EE UU cree que Moscú podría estar tras la muerte de Prigozhin mientras que el Kremlin niega cualquier participación

Lukashenko asegura que avisó al jefe de Wagner de los riesgos que corría, aunque dice que no puede imaginarse que “Putin tenga la culpa”

Una foto del jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, en un altar improvisado junto al antiguo Centro PMC Wagner en San Petersburgo, este jueves.Foto: ANTON MATROSOV (EFE) | Vídeo: EPV

La muerte de Yevgueni Prigozhin este miércoles tras estrellarse el avión en el que volaba de Moscú a San Petersburgo continúa rodeada de incertidumbres. Muchos ven la larga mano del Kremlin tras el fallecimiento del jefe del grupo de mercenarios Wagner. Washington no acusa directamente al presidente ruso, Vladímir Putin, del suceso, pero sí apunta en esa dirección. Mientras, el Kremlin niega tajantemente tener nada que ver.

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La muerte de Yevgueni Prigozhin este miércoles tras estrellarse el avión en el que volaba de Moscú a San Petersburgo continúa rodeada de incertidumbres. Muchos ven la larga mano del Kremlin tras el fallecimiento del jefe del grupo de mercenarios Wagner. Washington no acusa directamente al presidente ruso, Vladímir Putin, del suceso, pero sí apunta en esa dirección. Mientras, el Kremlin niega tajantemente tener nada que ver.

“No pasan muchas cosas en Rusia sin que Putin esté detrás”, dijo el mismo miércoles el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aunque puntualizó que no contaba con datos que confirmaran esa opinión. Mientras, responsables de inteligencia citados por la agencia AP consideraban “muy probable” que el líder de Wagner se hubiera convertido en objetivo de Moscú después del fracasado motín que protagonizó en junio, cuando las columnas de sus mercenarios marcharon hacia la capital rusa, el mayor desafío al poder de Putin en sus más de dos décadas en el poder. La explosión del avión podría formar parte de la “larga historia [de Putin] para tratar de silenciar a sus críticos”, aseguran esas fuentes.

De modo no oficial, y hablando bajo la condición del anonimato, los responsables de la inteligencia de EE UU precisan que las primeras evaluaciones apuntan a un acto intencionado dentro del avión que provocó su caída en picado durante 32 largos segundos. Probablemente, el estallido de una bomba. O algún otro acto de sabotaje.

El Kremlin, por su parte, desmiente cualquier participación en la muerte de Prigozhin. “Todas estas especulaciones se presentan en Occidente desde cierto ángulo. Todo esto es una absoluta mentira. Al abordar este tema es necesario basarse únicamente en hechos”, dijo el viernes el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, que pasó por alto las acusaciones vertidas, incluso desde sectores ultranacionalistas rusos.

El portavoz de Putin insistió en que todos los datos apuntan a que Prigozhin viajaba en el aparato siniestrado, pero no pudo ser confirmada su muerte porque las muestras de ADN están siendo analizadas todavía. El Comité de Instrucción de Rusia (CIR) informó este viernes de que las cajas negras del avión habían sido encontradas, y ha explicado que para identificar a los 10 ocupantes del aparato se tendrán que realizar “exámenes genéticos moleculares”. Según la inteligencia de EE UU y el Reino Unido, es prácticamente seguro que el jefe de Wagner está muerto.

El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, mediador de la supuesta tregua entre Prigozhin y Putin tras la rebelión, dijo este viernes que ya había avisado a Prigozhin de que tuviera cuidado, dando a entender que lo ocurrido no fue un accidente. Dijo que le avisó al menos dos veces del riesgo que asumía. Pero, al mismo tiempo, añadió ser incapaz de imaginarse un acto así por parte del Kremlin. “No puedo imaginarme que Putin lo haya hecho, que Putin tenga la culpa. Es un trabajo demasiado duro y poco profesional”, opinó Lukashenko. “No puedo decir quién lo hizo, ni siquiera voy a ser abogado de mi hermano mayor, pero conozco a Putin. Es una persona prudente, tranquila, incluso lenta al tomar decisiones sobre otras cuestiones menos complejas”, ha señalado el mandatario.

Lukashenko ha negado que hubiese ofrecido protección a Prigozhin. El 27 de junio, sin embargo, la versión que contó a la agencia estatal bielorrusa Belta fue totalmente la contraria: “Le dije a Prigozhin: ‘Esto es una garantía (…) Hasta el punto de que te llevaré a Bielorrusia y te garantizaré totalmente la seguridad. Y a tus muchachos, que han avanzado hasta aquí con esta columna”.

