Rusia refuerza su defensa aérea tras la entrada de Finlandia en la OTAN
Un alto mando militar ruso asegura que sus fuerzas se entrenan para destruir drones, cohetes y misiles balísticos del exterior
Las fuerzas armadas rusas reforzarán su frontera noroeste ante la reciente incorporación de Finlandia a la OTAN y la próxima adhesión de Suecia (pendiente todavía del visto bueno de Turquía y Hungría). La ampliación de más de 1.300 kilómetros de la zona de contacto con la Alianza Atlántica ha sido catalogada como una amenaza por el máximo responsable de la defensa aérea rusa, el comandante Andréi Diomin, que ha avanzado esa...
Las fuerzas armadas rusas reforzarán su frontera noroeste ante la reciente incorporación de Finlandia a la OTAN y la próxima adhesión de Suecia (pendiente todavía del visto bueno de Turquía y Hungría). La ampliación de más de 1.300 kilómetros de la zona de contacto con la Alianza Atlántica ha sido catalogada como una amenaza por el máximo responsable de la defensa aérea rusa, el comandante Andréi Diomin, que ha avanzado esa primera medida ante la ampliación de la Alianza en territorio fronterizo con Rusia. El comandante ha asegurado en una entrevista que sus fuerzas han extraído lecciones de la invasión de Ucrania en cuanto a la protección contra misiles y drones enemigos. Según el alto mando, Rusia ya dispone de sus primeros sistemas antiaéreos de fabricación nacional capaces de derribar los minúsculos vehículos aéreos no tripulados que, en su opinión, amenazan a las infraestructuras del Gobierno.
“Finlandia se unió al bloque de la OTAN el 5 de abril. Suecia se prepara para su adhesión a la alianza. Con estas condiciones, las fuerzas de la defensa aérea están resolviendo los problemas que surgen para la protección de la frontera estatal en el noroeste del país, conforme al aumento del nivel de amenazas”, ha afirmado Diomin en una entrevista publicada en el diario del ejército ruso, Krásnaya Zvezdá.
El militar no explica qué cambios se están realizando en la reorganización de la defensa rusa. Los servicios de inteligencia noruegos alertaron a principios de año de que Moscú había equipado con armas nucleares a su Flota del Norte por primera vez desde la caída de la Unión Soviética para contrarrestar así el traslado de fuerzas terrestres de las zonas báltica y nórdica a la guerra de Ucrania.
La incorporación al bloque aliado de Finlandia y Suecia inquieta al Kremlin, aunque resulta mucho menos traumática de lo que supondría un ingreso de Ucrania y Georgia, países que el Kremlin considera su patio trasero y cuya hipotética adhesión a la OTAN rechaza plenamente. “Rusia no tiene problemas con esos Estados y, por lo tanto, la ampliación a esos países no genera una amenaza inmediata para Rusia”, llegó a afirmar Vladímir Putin en mayo de 2022 tras conocer la solicitud formal de adhesión de Helsinki y Estocolmo.
El presidente ruso se ha esforzado estos meses por transmitir un mensaje en el que restaba importancia al paso dado por dos países que hasta ahora mantenían el estatus de no alineados, pero a los que la invasión de Ucrania ha terminado de empujar a su adhesión a una alianza de carácter defensivo. Frente a ese discurso respecto a los nórdicos, Putin enfatizó, tres días antes de lanzar su invasión, que la incorporación de Kiev a la OTAN “sería como tener un cuchillo en la garganta” porque si se despliegan misiles en Járkov, “tardarían de siete a ocho minutos en llegar a Moscú, y los cohetes hipersónicos, de cuatro a cinco minutos”. Pero las distancias geográficas no justifican ese doble mensaje. La región fronteriza de Járkov, en Ucrania, está a unos 650 kilómetros de la capital rusa, mientras que Pasiene, en Letonia, se encuentra a menos de 630. Aún más llamativo resulta el caso de la segunda mayor ciudad del país: San Petersburgo, situada a apenas un centenar de kilómetros de la frontera con Finlandia.
En un intento por destacar la fortaleza de su ejército, el comandante Andréi Diomin recalca en la entrevista que la experiencia obtenida de la guerra desatada contra Ucrania es muy valiosa para su ejército. El militar calcula que sus fuerzas de defensa aérea realizaron unos 200 ejercicios el año pasado, y en ellos “se desarrollaron acciones prácticas para detectar y destruir drones, cohetes y misiles balísticos”.
Ataques aéreos de Kiev efectuados con éxito
Kiev ha realizado con éxito varios ataques aéreos contra objetivos militares rusos alejados cientos de kilómetros desde la frontera. Primero fueron los bombardeos de bases aéreas situadas en la península de Crimea, anexionada ilegalmente por el Kremlin en 2014. Aquellos ataques, durante el verano de 2022, sorprendieron incluso a los turistas que se alojaban en las inmediaciones de las instalaciones militares. Posteriormente, en diciembre, Ucrania bombardeó dos aeródromos situados a cientos de kilómetros de la frontera. Las bases aéreas de Riazán y Sarátov fueron sorprendidas supuestamente por unos cohetes de fabricación soviética. A estos ataques se han sumado muchos otros realizados contra otros puntos militares de la zona fronteriza, y otros capítulos como el ocurrido el 28 de febrero, cuando un dron provocó el cierre del espacio aéreo en San Petersburgo y otro vehículo no tripulado cayó en la aldea de Gubastovo, a apenas un centenar de kilómetros de la capital.
Diomin ha anunciado que Moscú ya ha desplegado sus primeros sistemas RLC-MC Valdái en infraestructuras críticas. Se trata de equipos capaces de detectar y derribar vehículos aéreos minúsculos. “Debido a la pequeña superficie reflectante de los drones tácticos, es bastante problemático detectar su vuelo con los equipos de radar estándar”, explica el comandante durante la entrevista.
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