Europa duplica las importaciones de armas para contrarrestar la amenaza de Rusia y la dependencia de EE UU

Washington se mantiene como el principal exportador mundial, mientras que Moscú pierde fuelle en un mercado que sigue estancado

Soldados estadounidenses conducen un tanque Abrams después de cruzar el río durante un ejercicio militar de la OTAN, en Korzeniewo (Polonia), el 4 de marzo de 2024.Kacper Pempel (REUTERS)

Europa consolida su apuesta por el rearme. Las importaciones europeas de armamento se duplicaron, con un crecimiento del 94%, en los últimos cinco años y aumentaron un 21% entre 2022 y 2023, mientras que en el resto de regiones del mundo, las compras se hundieron. La guerra de Rusia en Ucrania ha puesto a prueba la seguridad europea y el viejo continente, además de reforzar su defensa con la compra de armament...

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Europa consolida su apuesta por el rearme. Las importaciones europeas de armamento se duplicaron, con un crecimiento del 94%, en los últimos cinco años y aumentaron un 21% entre 2022 y 2023, mientras que en el resto de regiones del mundo, las compras se hundieron. La guerra de Rusia en Ucrania ha puesto a prueba la seguridad europea y el viejo continente, además de reforzar su defensa con la compra de armamento, quiere impulsar su industria para compensar la dependencia de EE UU con una mayor producción local. A escala global, Estados Unidos se mantiene como la principal potencia exportadora, mientras que Rusia cae por detrás de Francia y pierde más de la mitad de su presencia en el comercio internacional de armas.

Los datos que publica este lunes el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri) confirman que, pese a que el volumen de compraventa mundial de armas se estancó entre 2019 y 2023 (un 3,3% menos que en el lustro anterior), Europa avanzó en su campaña de rearme a un ritmo acelerado. “La demanda de Europa de armas ha aumentado desde 2014 [año de la invasión rusa de Crimea y de una parte del este ucranio], pero la fuerte subida de los últimos años se explica porque mucho del armamento comprado se ha donado a Ucrania y los países quieren seguir protegidos militarmente”, precisa Pieter Wezeman, coautor del informe e investigador del Sipri.

El principal proveedor de Europa sigue siendo EE UU, con un 55% del total de las importaciones en el último lustro. Wezeman explica que el país norteamericano tiene una ventaja significativa en tecnología militar, especialmente en cuanto a aviones de combate se refiere. 8 de los 10 países europeos que han obtenido aeronaves en el último lustro apostaron por los F-16 y los F-35 de producción estadounidense, según el informe. “Comprar armas de EE UU es, por supuesto, parte de mantener e incluso mejorar las relaciones con ese país”, añade el experto.

Uno de los objetivos que se ha planteado la Comisión Europea, ante el temor de la amenaza rusa, es reforzar la industria europea de defensa con más arsenal repartido entre todos los Estados miembros. En concreto, busca impulsar la producción local con urgencia para que en 2030 el 50% de las adquisiciones militares se produzca dentro del bloque comunitario, anunció la semana pasada el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Josep Borrell. El cambio de paradigma pasará también por dejar atrás décadas de dependencia del socio norteamericano, más aún ante la posibilidad de que el republicano Donald Trump ―que puso en duda la base fundacional de defensa de la OTAN― regrese a la Casa Blanca.

Para Wezeman, este objetivo, aunque no imposible, está muy lejos de hacerse realidad. “Ya se han hecho muchas órdenes de armamento que seguirá llegando durante los próximos años. Además, pese a que la industria europea de defensa es muy completa, no tiene la capacidad de producir a un ritmo suficiente para suplir su propia demanda”, señala.

Ucrania es, con diferencia, el país europeo en el que más crecieron las importaciones en el último lustro: un 6.633% más que en el periodo anterior. Además, ha contado con entregas, muchas como ayuda militar, de al menos 30 países aliados que han respaldado a Kiev ante la invasión rusa a gran escala, lanzada en febrero de 2022. Entre el armamento suministrado durante el último año, se destaca la entrega de 27 aviones de combate por parte de Polonia y Eslovaquia o los misiles de largo alcance de Francia y Reino Unido.

Además de estas entregas al ejército ucranio, los países europeos también se arman para defenderse ante una hipotética escalada. Solo el año pasado, Polonia ―que comparte una amplia frontera con Ucrania― encargó a EE UU 12 sistemas de defensa aérea, así como Alemania compró uno —“especialmente valioso”— a Israel. Lo mismo hicieron Lituania, Letonia, Estonia o Finlandia con mecanismos de defensa alemanes, israelíes y noruegos.

Francia adelanta a Rusia

Las exportaciones rusas cayeron en el último lustro un 53%, profundizando la brecha con EE UU en la influencia armamentística mundial. Mientras que Washington exportó armas a 107 países en todos los continentes, Moscú lo hizo solo a 41. El declive es aún más evidente desde la invasión a Ucrania: en 2019, 31 países recibieron armas rusas; en 2022, solo 14, y en 2023, el número cayó a 12. Las sanciones de Europa no son el único motivo de esta tendencia. “Vemos casos como el de China, histórico comprador de Rusia, que está desarrollando una industria propia lo suficientemente satisfactoria para sus necesidades tecnológicas”, argumenta Wezeman. El caso de la India es similar, aunque con el agregado de que EE UU puede ejercer cierta presión con la amenaza de sanciones. Lo mismo ocurre con Egipto e Indonesia.

El debilitamiento comercial de Rusia permitió que Francia se hiciera, por solo unas décimas, con el segundo lugar de la clasificación de exportadores. La venta de armas francesas al exterior aumentó un 47% en solo cinco años. De los 64 países receptores, los principales, sin embargo, no son países europeos. India, Qatar y Egipto reciben poco más del 50% del total. Grecia es el mayor comprador europeo de Francia, que en ese periodo se hizo con 17 aviones de combate Rafale, el principal producto militar francés de exportación. Solo el año pasado, se hicieron 193 pedidos de esta aeronave, aunque la mayoría estén destinados a países asiáticos (Indonesia, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) o africanos (Egipto).

A diferencia de Europa, el resto del mundo ha reducido la cantidad de armas que importa. En Asia y Oceanía, la cifra cayó un 12%, arrastrada por China. Pese a ello, se mantiene como el mercado con el mayor volumen de importaciones con gigantes como la India, Pakistán, Japón y Australia. El descenso es similar en Oriente Próximo, en donde EE UU se mantiene como el principal exportador por las compras de Arabia Saudí, Qatar o Israel. “Muchos países han llegado a su techo y por eso importan menos. Otros han mejorado su capacidad de producción”, aclara Wezeman. En América y África también se registró un desplome, de 7,2 y 52%, respectivamente. El sistema de cálculo utilizado por el Sipri no se refiere a los precios reales de compraventa, sino que se fundamenta en los costes de producción de cada artefacto.

El informe no refleja, sin embargo, un gran cambio en las importaciones de Israel en los últimos cinco años, solo de un 5,1% más, a pesar de la ofensiva lanzada desde el mes de octubre sobre Gaza en respuesta a los ataques de Hamás. “El hecho de que Israel sea capaz de montar una operación militar de tal escala en Gaza se basa en el hecho de que ha estado recibiendo cantidades sustanciales de armamento de EE UU durante muchas décadas. Las armas que está usando hoy [sobre la Franja] fueron suministradas en años anteriores”, resume Wezeman. Aun así, el Sipri sí registró que a finales de 2023, EE UU “entregó rápidamente” a Israel miles de bombas guiadas.

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