Biden alienta en Hawái a las víctimas del incendio tras las críticas por su tardanza en visitar la zona
El fuego más letal de EE UU ha causado al menos 114 muertes y 850 personas desaparecidas. Las autoridades advierten de que la búsqueda se prolongará dos semanas y la reconstrucción durará años
Vehículos carbonizados; metales deformados por el fuego y pilares ennegrecidos; entre una montaña de escombros, la carcasa de una lavadora vacía, el único indicio de que alguna vez hubo una vivienda en esa calle de Lahaina, antigua capital hawaiana, en la isla de Maui, convertida en cenizas por el incendio más mortífero en EE UU en más de un siglo. “La devastación es sobrecogedora”, reconocía el p...
Vehículos carbonizados; metales deformados por el fuego y pilares ennegrecidos; entre una montaña de escombros, la carcasa de una lavadora vacía, el único indicio de que alguna vez hubo una vivienda en esa calle de Lahaina, antigua capital hawaiana, en la isla de Maui, convertida en cenizas por el incendio más mortífero en EE UU en más de un siglo. “La devastación es sobrecogedora”, reconocía el presidente Joe Biden en su visita de este lunes a la ciudad, dos semanas después del fuego que ha causado al menos 114 muertos y 850 desaparecidos; los equipos sobre el terreno le informaban de que es probable que nunca se llegue a localizar a algunos de estos últimos.
El presidente estadounidense viajó a Maui acompañado de su esposa, Jill Biden, para comprobar de primera mano el alcance del desastre y transmitir un mensaje de aliento y consuelo. El mandatario había recibido duras críticas de los republicanos por su silencio público en los primeros días tras el desastre, cuando respondió con un “sin comentarios” a una pregunta sobre ello. Unas acusaciones que escocieron especialmente a un presidente que aspira a hacer de la compasión su imagen de marca. Desde entonces, la Casa Blanca había insistido una y otra vez en la rapidez y contundencia de la asistencia federal a los afectados —un millar de funcionarios de la agencia de gestión de desastres (FEMA) se encuentra sobre el terreno— y defendido que Biden contestó así porque no había oído la pregunta.
“Durante todo el tiempo que haga falta, estaremos con ustedes. Todo el país estará con ustedes”, aseguró Biden desde Front Street, la “zona cero” del desastre. Y señalaba al baniano centenario emblema de la ciudad. Aunque gravemente quemado, aún se mantiene en pie. Y los expertos que lo cuidan aseguran que con cuidados especiales podrá salir adelante. “El fuego no alcanzó sus raíces”, sostenía Biden. “Así es Maui. Así es Estados Unidos”.
También quiso calmar los temores de la población local acerca de que la reconstrucción pueda diluir su cultura o beneficiar a especuladores. “Reconstruiremos como la gente de Maui quiera reconstruir”, respetando tradiciones, lugares sagrados y la cultura hawaiana. Un mensaje que reiteró en una reunión con cerca de 350 líderes comunitarios, supervivientes del desastre y voluntarios.
Quejas sobre la tardanza de la visita presidencial
No todos parecieron aceptar ese mensaje en Lahaina, donde han abundado quejas sobre la tardanza en llegar de la asistencia y la gestión del desastre. Al paso de su comitiva, algunos espectadores le saludaban con un gesto hawaiano, con el pulgar y el meñique, de buenos deseos. Otros optaban por utilizar el dedo medio.
Tras las palabras de aliento del presidente estadounidense, Lahaina, una ciudad de 12.000 habitantes antes del desastre, encara una realidad cuajada de problemas que llevará años resolver. Los datos de FEMA indican que ha recibido cerca de 8.000 solicitudes de asistencia. Los albergues provisionales de los primeros días ya se han vaciado y cerca de 2.000 personas han quedado realojadas temporalmente en habitaciones de hotel y residencias turísticas.
Ahora el desafío es posibilitar que estos evacuados recuperen una vida normal. Que los niños puedan volver a la escuela ahora que el nuevo curso está a punto de comenzar. Que quienes han perdido su casa vuelvan a tener una vivienda digna que puedan sentir como su hogar. La asesora de seguridad interna de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, subrayaba en una charla con periodistas: ”Una recuperación a esta escala es cuestión de años, no de meses. Hay que ir por etapas… La primera es llevar a la gente a una situación en la que puedan volver a funcionar de nuevo y disfrutar de dignidad en sus vidas”.
Parte imprescindible de ello es la localización de los desaparecidos y el hallazgo e identificación de restos. Una tarea especialmente complicada, pero en la que no se escatimarán esfuerzos ni tiempo, prometía Sherwood-Randall. “Es fundamental para que la gente pueda pasar página”, subrayaba, y al menos “entender qué pasó con sus seres queridos, si no obtienen la satisfacción de saber que sobrevivieron”.
La violencia del fuego fue tal que aún no está contenido al ciento por ciento. Las altas temperaturas de los rescoldos, la presencia de cristal y otros escombros hacen que los equipos caninos que buscan entre los cascotes deban trabajar con protección especial, incluidos botines para las patas, y descansar con frecuencia.
La labor de los perros es imprescindible, puntualizaba la alta funcionaria, dado que su olfato les permite distinguir entre restos humanos y los de otros seres vivos. Estos animales ya han examinado 2.000 edificios y 4.000 vehículos que quedaron atrapados en las llamas.
Las llamas consumieron en muchos casos los cuerpos hasta hacerlos irreconocibles. Cerca de 450 personas, entre ellos médicos y dentistas forenses, técnicos de rayos X y especialistas en huellas digitales, participan en las tareas de búsqueda e identificación. Hasta el momento se ha podido dar nombre a 27 de los 114 fallecidos, y las autoridades han solicitado a los familiares de los desaparecidos que aporten muestras de ADN para ayudar en las tareas.
Dos semanas más para completar la búsqueda
Ya se ha examinado el 86% del área quemada, según el Gobierno hawaiano. Pero falta lo más complicado: los edificios de varios pisos, que requerirán levantar algunos de los suelos y estructuras. Las autoridades locales calculan que aún serán necesarias al menos dos semanas más para completar esa búsqueda.
Cerca de 850 personas figuran en la lista oficial de desaparecidos que ha compilado el FBI tras comprobar las elaboradas por su propia oficina en Honolulu, la Cruz Roja, el departamento de Protección Civil de Maui y la policía local de la isla, según explicaba el alcalde de Maui, Richard Bissen. El listado había llegado a contener dos millares de nombres, pero cerca de 1.300 personas que figuraban en ellas han podido ser localizadas.
Las autoridades reconocen que es más que probable que, entre las personas que aún figuran en paradero desconocido, haya al menos una parte que no se llegue a localizar nunca. El gobernador de Hawái, Josh Green, admitía el pasado domingo en la cadena CBS: “Estamos extremadamente preocupados por el hecho de que, dadas las temperaturas del incendio, los restos de los que murieron, en algunos casos, puedan ser imposibles de recuperar. Así que habrá gente que quede perdida para siempre”.
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