“Un fracaso que no debió ocurrir”: el Departamento de Justicia carga contra la nefasta respuesta de la policía al tiroteo escolar de Uvalde
El Gobierno publica un esperado informe que critica severamente el papel de los más de 300 policías que atendieron la emergencia que dejó 21 víctimas en mayo de 2022 en una escuela de Texas
“Un fracaso que no debió ocurrir”. Esta es la contundente conclusión de un exhaustivo informe que el Departamento de Justicia ha hecho público este jueves sobre la respuesta de las autoridades de Texas al tiroteo dentro de la escuela Robb, de Uvalde. El documento de casi 600 páginas detalla minuto a minuto la respuesta, marcada por “una falta de urgencia”, en la que decenas de corporaciones dieron a los hechos ocurridos el 24 de...
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“Un fracaso que no debió ocurrir”. Esta es la contundente conclusión de un exhaustivo informe que el Departamento de Justicia ha hecho público este jueves sobre la respuesta de las autoridades de Texas al tiroteo dentro de la escuela Robb, de Uvalde. El documento de casi 600 páginas detalla minuto a minuto la respuesta, marcada por “una falta de urgencia”, en la que decenas de corporaciones dieron a los hechos ocurridos el 24 de mayo de 2022, donde fueron asesinados 19 niños y dos maestras. “Las víctimas y los sobrevivientes merecían más”, ha afirmado el fiscal general Merrick Garland.
Garland visitó esta semana la comunidad de Uvalde, que quedó rota después de uno de los peores tiroteos escolares en la historia de Estados Unidos. Especialmente porque la respuesta de los 380 agentes de distintas corporaciones se alejó de las enseñanzas que dejó la matanza en Columbine en 1999 al país. “Después de Columbine, los expertos tácticos de las agencias de seguridad testificaron que el nuevo paradigma de respuesta a crisis como esta es el despliegue rápido”, señala el informe. Esto genera una gran responsabilidad a los primeros uniformados que llegan a la escena de un tiroteo. “Estos están instruidos para ir hacia el tirador, si es necesario, pasando sobre los heridos y poniéndose en riesgo”, añade el extenso documento, que está también disponible en español.
Eso fue lo que evitaron hacer los policías que llegaron a la escuela primaria texana, ubicada en una comunidad latina de 15.000 personas, al suroeste de San Antonio. En el relato de los hechos, el documento asegura que los primeros policías arribaron solo tres minutos después de la entrada del tirador a la escuela. El agresor, Salvador Ramos, de 18 años, los recibió con disparos de su potente rifle AR-15. La metralla hizo que los agentes buscaran refugio. “Los agentes no volvieron a aproximarse a las puertas hasta que se hizo la entrada al aula, más de una hora después”, indica el texto, que dedica 20 páginas a recordar a las víctimas, en su mayoría menores de 9 y 10 años.
El Departamento de Justicia critica los 43 minutos que tomó evacuar la escuela, una decisión adoptada por Pete Arredondo, el jefe de policía del distrito escolar. Durante este tiempo, el tirador representó una amenaza activa dentro de dos aulas, donde ya había dejado víctimas y heridos. “Este fue un gran factor que retrasó la entrada a los salones 111 y 112″, señala el informe. Durante la evacuación, Arredondo supo que Ramos estaba encerrado en un espacio con alumnos. El policía trató de negociar con el asesino diciéndole que se trataba de “niños inocentes”. El tirador no hizo caso. Minutos antes había disparado a su abuela en la cabeza.
El papel de Arredondo es severamente criticado. Este agente, quien fue despedido tres meses después de la matanza, se convirtió en el comandante de facto de la respuesta la mañana de la tragedia. Sus errores quedaron reflejados temprano, cuando llegó a responder a la emergencia sin radio porque “quería tener las manos libres”. Su comunicación con decenas de uniformados fue verbal o por llamadas a teléfonos móviles. “Muchos de los oficiales que llegaron, basándose en información imprecisa compartida en la radio y observando una falta de urgencia en la entrada a las aulas, creyeron incorrectamente que el agresor ya había sido abatido o que Arredondo estaba dentro de los salones con el sujeto”, indica el informe. Nadie entre los cientos de uniformados presentes sabía con claridad quién estaba a cargo de la emergencia.
El tiempo pasaba y la policía no se decidía a atacar a Ramos, cuyo nombre no es mencionado una sola vez en las 575 páginas del documento. Arredondo, quien había llegado a la escena sobre las 11.37, había agotado valiosos minutos buscando las llaves que abrieran las puertas de los salones adjuntos a las aulas de 111 y 112. “El tiempo está en nuestro favor. Sé que hay niños allí dentro, pero también debemos salvar la vida de los demás”, se le oyó decir a Arredondo, quien también esperaba la llegada de armamento. Tenía miedo de que la capacidad de fuego del agresor superara a la de las autoridades. “Necesitamos mucho armamento”, afirmó el jefe de policía, quien aseguró que “solo contaban con armas cortas”.
Arredondo desistió de buscar las llaves que correspondieran a las cerraduras. Ordenó finalmente la evacuación del salón 109 por la ventana del aula. El espacio contenía a varios alumnos, uno de ellos herido en el rostro y a una maestra que había recibido un disparo en el abdomen. “Habían estado dentro del salón 1091 sangrando y ahogando sus llantos para no ser detectados por el agresor”, indica el documento.
Las llamadas a los servicios de emergencia fueron más graves. A las 12.10, uno de los menores dentro del aula 112 dice que su salón está lleno de víctimas. La comunicación dura 16 minutos, hasta que unos disparos obligan a cortar la llamada sobre las 12.21. Alrededor de esa hora llega al colegio el equipo especial de la Patrulla Fronteriza, quien sería quien finalmente abatiría a Ramos. Esto, sin embargo, sucedería todavía 28 minutos más tarde.
El desastre no solo fue responsabilidad de la policía. Los médicos que atendieron a la tragedia también han sido señalados por sus errores. Vanita Gupta, una de las fiscales del Departamento de Justicia, condenó las acciones de los paramédicos, quienes después del tiroteo llevaron los cuerpos de los fallecidos a las ambulancias y a los niños heridos a autobuses escolares. Esto hizo que dos niños y una maestra murieran por sus heridas después de una hora de haber sido rescatados.
El reporte fue elaborado compilando 14.100 elementos de evidencia. Entre estos, varias horas de video grabadas por las cámaras corporales de los agentes y la entrevista a 260 personas, incluidas agentes de las más de 30 corporaciones que se vieron vinculadas al suceso, familiares de las víctimas y personal escolar. Los autores del informe visitaron Uvalde nueve ocasiones y pasaron en total 54 días entre la comunidad. Creen que los errores mostrados esa mañana son producto de la falta de entrenamiento (varios agentes no habían participado nunca en un simulacro) y en la completa ausencia de planeación para situaciones como esta.
Entre las recomendaciones que el documento oficial deja está que en emergencias de este tipo nunca debe tratarse a los tiradores que están en un cuarto con víctimas potenciales como sujetos en barricada o con rehenes. Está por verse si Estados Unidos puede evitar repetir los caros errores que dejó Uvalde.
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