Rusia se ceba con bombardeos constantes contra Jersón
Una decena de personas murieron el sábado en uno de los peores ataques sufridos hasta ahora por la ciudad
Los costurones en el asfalto son frescos, el ataque ha sembrado de pedazos de cemento y tierra la acera y la carretera. Al lado del pavimento reventado, en pleno centro de la ciudad de Jersón, atacada con saña estos días por las fuerzas rusas, un colorido anuncio pegado a una farola publicita viajes a Praga, España, Georgia o Italia. El cartón todavía brilla y está tan fuera de lugar que dos hombres que fuman al lado, junto a una oscura mancha negruzca reciente en la calzada, no pueden dejar de mirarlo de reojo. Este sábado, un bombardeo ruso en ese mismo punto sumado a otros dos en las calles...
Los costurones en el asfalto son frescos, el ataque ha sembrado de pedazos de cemento y tierra la acera y la carretera. Al lado del pavimento reventado, en pleno centro de la ciudad de Jersón, atacada con saña estos días por las fuerzas rusas, un colorido anuncio pegado a una farola publicita viajes a Praga, España, Georgia o Italia. El cartón todavía brilla y está tan fuera de lugar que dos hombres que fuman al lado, junto a una oscura mancha negruzca reciente en la calzada, no pueden dejar de mirarlo de reojo. Este sábado, un bombardeo ruso en ese mismo punto sumado a otros dos en las calles cercanas mataron a una decena de personas e hirieron a 60, en su gran mayoría civiles, según las autoridades ucranias.
Danylo Stepaniuk, uno de los fumadores, asegura que uno de los muertos era un joven que acababa de volver a la ciudad para evacuar a su madre de una ciudad en la que las condiciones de vida se van haciendo más complicadas. El ataque pillo al chico en el coche y dejó su cuerpo carbonizado, dice Stepaniuk.
Tras abandonar la ciudad portuaria del Mar Negro —la única capital provincial que el Kremlin había logrado conquistar— empujados por una exitosa contraofensiva ucrania, las fuerzas del presidente ruso, Vladimir Putin, están sometiendo ahora a Jersón a un duro castigo. La localidad tiene serios problemas de acceso al agua, luz y calefacción; peor incluso que otras ciudades ucranias. “Los bombardeos son constantes”, apunta Stepaniuk.
El ataque del sábado, pocas horas antes de que parte de la población celebrase las fiestas navideñas, es uno de los peores que ha sufrido la ciudad. El gobernador de la región de Jersón, Yaroslav Yanushevich, ha llamado a quienes puedan a acercarse a donar sangre para los heridos. Tres trabajadores de emergencias que trabajaban en tareas de desminado a las afueras de la ciudad han muerto también este fin de semana como consecuencia de la explosión de una de las bombas trampas que dejaron plantadas los rusos, según ha asegurado Yanushevich.
Casi al mismo tiempo que Larissa y su familia se disponían a salir para uno de los servicios religiosos navideños, las sirenas que avisan de ataques aéreos se disparaban en todo el país. La familia se dispuso a esconderse en el sótano de su casa, a las afueras de Jersón. Este año, las celebraciones han sumado a más gente tras el beneplácito de la Iglesia ortodoxa de Ucrania —la que sigue una mayoría de las personas creyentes en el país— de que se celebre también la Navidad este 25 de diciembre, en la fecha que marca el calendario gregoriano, además del 7 de enero, según la fecha del calendario juliano que siguen.
“Un regusto amargo”
Con todo, las fiestas tienen en Ucrania un “regusto amargo”, señalo el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en su discurso nocturno del sábado, mientras la gran mayoría de los países occidentales que han apoyado a Ucrania celebraran la Navidad. “La cena en la mesa familiar no puede ser tan sabrosa y cálida. Puede haber sillas vacías a su alrededor y nuestras casas y calles no pueden ser tan brillantes”, dijo. “Las campanas navideñas pueden no sonar tan fuerte e inspiradoras por las sirenas antiaéreas, peor aún, por los disparos y explosiones”, abundó el presidente ucranio.
Las consecuencias de los ataques a las instalaciones energéticas de toda Ucrania, que han dejado gran parte del país con problemas serios de suministro de luz, agua y electricidad en pleno invierno, han continuado este domingo. El estado mayor del Ejército ucranio ha afirmado este domingo que las fuerzas del Kremlin han bombardeado este fin de semana docenas de ciudades y posiciones a lo largo de la línea del frente.
En el este del país, en la región de Donbás, las tropas ucranias están empujando a los soldados rusos en una lenta contraofensiva para recuperar territorio en la región de Lugansk, donde el barro ha ralentizado los movimientos de lo que ya se ha convertido en una clásica guerra de posiciones y trincheras.
Un discurso belicista
En Rusia, Putin se aferró este domingo de nuevo y más fuerte a su discurso belicista y remarcó que está yendo por la “buena dirección” en Ucrania. En otro más de sus esfuerzos de los últimos días por mostrarse en público como un líder y no como el presidente que se ha escondido en su búnker durante toda la invasión y ha tomado decisiones fallidas que han llevado a Rusia al aislamiento internacional —como describe la inteligencia occidental— el jefe del Kremlin ha culpado por enésima vez a Occidente, liderado por Estados Unidos, de iniciar el conflicto en Ucrania, de socavar y tratar de dividir lo que llamó “Rusia histórica”. Para el jefe del Kremlin, eso incluye también Ucrania, un país que considera ficticio y al que quiere arrebatar su soberanía con la guerra que ya ha superado los diez meses.
“Estamos actuando en la dirección correcta, defendiendo nuestros intereses nacionales, los de nuestros ciudadanos, nuestra gente. Y no tenemos otra opción que proteger a nuestros ciudadanos”, afirmó en una entrevista en un de los canales de televisión estatales rusos sancionados por la UE. Cuando los combates siguen en el flanco sur y el Este de Ucrania y la ciudadanía resiste a los ataques rusos, Putin volvió a repetir que está dispuesto a negociar y culpó a Ucrania de no querer abrir la vía del diálogo.
Mijaílo Podoliak, uno de los negociadores del presidente ucranio Volodímir Zelenski y asesor presidencial, resaltó que el jefe de Kremlin solo habla de negociar sin intención de hacerlo y denunció que el Kremlin no ceja en sus ataques contra la población civil y en sus intentos de arrancar a Ucrania su soberanía. “Rusia no quiere negociaciones, pero trata de evitar la responsabilidad”, insistió Podoliak en Twitter.
Mientras los ucranios celebraban la festividad con resiliencia, reuniéndose a pesar de las sirenas en iglesias y capillas para los servicios navideños, Putin repitió la afirmación de que su guerra fue en defensa de los intereses nacionales de Rusia, y que Ucrania y sus aliados tenían la culpa del conflicto que ha entrado en su undécimo mes. “Estamos listos para negociar con todos los participantes en este proceso sobre algunos resultados aceptables, pero esto es asunto de ellos, no somos nosotros quienes rechazamos las negociaciones, sino ellos”, dijo Putin a un entrevistador en la televisión estatal en Rusia.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.