La UE avanza en la propuesta de imponer sanciones económicas a la junta militar de Níger
Borrell anuncia que los Veintisiete estudian formar a pilotos ucranios para los cazas F-16
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ha iniciado este miércoles en Toledo las negociaciones para imponer sanciones a la junta militar que perpetró un golpe de Estado en Níger el pasado 26 de julio. Tras un encuentro informal de los ministros de Defensa europeos en la ciudad manchega, a la que seguirá este jueves otra de los responsables de Asuntos Exteriores de los Veintisiete, Borrell ha reiterado el apoyo de Bruselas a las decisiones que tome la Comunidad Económica de países de África Occidental (Cedeao). Pese al respaldo a los castigos financieros, el jef...
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ha iniciado este miércoles en Toledo las negociaciones para imponer sanciones a la junta militar que perpetró un golpe de Estado en Níger el pasado 26 de julio. Tras un encuentro informal de los ministros de Defensa europeos en la ciudad manchega, a la que seguirá este jueves otra de los responsables de Asuntos Exteriores de los Veintisiete, Borrell ha reiterado el apoyo de Bruselas a las decisiones que tome la Comunidad Económica de países de África Occidental (Cedeao). Pese al respaldo a los castigos financieros, el jefe de la diplomacia europea ha precisado que una eventual intervención militar para devolver al Gobiern legítimo debería ser analizada minuciosamente antes, ya que no se trata de dar “cheques en blanco”.
Borrell explicó: “Estamos avanzando con un régimen autónomo de sanciones para tomar medidas contra los golpistas. (…) “El trabajo ya ha empezado y mañana [por este viernes] los ministros de Exteriores seguirán avanzando”, agregó.
El jefe de la diplomacia europea también reconoció su preocupación por las noticias por el golpe de Estado en Gabón, que sorprendió en la mañana del miércoles a los altos cargos europeos reunidos en la antigua fábrica de armas de Toledo. “Es evidente”, asumió, “que la situación en el África subsahariana no está precisamente mejorando (...) toda el área, empezando por República Centroafricana, luego Malí, Burkina Faso, ahora Níger y quizás Gabón está en una situación muy difícil”. Borrell admitió que el golpe de Níger abre “una nueva era en una región que ya era muy frágil”. Sobre Gabón, añadió: “Si esto se confirma, es otro golpe militar que incrementa la inestabilidad en toda la región”.
De momento, la UE prefiere promover soluciones políticas al golpe de Níger antes que militares. Los Veintisiete, que han prometido que no reconocerán a las autoridades golpistas, llevan semanas buscando, entre bambalinas, cómo dar una “respuesta coordinada” a la crisis que no empeore aún más la situación, en vista de la hostilidad de los golpistas hacia las autoridades europeas, sobre todo las francesas. Bruselas es consciente de la extrema vulnerabilidad de una población muy dependiente de ayudas exteriores. El 42% de los 25 millones de nigerinos vive en situación de extrema pobreza. Según cálculos de la UE, más de 4,3 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria, entre ellas, 376.000 desplazados internos y 255.000 refugiados de Nigeria, Burkina Faso y Malí.
La anfitriona de la cita, la ministra española en funciones de Defensa, Margarita Robles, refrendó junto a Borrell la idea de que es necesario elaborar un análisis global de las misiones de paz españolas y europeas en África. “España está en Malí, Somalia y República Centroafricana. Hay que seguir haciendo un análisis integral de nuestra situación en África”. Al preguntarle si España está dispuesta a abandonar alguno de estos países a causa del riesgo creciente de la zona, precisó que España participa en tanto que miembro de la UE y que las decisiones se tienen que tomar en el seno de la UE.
El alto representante fue preguntado sobre una partida de ayuda militar que la UE tenía previsto destinar al ejército de Níger, que finalmente se ha alineado con los golpistas: “Afortunadamente, todo el apoyo militar que se había programado estaba comprometido, pero no entregado. De la parte principal de los recursos que se asignaron del Fondo Europeo para la Paz, creo que fueron más de 70 millones de euros, no se ha entregado nada”.
El jefe de la diplomacia europea reconoció la imposibilidad de evitar que las ayudas programadas por la UE, y destinadas a gobiernos democráticos, puedan acabar recayendo en manos indeseadas: “¿Por qué entrenar a ejércitos que luego se convierten en golpistas?, me pregunta usted. Cuando hay países que luchan contra el terrorismo y sus Fuerzas Armadas te piden que les apoyes, que entrenes a sus soldados, y lo haces, es imposible prevenir lo que va a ocurrir pasado mañana. Pero sin nuestra ayuda esos Estados no existirían”.
Formación para pilotar F-16
El otro gran tema que discutieron los ministros europeos de Defensa fue cómo seguir ayudando a Ucrania, cómo hacerlo “más y mejor”, según la expresión de Borrell. El jefe de la diplomacia europea avanzó que la UE va a estudiar la posibilidad de incluir en su programa de entrenamiento de soldados ucranios a pilotos de los aviones F-16 que están proporcionando Países Bajos y Dinamarca a título individual.
El responsable europeo indicó que las necesidades del ejército ucranio han evolucionado y ahora se requiere trabajar no solo en la cantidad, sino también en la calidad. “Los ucranios necesitan una formación más especializada para los grupos más pequeños y para las capacidades de mando”, señaló. En cuanto a la formación de soldados ucranios, Borrell indicó que ya se han formado 25.000 de ellos, “algunos en Toledo”. Y añadió que la meta de acabar el año formando a un total de 30.000 se habrá cumplido ya en octubre, por lo que propuso elevar el objetivo hasta los 40.000.
Respecto a la ayuda financiera, el alto responsable europeo se ha mostrado confiado en que su propuesta de crear un fondo especial de ayuda militar para Kiev —dentro del Fondo Europeo para la Paz— de 20.000 millones de euros para cuatro años pueda ser aprobada por los Veintisiete antes de que acabe el año y ha señalado que la cifra, a razón de 5.000 millones de euros anuales, es un “techo, no un objetivo de gasto”.
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