Orbán copia a Trump con el eslogan húngaro para su presidencia del Consejo de la UE: “Hagamos que Europa vuelva a ser grande”
El 1 de julio, Hungría toma el testigo de Bélgica y pasa a hacerse cargo del semestre europeo
El eslogan que ha elegido Hungría para su presidencia del Consejo de la UE no deja dudas sobre la cercanía del primer ministro Viktor Orbán con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Los húngaros han copiado el eslogan que llevó al populista Trump a la Casa Blanca en 2016 adaptándolo a la UE: “Make America great again” (“Hagamos que América vuelva a ser grande”, en español) se ha convertido en “Make Europe great again”. La proximidad entre amb...
El eslogan que ha elegido Hungría para su presidencia del Consejo de la UE no deja dudas sobre la cercanía del primer ministro Viktor Orbán con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Los húngaros han copiado el eslogan que llevó al populista Trump a la Casa Blanca en 2016 adaptándolo a la UE: “Make America great again” (“Hagamos que América vuelva a ser grande”, en español) se ha convertido en “Make Europe great again”. La proximidad entre ambos líderes ultras es evidente cada vez que habla uno sobre el otro; por ejemplo, el pasado abril el húngaro no dudó en decir que las relaciones entre Hungría y Estados Unidos, ahora muy deterioradas, están “esperando a Donald Trump”, quien es candidato por el Partido Republicano para volver a Casa Blanca.
A pesar de este calco evidente, con una sola variación, el ministro de Asuntos Europeos húngaro, János Bóka, ha declarado en la presentación de las prioridades de su semestre europeo: “No hay sensación de déjà vu por el eslogan de Trump. No sé si Donald Trump quiso alguna vez volver a hacer grande a Europa”. Según Bóka, lo que busca su país es hacer referencia a “una presidencia activa”.
En la capital comunitaria se mira con mucho recelo la presidencia de Hungría del Consejo de la UE, que empieza el 1 de julio y toma el testigo de Bélgica. El Parlamento Europeo, de hecho, pidió al Consejo que estudiara la forma de vetar este semestre de presidencia húngara ante las trabas que pone habitualmente Budapest a las decisiones en torno a nuevas normas o medidas comunitarias. Durante este periodo, a Budapest le va a tocar, como hace justo ahora un año a España, coordinar los debates e incluso impulsarlos para que los Estados miembros fijen una posición sobre las propuestas legislativas de la Comisión Europea. También deberá negociar las iniciativas del Ejecutivo de la Unión con la otra institución colegisladora, la Eurocámara.
Desde que Orbán volvió al poder en 2010, el político húngaro se ha convertido en un quebradero de cabeza para los socios, el Parlamento Europeo y la Comisión. Su postura ultranacionalista y extremadamente conservadora le ha llevado a múltiples choques con todas las instituciones de la UE, también con el Tribunal de Justicia de la UE, que hace una semana lo condenó a pagar una multa de 200 millones de euros por no cumplir con un acuerdo del Consejo sobre refugiados sirios de 2015, más un millón de euros diario por cada día que no ejecute la sentencia. Este ha sido el último capítulo de una deriva que ha llevado a los eurodiputados a calificar a Hungría de “autocracia electoral”; la UE ha retenido decenas de miles de millones de euros a Budapest por no luchar contra la corrupción o incumplir la Carta Europea de derechos fundamentales.
Sobre el momento en que Hungría va a hacerse cargo del Consejo, Bóka ha señalado: “Tomamos el relevo en un entorno muy difícil: una guerra en nuestro vecindario [en referencia a la invasión rusa de Ucrania], la amenaza de quedarnos rezagados frente a nuestros competidores mundiales, problemas de seguridad, emigración ilegal, catástrofes naturales, cambio climático y desafíos demográficos”.
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