Kamala Harris urge a Netanyahu a cerrar el acuerdo de alto el fuego para poner fin a la guerra de Gaza

El primer ministro israelí se entrevista por separado con la vicepresidenta y el presidente Biden un día después de defender ante el Congreso de EE UU su gestión de la contienda y pedir más armas para derrotar a Hamás

Kamala Harris saluda a Benjamin Netanyahu, el 25 de julio en Washington (EE UU).Foto: EFE | Vídeo: AP

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha recibido este jueves en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un día después de que este se dirigiera al Congreso para defender su guerra total contra Gaza. En su breve comparecencia ante la prensa, antes de reunirse a puerta cerrada, Netanyahu agradeció a su anfitrión, como había hecho la víspera, los “50 años de apoyo a Israel y los 50 años de ser...

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha recibido este jueves en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un día después de que este se dirigiera al Congreso para defender su guerra total contra Gaza. En su breve comparecencia ante la prensa, antes de reunirse a puerta cerrada, Netanyahu agradeció a su anfitrión, como había hecho la víspera, los “50 años de apoyo a Israel y los 50 años de servicio público”. El mandatario demócrata acogió bienhumorado una nueva alusión del israelí a sus orígenes irlandeses (”un orgulloso sionista irlandés-estadounidense”, le llamó el miércoles) y se limitó a señalar: “Tenemos mucho de qué hablar”.

Pero la reunión de los dos mandatarios quedó opacada por la que mantuvieron a continuación el israelí y la vicepresidenta y aspirante demócrata a la nominación presidencial, Kamala Harris. “Acabo de decirle al primer ministro Netanyahu que es hora de que se cierre el acuerdo [de alto el fuego]. Así que a todos los que han estado pidiendo un alto el fuego y anhelan la paz, los veo y los escucho. Cerremos el acuerdo para conseguir un alto el fuego y poner fin a la guerra”, ha declarado Harris, que subrayó sobre la “terrible” situación humanitaria en Gaza: “No podemos mirar hacia otro lado”. Harris, que incidió también en la necesaria liberación de los rehenes, afirmó que, aunque mantiene un «compromiso inquebrantable con Israel», «no guardará silencio» sobre el coste humanitario en la Franja.

El primer punto del orden del día de ambas reuniones fue el alto el fuego, en conversaciones patrocinadas durante meses por Washington, y que funcionarios estadounidenses señalaron antes de llegar Netanyahu a la Casa Blanca que podría estar a punto de cerrarse. “Estamos más cerca que nunca”, dijo una fuente de la Administración demócrata a la CNN; “depende de los israelíes aceptarlo”. Tras la entrevista privada de Biden y Netanyahu, ambos tenían previsto reunirse con las familias de los rehenes estadounidenses en poder de Hamás: la liberación del resto de los rehenes es condición sine qua non para la firma del alto el fuego, y viceversa.

El tono más tajante y duro de la vicepresidenta, con la que Netanyahu se vio en su despacho oficial de la Casa Blanca, concuerda con los llamamientos efectuados en los últimos meses no solo en favor de un alto el fuego inmediato —fue el primer alto cargo de la Administración demócrata en pedirlo, antes que el presidente— sino de la protección de la población civil en la Franja, que la aspirante considera ha sufrido un daño desproporcionado en la ofensiva militar israelí contra Hamás. Su enérgico llamamiento a un alto el fuego ha de contrariar la determinación mostrada por Netanyahu el miércoles durante su discurso al Congreso, en el que no sólo defendió su gestión de la guerra, sino que pidió a EE UU “más armas” para acabar cuanto antes con Hamás, aun a costa de arrasar definitivamente Gaza.

No obstante, tras el discurso de Netanyahu al Congreso, en medio de un clima de tensión en el interior y el exterior del Capitolio, Harris condenó con dureza una manifestación propalestina, en la que alrededor de 5.000 asistentes enarbolaron carteles que llamaban al israelí genocida y criminal de guerra, por considerarla “antisemita” y “antipatriótica”. Al menos seis personas fueron detenidas durante la protesta, en la que se quemó una bandera estadounidense. Harris, casada con un judío, calificó los actos de “despreciables y peligrosa retórica de odio”. En su condena, vinculó la protesta a Hamás, validando el discurso de Netanyahu la víspera, dedicado en buena parte a la supuesta promoción por parte de Irán de las protestas antiisraelíes, incluida la del Capitolio. “Las pintadas y la retórica pro-Hamás son aborrecibles, no podemos tolerarlas”, dijo la vicepresidenta. La Casa Blanca se ha rodeado este jueves de vallas de seguridad adicionales para protegerla de posibles protestas.

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Un “amigo”

En una comparecencia ante la prensa mientras Biden y Netanyahu aún permanecían reunidos a puerta cerrada en el Despacho Oval, John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, abundó en los comentarios de Harris. El primer ministro israelí, dijo Kirby, no es “criminal de guerra”, sino un “amigo” de Estados Unidos. “No le consideramos un criminal de guerra, es un aliado, un socio y un amigo. No consideramos que las conclusiones del Tribunal Penal Internacional sean adecuadas o relevantes”, concluyó el portavoz sobre la petición del tribunal de La Haya a los jueces de detener al primer ministro israelí y a la cúpula de Hamás por la presunta comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza.

La reunión con Harris había suscitado especial interés, no solo porque será, con toda probabilidad, la candidata demócrata a la presidencia, sino también por apreciar cuánto va a diferenciarse su programa de la política de Biden: todo parece indicar que, en Israel y otros asuntos de política exterior, no habrá rupturas y se impondrá el continuismo, pero se mueve en un difícil equilibrio: apoyar el derecho de Israel a defenderse y a la vez condenar la difícil situación humanitaria en que se hallan los palestinos en la Franja, de la que Netanyahu culpó el miércoles a Hamás “por puro cálculo político”. Los comentarios de Harris sobre la protesta propalestina del miércoles parecen haber impreso el primer giro a su discurso, compatible en cualquier caso con su enérgico llamamiento al alto el fuego.

La visita de Netanyahu es la primera al aliado más importante de Israel desde que regresó al poder, para un sexto mandato, a finales de 2022. Los dos mandatarios han mantenido tensas relaciones en los últimos meses a causa de la brutalidad de las acciones militares de Israel en la Franja, que han causado más de 39.000 muertos y unos 90.000 heridos, además de desencadenar una crisis humanitaria sin parangón. Mientras protegía los intereses de Israel en votaciones críticas de la ONU, con repetidos vetos a resoluciones de alto el fuego, Washington, uno de los principales proveedores de armas de Israel, tomaba también la decisión de paralizar el envío de 3.500 bombas pesadas, una medida criticada con especial dureza por Netanyahu y una de las causas del creciente desencuentro con Biden.

No obstante, la pérdida de influencia de Biden aunque aún le queden seis meses de mandato —es un “pato cojo”, el término utilizado en la política estadounidense para definir a quienes no volverán a ser reelegidos— o las incógnitas sobre el futuro de Harris, empatada en muchas encuestas con el republicano Donald Trump, plantean dudas sobre el alcance real de las entrevistas y, sobre todo, sobre su influencia real sobre las acciones de Netanyahu ante el elusivo acuerdo de alto el fuego. Tras su visita a Washington, el primer ministro israelí viajará a Mar-a-Lago (Florida) para encontrarse con Trump este viernes. Será el segundo líder extranjero, tras el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que visita al candidato republicano en el último mes.

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