La ONU rechaza la petición de Israel de evacuar a los cascos azules que vigilan la frontera con Líbano
Fuentes militares advierten de que el repliegue de los soldados de Naciones Unidas, muchos de ellos españoles, dejaría sin testigos la invasión israelí
Naciones Unidas ha rechazado evacuar los puestos de observación que los cascos azules tienen en la línea de separación entre Líbano e Israel —convertida en frente de los combates entre las tropas israelíes y la milicia proiraní Hezbolá—, como le ha reclamado el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Las Fuerzas de Defensa de Israel, que han advertido a la ONU de que consideran teatro de operaciones las zonas de Líbano más próximas a su territorio, han pedido la evacuación de más de una veintena de puestos de observación de la Unifil (...
Naciones Unidas ha rechazado evacuar los puestos de observación que los cascos azules tienen en la línea de separación entre Líbano e Israel —convertida en frente de los combates entre las tropas israelíes y la milicia proiraní Hezbolá—, como le ha reclamado el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Las Fuerzas de Defensa de Israel, que han advertido a la ONU de que consideran teatro de operaciones las zonas de Líbano más próximas a su territorio, han pedido la evacuación de más de una veintena de puestos de observación de la Unifil (Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano). El ejército israelí advierte de que no puede garantizar su seguridad, según fuentes de la organización internacional.
Aunque en medios militares se interpreta este mensaje como una amenaza velada, Naciones Unidas ha decidido mantener sus posiciones avanzadas, aunque ha reducido al mínimo el personal desplegado en las mismas y ha extremado las medidas de seguridad. Estas posiciones son las más vulnerables, como evidencia la muerte en una de ellas del cabo español Francisco Javier Soria, en enero de 2015. “La seguridad de los cascos azules sigue siendo nuestra primera prioridad”, subrayan portavoces de la ONU.
Sus máximos responsables admiten que la Unifil ya no puede cumplir su principal cometido: vigilar un alto el fuego entre Israel y Hezbolá que ha saltado por los aires. Y reconocen que se ha quedado sin su principal socio, tras la retirada de las zonas fronterizas de las Fuerzas Armadas del Líbano. Pero alegan que su presencia resulta esencial para proteger a la población civil del área y apoyar el reparto de ayuda humanitaria y que Unifil constituye en estos momentos el único canal de comunicación entre los dos contendientes.
La salida de los cascos azules de esos puestos de observación dejaría a la comunidad internacional sin información de lo que sucede sobre el terreno, agregan fuentes militares. “Y los testigos siempre son incómodos, especialmente para la fuerza invasora, en este caso Israel”. Y añaden: “Una vez abandonadas, sería muy difícil recuperar posiciones que marcan una de las fronteras más calientes del mundo”. En teoría, el objetivo de la operación israelí es eliminar la infraestructura militar de Hezbolá en las proximidades de su frontera norte, pero el Gobierno de Netanyahu no oculta su propósito de crear una zona tapón al sur del río Litani, justo en el área donde operan las tropas de Naciones Unidas.
Apoyo de España
España, que tiene actualmente un papel protagonista en Unifil, apoya plenamente la firmeza de Naciones Unidas. Un general de división español, Aroldo Lázaro, dirige a los más 10.000 militares y 800 civiles de 50 países que integran la misión de la ONU. Y un general de brigada español, Guillermo García del Barrio, dirige la brigada multinacional este, en la que hay 670 españoles. Procedentes, en su mayoría, de la brigada Aragón.
Una parte de los puestos que Israel ha pedido que sean evacuados están en el sector bajo mando español y el resto en el italiano de la Línea Azul, que hace las veces de frontera ante la falta de acuerdo sobre los límites territoriales entre Líbano e Israel.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha dicho este viernes en el Congreso que está en contacto permanente con el responsable de las operaciones de paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, con quien se vio recientemente en Nueva York, y ha asegurado que la tarea de los cascos azules es “indispensable” y su presencia resulta “clave para la seguridad y la estabilidad de la región”, aunque la responsabilidad de que se alcance el alto el fuego inmediato que reclama España es de los contendientes.
En su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado miércoles, su secretario general, António Guterres, subrayó que “las fuerzas de paz de Unifil siguen en sus puestos y la bandera de Naciones Unidas continúa ondeando, a pesar del requerimiento de Israel para que se reubiquen”. Guterres mostró su agradecimiento a los países que contribuyen con tropas a la misión en Líbano. En una decisión sin precedentes, Israel ha declarado al secretario general de Naciones Unidas persona non grata y le ha prohibido la entrada en el país, acusándolo de no condenar con suficiente firmeza el ataque con misiles de Irán el pasado día 1.