Israel intensifica su ofensiva contra Hezbolá con el asesinato en Beirut de dos altos mandos
El ataque con misiles, cerca de la capital libanesa, mata a al menos 14 personas, entre ellas dos jefes de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil y Ahmed Wahbi, y lleva Oriente Próximo a uno de sus mayores puntos de tensión en casi un año de crisis
Tras matar a más de 30 personas y herir a miles con la detonación a distancia de buscas y walkie-talkies, Israel ha elevado de nuevo este viernes el riesgo de una guerra total con el asesinato en Beirut de una de las principales figuras de Hezbolá con dos misiles que han matado al menos a otras 13 personas, entre los que se encuentran niños, y herido a 66. El bombardeo con aviones F-35 destrozó por completo el ...
Tras matar a más de 30 personas y herir a miles con la detonación a distancia de buscas y walkie-talkies, Israel ha elevado de nuevo este viernes el riesgo de una guerra total con el asesinato en Beirut de una de las principales figuras de Hezbolá con dos misiles que han matado al menos a otras 13 personas, entre los que se encuentran niños, y herido a 66. El bombardeo con aviones F-35 destrozó por completo el edificio en Dahiye ―el feudo del partido-milicia a las afueras de la capital libanesa que Israel no atacaba desde el asesinato del número dos de Hezbolá, Fuad Shukr, en julio― donde estaba el jefe de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil. El ejército israelí anunció su muerte a última hora de la tarde y Hezbolá no la ha confirmado hasta pasada la medianoche, junto con la de otro destacado comandante de la fuerza de élite, Ahmed Wahbi, que dirigió las operaciones en el frente libanés durante los primeros meses de la guerra en Gaza. El asesinato de mandos tan destacados, el inédito ataque tecnológico esta semana y 24 horas de fuego cruzado con una intensidad sin precedentes en los últimos meses colocan a Oriente Próximo en uno de sus mayores puntos de tensión desde el inicio de la guerra en Gaza, en octubre de 2023.
La “nueva fase de la guerra”, como la ha definido el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, está tomando la forma de ataques sin respiro, incluido contra la cúpula de Hezbolá, cuando se asume que aún se lame las heridas del doble ataque atribuido al Mosad, los servicios secretos en el exterior de Israel, que ha dejado en Líbano cerca de 40 muertos (tanto civiles como milicianos) y unos 3.000 heridos. “La secuencia de acciones continuará hasta que se logre nuestro objetivo: el retorno seguro de los residentes del norte a sus hogares”, advirtió Gallant en un comunicado en la tarde del viernes. “Los objetivos de Israel estaban claros y las medidas hablan por sí mismas”, añadió el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en otro comunicado.
La sensación de vulnerabilidad y el nerviosismo eran visibles en Dahiye, una hora después de la explosión cerca de la mezquita Al Qaem, que dejó una columna de humo sobre el cielo al sur de la capital. Los accesos al lugar han sido cerrados con vallas por todas las direcciones y jóvenes de Hezbolá y de Amal, la otra gran facción chií, impedían el paso incluso a quienes se presentaban como enfermeros y periodistas. Solo permitían apuntar las cámaras en la dirección opuesta a la calle que da acceso al lugar, donde se podía ver un trasiego caótico de ambulancias y vehículos de transporte de soldados del ejército libanés.
El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, aseguró que entre los muertos hay otros mandos de Radwan con los que estaba reunido Aqil. Washington lleva cuatro décadas ofreciendo siete millones de dólares (unos 6,3 millones de euros) a cambio de información sobre su paradero, al considerarlo uno de los responsables del ataque a la Embajada de EE UU que mató a 63 personas en 1983.
El bombardeo muestra tanto el nivel de información de inteligencia que Israel posee en estos momentos sobre Hezbolá (más aún tras el pirateo tecnológico) como su disposición a aprovechar la voz cantante para apretar el acelerador bélico, aún a riesgo de una guerra abierta que ha demostrado sobradamente desear más que Hezbolá. Hagari ha subrayado que no cambian de momento las instrucciones a la población israelí en general, como suelen hacer cuando consideran inminente una represalia.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha asegurado que el bombardeo sobre la capital demuestra que Israel “no tiene en cuenta consideración humanitaria, legal o moral alguna”. El portavoz de la Casa Blanca para asuntos de seguridad nacional, John Kirby, ha pedido a los ciudadanos estadounidenses que se abstengan de viajar a Líbano y ha añadido que no tiene conocimiento de ninguna notificación de Israel a Washington sobre las operaciones de este viernes. Netanyahu, que tenía previsto viajar el lunes a Estados Unidos para asistir a la Asamblea General de la ONU, donde intervendrá el viernes, ha retrasado el viaje al martes, según medios israelíes.
Todo después de dos jornadas de fuego cruzado con pocos precedentes en casi un año de enfrentamientos en la frontera. Este viernes, con los cadáveres recién enterrados y miles de heridos recuperándose del doble ataque con buscas y walkie-talkies explosivos, Israel anunció haber destrozado cientos de lanzaderas de cohetes en una intensa oleada de dos horas de bombardeos en feudos de Hezbolá en Líbano. También llamó a los habitantes de varias localidades del norte del país, incluidas algunas a decenas de kilómetros de la frontera, a permanecer cerca de los refugios.
Apenas unas horas antes del bombardeo sobre Beirut, Hezbolá había respondido a la ofensiva israelí de las últimas horas con una de sus mayores salvas de proyectiles (140) de los enfrentamientos que mantienen desde octubre de 2023. La milicia asegura que los objetivos eran instalaciones militares. El ejército ha identificado el cruce de 120, de los que algunos fueron interceptados por el escudo antimisiles y otros causaron incendios. Las autoridades israelíes han retomado las instrucciones de seguridad a la población del norte que habían retirado previamente.
Cohetes sobre Israel
Pasado el mediodía, eran visibles los intercambios de proyectiles sobre el cielo en los alrededores de Kiriat Shmona, una ciudad israelí de 20.000 habitantes frecuentemente bombardeada por Hezbolá ubicada a dos kilómetros de la frontera y que fue evacuada al comienzo de la contienda. Sobre los montes que demarcan la separación de los dos países, se alzaban columnas de humo. Los disparos de artillería retumbaban en las calles desiertas de la localidad.
Los proyectiles del escudo antimisiles israelí, conocido como Cúpula de Hierro, trataban de interceptar los cohetes que llegaban desde el lado libanés. Avi, un veinteañero despreocupado, avanzaba por una de las vías de Kiriat Shmona sin acudir a ninguno de los refugios diseminados delante de las viviendas. Tampoco tenía ganas de conversar. El autobús número 12 transitaba minutos después sin un solo pasajero en su interior. Avanzada la tarde, las detonaciones seguían escuchándose.
Uno de los cohetes lanzados desde Líbano impactó a media tarde en la carretera 90, al sur de Kiriat Shmona, cerca del kibutz Ayelet Hashahar. La policía la cerró al tráfico durante media hora. El impacto no causó víctimas, pero los restos del misil incrustados en el asfalto, según la imagen facilitada por los agentes, suponen una advertencia a los habitantes que se mueven por la zona.
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