La UE destinará hasta 1.500 millones a Líbano para apuntalar su economía y controlar la migración

Los Veintisiete temen que una escalada regional por la guerra de Israel en Gaza desestabilice más este país, con 1,5 millones de refugiados. Von der Leyen y el presidente chipriota visitan Beirut este jueves

Manifestación por el Día Internacional del Trabajo este miércoles en Beirut, capital de Líbano. El país está sumido en una profunda crisis económica desde 2019.WAEL HAMZEH (EFE)

La Unión Europea expande su política de pactos. Tras los controvertidos acuerdos —enfocados en frenar las llegadas a territorio comunitario— con Túnez, Egipto y Mauritania, Bruselas ultima una fórmula con un espíritu similar con Líbano, al que destinará un paquete de asistencia financiera de entre 1.000 y 1.500 millones de euros hasta 2027, según esbozan fuentes comunitarias. Los Veintisiete están profundamente preocupados por el país ár...

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La Unión Europea expande su política de pactos. Tras los controvertidos acuerdos —enfocados en frenar las llegadas a territorio comunitario— con Túnez, Egipto y Mauritania, Bruselas ultima una fórmula con un espíritu similar con Líbano, al que destinará un paquete de asistencia financiera de entre 1.000 y 1.500 millones de euros hasta 2027, según esbozan fuentes comunitarias. Los Veintisiete están profundamente preocupados por el país árabe, sumido en una grave crisis económica y al que se teme que se extienda el conflicto de Israel en Gaza. El paquete financiero europeo, que todavía se está ajustando y que en buena medida incluye dinero reasignado de otras partidas, lo anunciará previsiblemente este jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente de Chipre, Nikos Christodoulides, en una visita a Beirut. Las cantidades se destinarán a proyectos para tratar de estabilizar el país y a las Fuerzas Armadas, con las que la UE ya tiene programas de asistencia. También habrá fondos para el control de fronteras, indican fuentes europeas.

La UE pone el dinero sobre la mesa para tratar de estabilizar la situación del país, en una situación crítica desde 2019, con un desplome superior al 50% del PIB desde ese año. La guerra de Israel en Gaza y sus enfrentamientos con el movimiento libanés Hezbolá (respaldado por Irán) en el sur del país hacen temer una repetición de la guerra de 2006 y han puesto al ya frágil país al borde del abismo.

Líbano, de 5,4 millones de habitantes, es uno de los países con más refugiados per cápita del mundo: 1,5 millones (una cuarta parte de la población), de los cuales 790.000 están registrados como refugiados con Acnur, la Agencia de la ONU para los refugiados. Chipre, el país comunitario más cercano —100 millas náuticas, unos 185 kilómetros que se completan en unas 10 horas de navegación por el Mediterráneo— ha visto un aumento de las llegadas de solicitantes de asilo desde el país árabe: en lo que va de 2024, ha recibido más de 2.000 sirios por mar, cuando en el mismo periodo del año pasado fueron 78.

En la última cumbre europea, a mediados de abril, los líderes se mostraron especialmente inquietos por la posibilidad de que el conflicto se extienda a Líbano y que el país termine por derrumbarse. Entonces ya hablaron de fórmulas para ayudar a estabilizarlo, apoyar sus reformas y “fortalecer” a las Fuerzas Armadas, cuerpo al que tratan de “empoderar” con esa nueva inyección financiera, explica una fuente diplomática.

La UE busca impulsar la resolución 1701 de 2006 (que puso fin a la guerra entre Israel y Líbano), en la que se pedía que los grupos armados no estatales, como Hezbolá, abandonaran el sur del país y que el ejército regular se desplegara allí. Los Veintisiete, ha remarcado este miércoles el alto representante de la Unión para Política Exterior, Josep Borrell, también apoyan la iniciativa de Francia para crear una “zona de seguridad” de 10 kilómetros en la frontera con Israel y que este país detenga los ataques al sur. El acuerdo financiero de la UE busca apuntalar las condiciones para todo ello, indica una alta fuente comunitaria.