En numerosas ciudades de Rusia, desde San Petersburgo a la costera Sochi, los seguidores del popular empresario han improvisado memoriales con flores, velas, banderas de Wagner e, incluso, violines, en honor a los líderes de los músicos [el apodo con que se conocía a los miembros de Wagner] Prigozhin y su número dos, el comandante Dmitri Utkin. Desde el entorno de Wagner han sido claros al señalar su principal sospecha: sus jefes fueron asesinados por sus rivales del Gobierno ruso.

“Héroe de Rusia, un verdadero patriota de su patria, Yevgueni Viktoróvich Prigozhin murió como resultado de las acciones de los traidores a Rusia”, denunciaba uno de los canales más populares del emporio de Prigozhin, Grey Zone. Además, apuntaba por las imágenes de la caída del avión a que este había sido derribado por un sistema antiaéreo.

Washington desestima la teoría del misil

Estados Unidos no descarta ninguna hipótesis, pero sus primeras valoraciones sí desestiman que un misil abatiera el avión de Prigozhin, como circuló en redes sociales en los primeros momentos. De manera oficial, el Pentágono asegura que no tiene “ninguna información que sugiera que hubo un misil tierra-aire”. Su portavoz, Patrick Ryder, se limitó a apuntar que “probablemente” el líder paramilitar ruso se encontraba en el interior del aparato en el momento de la caída. No quiso confirmar si pudo haber una bomba a bordo o siquiera si se trató de un asesinato. El jefe del Estado Mayor, el general Mark Milley, reiteraba poco antes lo que estaba en mente de todos: “Prigozhin posiblemente se encontraba en cierto nivel de riesgo debido al motín”.

El avión, un Embraer Legacy 600, se estrelló poco después de despegar desde Moscú en ruta hacia San Petersburgo. Llevaba 10 personas a bordo: tres tripulantes y siete pasajeros, entre ellos Prigozhin y otros altos dirigentes del grupo Wagner.

Tras la desaparición del líder mercenario, Washington seguirá manteniendo su atención sobre lo que queda de Wagner, que entrenaba a unidades militares bielorrusas cerca de la frontera con Polonia. El grupo también es muy activo en África, donde apoya a regímenes enfrentados con Occidente en el Sahel. “Wagner lleva tiempo desarrollando operaciones y tiene muchos tentáculos, algunos de naturaleza militar, otros de naturaleza criminal, en África, en lugares como Burkina Faso y Malí. Nadie subestima el potencial de peligro de ese grupo y sus remanentes, así que mantendremos la vista puesta en ellos”, ha indicado Ryder.

Los medios rusos, por su parte, barajan dos opciones, principalmente la presencia de un artefacto explosivo dentro del avión o el derribo por un sistema antiaéreo. A diferencia de otros sucesos como la voladura del puente de Crimea, Moscú no ha vertido sus acusaciones contra Kiev desde el primer minuto. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, subrayó esta semana que su país “no tiene nada que ver” con la caída de la aeronave.

Moscú niega financiar a Wagner

El portavoz de Putin también negó el viernes que el Estado financiase a la compañía de mercenarios, a pesar de que el propio mandatario lo confirmó hace dos meses y ofreció cifras muy detalladas. Sin embargo, cuatro días después del motín del 23 y 24 de junio, Putin desgranó los pagos públicos al contratista militar. “Solo entre mayo de 2022 y mayo de 2023 el Estado pagó a la empresa Wagner 86.262 millones de rublos (843 millones de euros) por el mantenimiento de los combatientes y pagos de incentivos”, dijo entonces. A esta cifra sumó otros 110.000 millones de rublos (1.069 millones de euros) para pagar los seguros de los militares y otros 80.000 millones de rublos (777 millones de euros) a la empresa de catering de Prigozhin, Concord, para alimentar a las Fuerzas Armadas rusas. “Espero que en el transcurso de estos trabajos nadie haya robado nada o haya robado poco, pero todo esto lo solucionaremos”, añadió Putin.

Peskov también ha anunciado que el presidente ruso no asistirá a la próxima cumbre del G-20 en Nueva Delhi del 9 y 10 de septiembre. “No, el presidente no tiene esos planes”, ha respondido al ser preguntado sobre un acto organizado por uno de los principales socios comerciales de Moscú.

Sobre el presidente ruso pesa una orden de detención del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra en Ucrania. Putin, ya aislado desde la pandemia, prácticamente ha cortado los viajes al exterior para evitar su detención. En la cumbre de los BRICS, celebrada esta semana en Johannesburgo, solo participó por videoconferencia.

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