La OTAN presiona a Turquía para que levante el veto a Suecia antes de la cumbre de la Alianza en Vilnius
Stoltenberg alerta de que el bloqueo al ingreso de Estocolmo en la Alianza beneficia a Putin
La OTAN eleva la presión sobre Turquía para que levante el veto al ingreso de Suecia en la Alianza Atlántica. El secretario general de la organización militar, Jens Stoltenberg, quiere que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, retire el bloqueo a la membresía del país nórdico en la cumbre de Vilnius (Lituania), que se inicia el próximo martes. Y ha puesto en marcha un esprint diplomático para lograrlo. “Es el...
La OTAN eleva la presión sobre Turquía para que levante el veto al ingreso de Suecia en la Alianza Atlántica. El secretario general de la organización militar, Jens Stoltenberg, quiere que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, retire el bloqueo a la membresía del país nórdico en la cumbre de Vilnius (Lituania), que se inicia el próximo martes. Y ha puesto en marcha un esprint diplomático para lograrlo. “Es el momento de que Suecia se una a la Alianza. He dejado claro que ha cumplido con los compromisos”, ha remarcado Stoltenberg este jueves tras la enésima reunión mantenida en Bruselas con las autoridades turcas, finlandesas y suecas. Sin embargo, Turquía no da señales de aceptar y sigue acusando a Estocolmo de “incubar” terroristas y de albergar militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a quienes acusa de financiar grupos terroristas y organizar manifestaciones. Todo, en medio de un ambiente extremadamente caldeado por el incremento de las protestas en Suecia, que incluyen la quema del Corán, el libro sagrado para los musulmanes.
Para satisfacer las exigencias turcas, Suecia cambió su Constitución, ha endurecido su legislación antiterrorista con cambios que han entrado en vigor este mes, ha extraditado a alguna de las personas que reclamaba Turquía y ha levantado las restricciones a la exportación de armas a Turquía. Este mismo jueves, un tribunal condenó al ciudadano kurdo Yahya Gungor a cuatro años y medio de prisión por varios delitos, entre otros, extorsión para lograr la financiación del PKK, organización considerada terrorista por la Unión Europea.
“Esperamos y buscamos una decisión positiva la próxima semana”, ha comentado este jueves el ministro de Exteriores sueco, Tobias Billstrom. Turquía reconoce los avances, pero señala que los cambios legales “deben llevarse a la práctica”. En la OTAN, las decisiones se toman por unanimidad. Las últimas protestas en el país nórdico que incluyeron la quema del Corán han enfurecido todavía más a Turquía y han avivado el debate en Suecia sobre los límites de la libertad de expresión y si la quema se puede considerar un delito de odio.
“El PKK y el presidente Putin darían la bienvenida a cualquier nuevo retraso en la adhesión”, ha insistido Stoltenberg, que aún cree que hay espacio para que Ankara apoye la entrada de Suecia, aunque la ratificación del Parlamento turco llegue una vez finalizada la cumbre. “La membresía de Suecia en la OTAN nos hará a todos más fuertes y seguros”, ha añadido el secretario general de la Alianza, que vio su mandato extendido una vez más esta semana por la falta de consenso hacia cualquier otro candidato y el contexto de la invasión rusa a gran escala sobre Ucrania.
La adhesión está “al alcance de la mano”, ha dicho Stoltenberg, que ha convocado para el lunes —la víspera de la cumbre— una reunión en Vilnius con el presidente Erdogan y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, para “cerrar la brecha” entre ambas posturas. Y durante el fin de semana, habrá una marea de conversaciones para tratar de desbloquear la entrada de Suecia en la Alianza.
Suecia, que renunció a dos siglos de neutralidad tras la guerra de Rusia en Ucrania, recibió la invitación para sumarse a la OTAN hace un año, junto a Finlandia, en la cumbre de Madrid. Pero mientras este último país pasó en abril a ser el miembro número 31 de la Alianza Atlántica —duplicando las fronteras de la Alianza con Rusia—, Estocolmo sigue tratando de avanzar en un proceso que corre el riesgo de estancarse.
La meta de Vilnius, donde se reunirán los jefes de Estado y de Gobierno de los 31 aliados durante dos días, es simbólica, pero hay otras reuniones en las que Erdogan puede dar el sí a Estocolmo. Sin embargo, voces de dentro y fuera de la Alianza creen que si en la importante cita de la capital lituana —en la que se decidirá el futuro de la relación con Ucrania y se aprobará una nueva estrategia frente a Rusia y el terrorismo que marca su mayor reorganización desde la Guerra Fría— no se salvan los obstáculos, esto ofrecerá una imagen de grietas en la unidad de los aliados que puede ser muy dañina en un momento especialmente sensible, con todo el trasfondo de la guerra de Rusia en Ucrania, y con el régimen de Vladímir Putin tratando de hacer gestos que oculten que ha quedado tocado por el fallido motín del jefe de la compañía de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, y sus hombres.
Formalmente, Hungría tampoco ha ratificado la entrada de Suecia en la OTAN. Esta semana, su ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, aseguró que si Turquía levanta el veto, el Gobierno del ultraconservador Viktor Orbán también lo hará: “Si hay movimiento allí [en Ankara], entonces, por supuesto, mantendremos nuestra promesa de que Hungría no retrasará la membresía de ningún país”.
Budapest ha estado utilizando el veto a Suecia en la OTAN para ejercer presión y chantaje sobre Suecia durante la presidencia del país nórdico del Consejo de la UE (que acabó el 1 de julio y dio paso a España). Sus razones tienen poco que ver con la incorporación de Suecia a la Alianza; están más bien vinculadas con los fondos europeos que Hungría tiene bloqueados por no cumplir con los estándares del Estado de derecho de la UE u otras negociaciones, remarcan fuentes aliadas. Budapest ha recibido también varios toques de atención de Estados Unidos sobre su posición.
Washington ha tratado de mover varias fichas para que Ankara apruebe la entrada de Suecia en la OTAN y ha amagado con vincular la venta de cazas de combate F-16 a Turquía, que quiere mejorar su flota, con que levante el veto al país nórdico. El miércoles, el presidente de EEUU, Joe Biden, recibió al sueco Kristensson en la Casa Blanca y le remarcó que espera “ansiosamente” la entrada de Suecia en la Alianza, aunque reconoció que la decisión está en manos de Erdogan. Turquía incide, además, en que la venta de F-16 es una cuestión de seguridad para toda la OTAN y no puede vincularse con la membresía de Suecia.
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