Denunciado un diplomático de la Embajada de Ecuador en Panamá por violencia de género

El acusado por violencia fue desvinculado del consulado después de que el caso se hiciera público. La mujer, quien teme por su vida y la de sus hijos, se mantiene en un lugar sin revelar por seguridad

Verónica Ibarra, en una imagen de sus redes sociales.RR SS

Desde la clandestinidad, Verónica Ibarra, una conocida comunicadora de Ecuador, denunció la violencia machista por parte de su pareja, Enrique G., quien era jefe adjunto en la Embajada de Ecuador en Panamá. “Tengo miedo de lo que pueda hacer, es una persona con poder político”, dice Ibarra desde algún lugar de Panamá que no puede revelar por su seguridad y la de su familia. Teme por su vida y por las inacciones del Gobierno ecuatoriano del que siente que le ha...

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Desde la clandestinidad, Verónica Ibarra, una conocida comunicadora de Ecuador, denunció la violencia machista por parte de su pareja, Enrique G., quien era jefe adjunto en la Embajada de Ecuador en Panamá. “Tengo miedo de lo que pueda hacer, es una persona con poder político”, dice Ibarra desde algún lugar de Panamá que no puede revelar por su seguridad y la de su familia. Teme por su vida y por las inacciones del Gobierno ecuatoriano del que siente que le ha dado la espalda.

Con su hermana, su hija de cinco años, su bebé recién nacido en brazos y recuperándose de una cesárea, Verónica salió de su casa el pasado 7 de junio en los pocos minutos en los que nadie la vigilaba. “Mi hermana me impulsó a hacerlo y salimos con lo que tengo puesto”, dice. Desde entonces han sido días de supervivencia. Verónica denunció a su esposo por violencia y al día siguiente recibió como respuesta cinco procesos judiciales. “Uno de esos es penal y podría dilatarse hasta un año; los otros pueden durar hasta cuatro meses. Ahí se ven las intenciones que él tiene, que son mantenerme en Panamá hasta cansarme, acabar con mis recursos hasta quebrarme y que yo le entregue a mi hijo”, explica Ibarra.

La Cancillería ecuatoriana se pronunció a través de Twitter el 11 de junio, el día que Verónica Ibarra hizo pública su situación. El canciller Gustavo Manrique informó que había tomado contacto con ella para obtener todos los detalles. “Estamos dándole todo el apoyo y acompañamiento necesario para que, junto a sus hijos, pueda solucionar inmediatamente su situación”, escribió en un tuit.

Sin embargo, Verónica asegura que después de las llamadas del canciller no ha tenido ninguna respuesta de Ecuador, ni de la Embajada en Panamá, que estaba al tanto de lo que ocurría. “Conversé con el embajador Flores, por la cercanía que tenía con él y le dije todo lo que estaba pasando en estos seis meses”, relata la mujer, pero “él me dijo que iba a intentar ayudar en este tema ‘personal’ y le dije que no es un tema personal, no se trata de una pelea marital, se trata de una mujer ecuatoriana en un país extraño con una situación de vulnerabilidad y unos niños menores de edad en situación de vulnerabilidad que fue creada por un uno de sus funcionarios”.

Al día siguiente de hacer pública la denuncia, la Cancillería ecuatoriana desvinculó al funcionario de la Embajada de Ecuador en Panamá y dijo estar “atenta y activamente involucrada en el caso”, según el comunicado que compartió en redes sociales, algo que Verónica refuta. “No se ha hecho absolutamente nada, nueve días después me han enviado correos diciéndome que me acerque a la Embajada para presentar de forma escrita mi denuncia, pero de eso tenía que encargarse la Fiscalía de Panamá que me dijeron que ya lo hicieron. Las autoridades ecuatorianas no responden y por eso ni siquiera me pueden dar una boleta de protección que es el primer paso en este tipo de denuncias”.

El Ministerio de la Mujer de Panamá sigue de cerca el caso y confirmó a EL PAÍS que son varias las instituciones involucradas que están brindando ayuda a Verónica Ibarra y su familia, pero no dio más detalles al ser un tema internacional en el que está involucrada una Embajada. Verónica confirma que la asistencia que ha recibido desde pañales para el bebé, hasta la seguridad ha sido por el contacto permanente que las autoridades panameñas han tenido con ella desde que denunció y de un grupo de ecuatorianos residentes en ese país.

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La propuesta de la Embajada de Ecuador de que se acerque a dejar sentada la denuncia pone nerviosa a Ibarra. “El momento en que yo entro ahí, estaría en suelo ecuatoriano y la gente que me está ayudando es panameña y no me podría sacar”, añade. La Cancillería de Ecuador no se ha pronunciado sobre el caso desde el 12 de junio.

Las agresiones empezaron el 21 de diciembre de 2022, cuando Verónica llegó a vivir a Panamá recién casada y embarazada del hijo de ambos. “Cuando empezamos la relación para mí era un príncipe, una persona pendiente, cariñosa, detallista, y entonces yo me enamoré de él”, recuerda Verónica de los meses previos antes de que empesase la violencia.

Los intentos por salvar la relación fracasaron, asegura Ibarra, quien reconoció las señales de violencia que estaba viviendo. La que se presentó el día anterior de tener que huir de casa fue la que la empujó a tomar la decisión. “Enrique me había pedido el pasaporte físico y me sentí alterada, no necesitaba hacer ningún trámite, ¿para qué lo quería? Le dije que quería irme, que lleguemos a un acuerdo, pero eso desató una pelea terrible, insultos, violencia, amenazas, me dijo que me iba a denunciar con la policía diplomática, que yo podía irme pero que mi hijo se quedaba aquí”, afirma Verónica, quien lleva 12 días oculta con sus hijos en Panamá, intentando conseguir medidas de protección para regresar a Ecuador.

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