La guerra de Ucrania relega el debate sobre las amenazas a la OTAN provenientes del sur

La Alianza pone en marcha un estudio de riesgos en la región, pero esta no logra afirmarse como prioridad ni espolear grandes cambios organizativos

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, junto con otros líderes de países de la OTAN en la cumbre de Vilnius este miércoles.Foto: FILIP SINGER (EFE) | Vídeo: EPV

La OTAN afronta un conjunto formidable de amenazas y riesgos en su flanco este. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de fuerzas rusas ha desatado una confrontación militar y geopolítica de inmenso calado. Más allá, en el eje oriental, China prosigue su gran ascenso, provocando inquietud entre los aliados atlánticos, que estrechan lazos con democracias del Pacífico que comparten la preocupación. Ante la magnitud de eso...

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La OTAN afronta un conjunto formidable de amenazas y riesgos en su flanco este. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de fuerzas rusas ha desatado una confrontación militar y geopolítica de inmenso calado. Más allá, en el eje oriental, China prosigue su gran ascenso, provocando inquietud entre los aliados atlánticos, que estrechan lazos con democracias del Pacífico que comparten la preocupación. Ante la magnitud de esos problemas, la cuestión del flanco sur, de máximo interés para países como España, Italia o Portugal, encuentra dificultades para afirmarse como una prioridad en la Alianza y cosechar atención organizativa.

El comunicado final de la cumbre de Vilnius menciona el flanco sur, un concepto geográfico, estratégico y militar amplio, algo indefinido, que abarca el norte de África, el Sahel y Oriente Próximo. Los aliados han dado mandato al Consejo del Atlántico Norte, principal órgano de decisión política de la Alianza, de lanzar una gran reflexión sobre las amenazas existentes y emergentes en la región, así como las oportunidades de interacción con países, organizaciones internacionales u otros actores relevantes en la zona. El mandato requiere presentar el trabajo para la próxima cumbre de la OTAN, el año que viene en Washington.

El comunicado señala la mezcla explosiva de fragilidad institucional, cambio climático y proliferación de organizaciones terroristas y denuncia una acción de Rusia para alimentar tensiones e inestabilidad en estas regiones. La fuerte presencia en la región de la organización rusa Wagner es fuente de renovadas preocupaciones tras la llamativa rebelión protagonizada por sus mercenarios.

“El flanco sur no es tan prioritario para la OTAN como el este. Es, sin embargo, objeto de una línea de trabajo desde la cumbre de Bruselas en 2021, en buena medida gracias a España, que pone el foco también en el Sahel, y esa línea tiene una continuidad”, dice Luis Simón, director de la oficina del Real Instituto Elcano en Bruselas. “Estados Unidos ha apoyado que esto siga vivo, que el asunto se vuelva a abordar en la cumbre de Washington del año que viene”.

“La atención sobre el este es inevitable dada la guerra de Ucrania y la perspectiva de una duradera confrontación con Rusia”, dice Ian Lesser, vicepresidente del German Marshall Fund. “Pero hay un reconocimiento de la necesidad de encarar riesgos desde otros flancos. La cumbre de Vilnius ha bendecido un elaborado conjunto de planes de defensa regional, uno de los cuales está orientado hacia el Mediterráneo y el mar Negro. Hay también un enfoque sobre antiterrorismo. Y la perspectiva de una cooperación más estrecha entre la UE y la OTAN tendrá implicaciones prácticas, especialmente mirando al sur”, subraya el experto.

El asunto, pues, permanece sobre la mesa, y hay algunos movimientos, pero la dificultad es lograr que trascienda hasta niveles de organización y estructura.

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En cuanto a los planes regionales, según observa Simón, las tres áreas cubiertas son “la zona norte —que abarca el Ártico, Finlandia, la conexión con el Atlántico, Suecia en cuanto entre—, otro que cubre el corredor central —que sustancialmente se ocupa de Polonia y los bálticos— y otro denominado sur, pero entendiendo el sur del flanco este, que toca Rumania, Bulgaria, el Mediterráneo oriental”.

Por tanto, no hay una atención especial para todo ese segmento del flanco sur que es de mayor interés para España, que cubre el Sahel, la parte centro-occidental del norte de África y la correspondiente zona marítima.

“Esos esquemas son importantes”, recalca Simón, “porque son concretos, van a guiar la asignación de fuerzas, el entrenamiento, el desarrollo de capacidades, incluso de planificación industrial, sobre la base de las necesidades marcadas en los planes. Y ahí el sur se queda un poco descolgado”.

Por otra parte, si bien es cierto que la OTAN insiste en una aproximación de preparación ante riesgos no solo en clave geográfica, sino también por conceptos, y que el terrorismo destaca entre ellos, Simón apunta a que en estas áreas “hay muchas cosas, y se trata de una planificación menos precisa que la territorial”.

El camino para lograr un salto cualitativo en este flanco es, pues, complicado. Pero España no está sola en el intento. Otros países interesados insisten en ello, por ejemplo, haciendo valer su contribución a los esfuerzos en el flanco este. Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, dijo: “Italia sostiene la evolución de la OTAN y la atención que debe prestarse al flanco oriental, pero hemos pedido también mayor atención al flanco sur”. António Costa, primer ministro de Portugal, celebró la aprobación del estudio para la próxima cumbre, que reivindicó como una propuesta portuguesa.

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