Y, aunque el modelo de Líbano es muy específico, porque el país está en una situación bastante conflictiva, ahonda en esa nueva política comunitaria de externalizar lo relacionado con el control de flujos migratorios para frenar las llegadas a Europa. También en el acuerdo para Líbano parte de los fondos son reciclados o redistribuidos de otras partidas. El pasado diciembre, la UE anunció un paquete de más de 205 millones de euros para Beirut para los refugiados sirios, y fuentes europeas señalan que esa cantidad podría ir dentro del nuevo paquete. Como principal interesado en aplacar la situación, Chipre también podría sumar fondos, como lo hizo España en el acuerdo migratorio con Mauritania (500 millones de euros en total), uno de los principales puntos de salida de la ruta canaria.

Tras los pactos con ese país del Sahel, con Túnez (900 millones de euros) y con Egipto (7.400 millones), llega este de Líbano. Ya en marzo, el comisario europeo de Estilo de Vida, Margaritis Schinas, planteó extender el modelo al país árabe. “Hemos trabajado con Egipto durante bastante tiempo, pero considero que es absolutamente realista actuar de forma correspondiente con Líbano”, afirmó durante una visita a Chipre.

Para la UE es el modelo a seguir, pese a las críticas de las organizaciones de derechos humanos y civiles, que advierten del riesgo de enviar fondos a países con regímenes y gobiernos con un nefasto historial de cumplimiento de los derechos humanos, como en los casos tunecino y egipcio.

El paquete europeo busca impulsar las reformas internas de Líbano, que no ha cumplido los requisitos exigidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder acceder a su financiación: en abril de 2022, Beirut llegó a un principio de acuerdo con ese organismo para un préstamo de 3.000 millones de dólares en cuatro años que no se ha materializado.

La UE ha concedido 2.600 millones de euros a Líbano desde 2011, incluidos más de 867 millones en ayuda humanitaria. En lo que se refiere a la gestión de fronteras, la UE financia desde 2012 el proyecto Refuerzo de la capacidad para la gestión integrada de las fronteras en el Líbano (EU IBM Líbano), dotado con siete millones de euros.

Alrededor del 20% de las familias sirias refugiadas en Líbano vive en asentamientos informales o refugios colectivos, a menudo en condiciones deplorables. La crisis económica ha empujado a 3,7 millones de personas, entre locales y extranjeros, a depender de la ayuda humanitaria. Debido a la depreciación de la libra libanesa, el poder adquisitivo ha bajado significativamente.

Las preocupaciones de Chipre

Von der Leyen, que está en campaña electoral para repetir mandato al frente de la Comisión Europea, viaja a Beirut con Christodoulides para escenificar ese apoyo a Líbano, pero también a Nicosia. “La implementación [del paquete] fue una iniciativa del presidente Christodoulides y de Chipre, y es una prueba práctica del papel activo que la UE puede desempeñar en nuestra región”, ha asegurado el portavoz del Gobierno chipriota en un comunicado. El pequeño país mediterráneo, de 1,2 millones de habitantes, acoge a unos 70.000 refugiados y solicitantes de asilo, de los cuales alrededor de 22.000 son de origen sirio, según los últimos datos de Acnur, y está preocupado por el incremento de entradas irregulares de los últimos tiempos.

A principios de abril, Nicosia decidió suspender la tramitación de solicitudes de asilo de ciudadanos sirios, según anunció el presidente Christodoulides, sin especificar la duración de esta suspensión. Además, Chipre dio un paso sin precedentes también al enviar barcos patrulleros a aguas internacionales frente a Líbano para interceptar pateras, según denunció la ONG Alarmphone. Las autoridades chipriotas han negado estas acusaciones. Los dos países ya tienen un acuerdo bilateral por el que los europeos pueden devolver a Líbano a los migrantes que intentan alcanzar sus costas por mar.

Otra medida que persigue Chipre es que la UE designe partes de Siria como seguras para que los refugiados sean repatriados, idea que también apoyan Dinamarca y Austria, pese a que el país de Oriente Próximo, que ha entrado en su 14º año de guerra, es considerado “no seguro” por Naciones Unidas, la UE y ONG como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

El malestar social hacia los migrantes ha escalado en Chipre desde 2020, cuando diversas ONG y otros grupos sociales comenzaron a denunciar ataques xenófobos y discursos de odio mientras arreciaban las críticas entre la población hacia el Gobierno por no adoptar medidas para gestionar las llegadas de sirios.

Una de las razones del aumento de llegadas irregulares desde Líbano a Chipre es que la escalada militar en la frontera entre Líbano e Israel ha provocado que las autoridades de Beirut se hayan centrado más en ese problema y menos en frenar la migración, según sostienen desde el Ministerio de Interior chipriota.

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