Las protestas tumban en Georgia la polémica ley de agentes extranjeros

El partido gobernante decide retirar definitivamente una medida inspirada en la legislación rusa para controlar a medios y ONG. La oposición desconfía y mantiene las manifestaciones

Un hombre alza la bandera de Georgia ante una barricada en llamas frente al Parlamento, la noche del 8 al 9 de marzo.Foto: ZURAB TSERTSVADZE (AP) | Vídeo: Reuters
Moscú -

Dos jornadas de manifestaciones masivas y las críticas de la Unión Europea han echado por tierra el intento del primer partido de Georgia, Sueño Georgiano, de aprobar una ley inspirada en la legislación rusa para amordazar a medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales. “Como partido goberna...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dos jornadas de manifestaciones masivas y las críticas de la Unión Europea han echado por tierra el intento del primer partido de Georgia, Sueño Georgiano, de aprobar una ley inspirada en la legislación rusa para amordazar a medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales. “Como partido gobernante, hemos tomado la decisión de retirar incondicionalmente el proyecto de ley que apoyábamos”, ha anunciado la formación prorrusa este jueves a través de un comunicado, no sin señalar que las críticas de la oposición a esta norma están basadas en “mentiras”. Los partidos opositores han mostrado su desconfianza ante esta decisión y han anunciado que seguirán con las acciones de protesta.

Las protestas comenzaron en la capital, Tbilisi, tras la aprobación del proyecto de ley en primera lectura en el Parlamento el pasado martes 7. Al menos 133 personas fueron detenidas entre el 7 y el 8 de marzo frente a la sede del órgano legislador, según el Ministerio del Interior, y las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno, cañones de agua y armas sónicas para su dispersión. Los últimos choques con la policía se produjeron esta pasada madrugada en la capital georgiana. Los manifestantes quemaron dos coches, uno de ellos de la policía.

A los manifestantes se unieron los partidos de la oposición y la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili. La jefa de Estado emitió un mensaje a la nación frente a la estatua de la Libertad de Nueva York, donde se encontraba de viaje oficial, en el que advertía de que esta medida ponía en riesgo la entrada del país en la UE. El alto representante comunitario para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, también subrayó que la nueva ley era muy preocupante e incumplía los requisitos democráticos europeos.

Manifestantes mueven un contenedor de basura frente a un coche de policía en llamas, en la noche del jueves en Tbilisi. Zurab Tsertsvadze / Associated Press /Lapress

A pesar del anuncio de la revocación de la ley, la oposición georgiana ha anunciado que continuará las acciones de protesta contra este polémico proyecto. “No creemos a Sueño Georgiano. Que explique cómo retira jurídicamente el proyecto. Por ahora el procedimiento es muy ambiguo”, aseguró en una rueda de prensa conjunta de la oposición del país el dirigente del partido Guircham, Tsotné Koberidze, citado por la agencia Efe. “Continuaremos las protestas hasta que Georgia adopte un rumbo prooccidental garantizado”, recalcó Koberidze.

Guircham y otras formaciones de la oposición georgiana convocaron una nueva manifestación para este jueves a las 19.00, hora hora local, (las 16.00 en horario peninsular español) en la avenida Rustaveli, la principal arteria de la capital georgiana. En ella, han participado miles de manifestantes que han exigido la libertad de los detenidos en las protestas de los dos últimos días.

Lejos de la candidatura de la UE

Georgia solicitó su adhesión a la UE en marzo de 2022 empujada definitivamente por la invasión rusa de Ucrania, pero los Veintisiete se negaron a concederle el estatuto de candidato, algo que sí consiguieron Moldavia y Ucrania, alegando el estancamiento de las reformas políticas y judiciales exigidas por Bruselas para iniciar formalmente el procedimiento de adhesión.

El proyecto de ley georgiano de agentes extranjeros, inspirado en otro homónimo del Kremlin, implicaba que todo activista u organización que recibiese al menos un 20% de sus fondos del exterior entraría en una lista negra del Ministerio del Interior. La etiqueta de agente extranjero les impondría una serie de restricciones y obligaciones draconianas, y en el caso de no cumplirlas afrontarían multas o, incluso, penas de hasta cinco años de prisión. El gobernante Sueño Georgiano había justificado esa ley asegurando que era necesaria para controlar a los críticos de la poderosa Iglesia Ortodoxa Georgiana, que sigue teniendo un gran peso en la política y la sociedad del país.

En el caso de Rusia, la ley de agentes extranjeros ha sido endurecida desde la detención del opositor Alexéi Navalni en 2021 y ya no hace falta recibir financiación extranjera: basta con ser considerado una persona u organización bajo el vago concepto de “influencia extranjera” para tener la obligación de mostrar el destino de cada rublo gastado y etiquetar cada manifestación pública con un mensaje que advierta de la condición de agente extranjero. Gracias a esta legislación, las autoridades rusas han podido cerrar ONG defensoras de derechos humanos y por la preservación de la memoria histórica como Memorial.

La oposición de Georgia critica desde hace tiempo a Sueño Georgiano por lo que considera una excesiva cercanía a Moscú, a pesar de la disputa entre ambos países a causa de las regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, autoproclamadas independientes con apoyo ruso. En 2008, el intento de Georgia de recuperar por la fuerza militar el control de esas dos regiones desató la conocida como guerra de los Cinco Días con Rusia y sus aliados separatistas, que se saldó con algo más de 600 muertos. Moscú reconoció entonces como Estados independientes a Abjasia y a Osetia del Sur, que Georgia considera “territorios ocupados”. El Kremlin colocó allí a tropas supuestamente “pacificadoras” —que se han convertido en soldados acuartelados en bases militares, unos 13.000 entre las dos regiones, según cálculos de Tbilisi— y forzó la salida de mediadores y observadores internacionales.

Moscú se ha desmarcado de la tramitación de la ley georgiana. “Nada ha sido inspirado por el Kremlin, el Kremlin no tiene absolutamente nada que ver”, ha enfatizado el portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, este jueves, que ha recordado que Estados Unidos tiene también su propia ley de agentes extranjeros. Sin embargo, el parecido entre ambas es nominal porque ni el castigo es el mismo, ni Washington persigue a quién considere influenciado por ideas extranjeras.

A Rusia le preocupa más la inestabilidad política georgiana. El Kremlin rechaza frontalmente su entrada en la OTAN, miles de rusos se han desplazado allí desde el comienzo de la guerra, especialmente tras la movilización decretada por Putin en septiembre, y cualquier protesta le trae a la memoria al Kremlin las manifestaciones europeístas de Maidán de 2013 y 2014 en Ucrania. “Sigue siendo un Estado vecino nuestro y, a pesar de que no tenemos relaciones con Georgia como tal, su situación solo puede provocarnos preocupación. Es importante para nosotros que haya tranquilidad a lo largo de nuestras fronteras, y allí la situación deja mucho que desear”, ha advertido el portavoz de Putin.

Un agente lanza una lata de gas lacrimógeno durante la protesta, la noche del jueves, en Tbilisi.IRAKLI GEDENIDZE (REUTERS)

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En