Josep Borrell: “La guerra en Gaza es el resultado de un fracaso político y moral de la comunidad internacional”
El jefe de la diplomacia europea propone en Ramala que la Autoridad Palestina retome el control de la Franja una vez derrocado Hamás, a lo que Israel se opone
El alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha asegurado este viernes en Ramala que la guerra en Gaza “es el resultado de un fracaso colectivo, político y moral de la comunidad internacional”, que lleva “demasiado tiempo” defendiendo verbalmente la solución de dos Estados “sin hacer lo necesario para aplicarla en la práctica” y “desatendiendo” un conflicto por el que israelíes y palestinos “...
El alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha asegurado este viernes en Ramala que la guerra en Gaza “es el resultado de un fracaso colectivo, político y moral de la comunidad internacional”, que lleva “demasiado tiempo” defendiendo verbalmente la solución de dos Estados “sin hacer lo necesario para aplicarla en la práctica” y “desatendiendo” un conflicto por el que israelíes y palestinos “están pagando un precio muy alto”. Ahora, sin embargo, toca hacer de la necesidad virtud y transformar la “tragedia” ―como ha definido el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y lo que sucede desde entonces tanto en Gaza como en Cisjordania― en impulso para lograr la paz.
“Al menos ha sacado el asunto palestino del limbo y nos ha enseñado que no se puede dejar sin resolver. Nadie se estaba tomando en serio el problema y ahora no hay más solución que tomárselo mucho más en serio. Al menos, hoy está en las portadas de los periódicos de todo el mundo […] La conciencia del mundo tiene que movilizarse para evitar un desastre mayor. Porque si no hay paz en Oriente Medio, tampoco estaremos seguros en casa”, ha señalado en una comparecencia ante la prensa junto al primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mohamed Shtaye, en Ramala.
Es el primer representante de la UE en visitar la ciudad cisjordana desde el 7 de octubre, donde se ha reunido también con el presidente, Mahmud Abbas, y su ministro de Exteriores, Riad Al Malki, en el marco de la gira regional que comenzó el jueves en Israel.
Borrell ha insistido en que está “diciendo lo mismo” en Israel y en Palestina. Pero aprovechó que hablaba en Ramala, la capital administrativa de Cisjordania y símbolo de la ANP, para explicitar con claridad su apuesta por que sea esta (y no una autoridad palestina en abstracto) quien retome el Gobierno de Gaza, una vez consumado el derrocamiento político y militar de Hamás que Israel se ha marcado como objetivo.
“Quizás necesitéis apoyo de la comunidad internacional, pero la ANP tiene que volver a Gaza”, ha señalado. “Digo la Autoridad Palestina. Vosotros. Ya estáis allí, nunca habéis abandonado Gaza, habéis ofrecido servicios a la población y tenéis la capacidad para seguir haciendo esta tarea”, ha señalado antes de subrayar que la UE seguirá siendo su “principal contribuyente económico” y un “socio creíble y predecible”.
Shtaye recogió el guante. “No somos ajenos a Gaza, es nuestro pueblo”, dijo tras subrayar que la ANP ha ido “dando agua y electricidad, construyendo hospitales y pavimentado las calles” de la Franja. La gobernó desde los Acuerdos de Oslo de 1993 hasta que Hamás la expulsó por la fuerza en 2007, dejando dos ejecutivos paralelos que se reclamaban como legítimos: el de Hamás en Gaza, por haber ganado las elecciones un año antes; y el de Cisjordania, por su reconocimiento internacional.
“El día después no debe haber una geografía separada [en cuanto a autoridad]”, abundó Shtaye antes de condicionar la entrada del Gobierno palestino en escena a un “horizonte de paz”: un “programa con un marco temporal para acabar con la ocupación” militar israelí. “El Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas] puede ser el foro, con un papel central de la UE”, añadió.
“Algo distinto”
También Estados Unidos defiende el regreso de la ANP al poder en Gaza. No así Israel, cuyo primer ministro, Benjamín Netanyahu, subrayó la pasada semana que, pese a las “presiones” internacionales, debe haber “algo distinto” en la Franja en el famoso día después y que su ejército mantendrá el control de la seguridad, efectuando redadas cuando quiera. “No habrá Hamás. Tampoco una autoridad civil que eduque a sus hijos en el odio a Israel, en matar a israelíes, en eliminar al Estado de Israel. No puede haber una autoridad que pague a las familias de los asesinos en función de la cifra de asesinatos que hayan cometido. No puede haber una autoridad cuyo líder aún no ha condenado la terrible masacre de hace 30 días. No puede ser”, dijo, resumiendo el discurso habitual de la derecha israelí sobre la ANP, sin citarla.
Borrell también se reunió esta mañana con el ministro de Exteriores de la ANP, que le pidió que presione a Israel para que declare un alto el fuego y permita la entrada urgente de ayuda humanitaria, según un comunicado del ministerio. Este viernes se ha divulgado que Israel ha accedido a permitir por primera vez la entrada de combustible (dos camiones diarios). Aunque no hay constancia de que se haya materializado, la idea ha generado revuelo en los sectores más derechistas del Gobierno de concentración de Netanyahu. De hecho, ha llevado a su asesor de seguridad nacional, Tsaji Hanegbi, a aclarar que la medida busca evitar el desarrollo de una pandemia que obligaría “a detener la guerra”, que responde a una “petición especial” de Estados Unidos y que no supone más del 4% del fuel que entraba al enclave palestino antes del cerco completo declarado por Israel a raíz del ataque de Hamás.
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