva israelí se mantiene al mismo tiempo que apenas llega ayuda humanitaria a la población local, que, en algunos casos, abandona esa área septentrional de la Franja empujada por las órdenes de evacuación forzosa del ejército.
La mayor crisis humanitaria de la Franja coincide con la aprobación a última hora del lunes de dos leyes en el Parlamento de Israel que prohíben las actividades de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), el principal organismo encargado de la atención a la población gazatí. También la misión de Naciones Unidas en el sur de Líbano está bajo una campaña de desprestigio del Gobierno de Netanyahu. Sus posiciones han sido atacadas ―en varias ocasiones, de forma repetida y a propósito― por el ejército israelí, que ha destruido barreras protectoras y lanzado proyectiles contra sus radares o la torre de vigilancia, causando heridos.
Los últimos ocho, austriacos, de levedad, este martes, por un cohete lanzado desde el norte, “probablemente por Hezbolá o un grupo afiliado”, según un comunicado de Unifil, la misión de la ONU en el sur de Líbano. En este subraya, además, que sus fuerzas de paz “permanecen en todas las posiciones y continúan sus actividades operacionales, adaptadas a la situación actual”. “Los convoyes de suministros y las rotaciones de contingentes dentro y fuera del Líbano continúan con normalidad, pese a las dificultades”, continúa la nota.
Los blindados israelíes han penetrado por primera vez a seis kilómetros de la frontera, cerca de la aldea de Jiam, según la agencia estatal de noticias libanesa. Es lo más profundo desde el inicio de la invasión, el pasado día 1. En torno a 670 de los más de 10.000 militares desplegados son españoles.
En Gaza, el hospital Kamal Adwan ha sido uno de los objetivos de las tropas de ocupación en los últimos días. Se trata de uno de los tres principales centros que tratan de hacer frente, sin apenas medios, a los cientos de heridos y cadáveres que les llegan. Tras días de asedio, los militares lo tomaron durante unas horas el pasado fin de semana. Se sucedieron las imágenes de decenas de hombres de todas las edades obligados a quedarse en calzoncillos en medio de los escombros que rodean el lugar. Se llevaron a cabo detenciones e interrogatorios.
El propio director del hospital, Husam Abu Safieh, fue uno de ellos. “Me han arrestado y me han interrogado. Después, me llevaron al hospital, donde detuvieron a 31 miembros del personal médico. Ayer mataron a mi hijo de 21 años”, respondió a EL PAÍS por mensaje el domingo tras 48 horas sin hacerlo.
Los vídeos grabados por periodistas locales muestran a Safieh con su bata blanca, transportando la camilla con el cuerpo y llorando sobre el cadáver del joven antes de proceder al funeral. Los vídeos del interior de las instalaciones muestran un gran desorden, así como importantes daños.
El ejército informó el lunes de la detención de un centenar de milicianos palestinos, “terroristas”, según la versión oficial israelí, durante una “operación precisa contra un bastión terrorista de Hamás” en el hospital. Dijeron que habían hallado durante la redada armas, dinero en efectivo y documentos pertenecientes al conocido como Movimiento de Resistencia Islámica. Acusaron, además, a integrantes de Hamás de disfrazarse de personal sanitario. El ejército israelí publicó también un vídeo en el que, supuestamente, un conductor de ambulancia del Kamal Adwan, con el rostro borroso para no ser reconocido y cuya identidad se ignora, reconoce que Hamás operaba en las instalaciones.
Uno de los facultativos que permanecía desaparecido era el cirujano Mohamed Obaid, otro de los detenidos durante la redada militar israelí en el Kamal Adwan y que trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta ONG había perdido el contacto con él el viernes. Dos días antes informó a este diario por última vez de la situación en el norte de Gaza, después de que su casa fuera atacada y tuviera que refugiarse con su familia en el hospital Kamal Adwan tras llevar semanas ejerciendo en otro centro, el Al Awda. “No encuentro palabras para describir esta horrible situación”, lamentó.
MSF ha recibido confirmación de que Obaid se encuentra actualmente detenido por las fuerzas israelíes. La organización está en contacto con las autoridades israelíes y sigue pidiendo la seguridad y protección de su compañero, así como de todo el personal médico de Gaza.