Un asesino múltiple anda suelto en la pacífica Moscú, Idaho
El asesinato a puñaladas de cuatro estudiantes conmociona a una pequeña comunidad universitaria mientras el caso se convierte en un quebradero de cabeza para las autoridades
Cientos de personas de la Universidad de Idaho se reunieron la noche del miércoles en el estadio local a recordar a Kaylee Goncalvez, Madison Morgen, Xana Kernodle y Ethan Chapin, cuatro estudiantes que fueron asesinados a cuchilladas mientras dormían, el pasado 13 de noviembre. Dos semanas después, el caso se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza para las autoridades en Estados Unidos. No hay detenidos ni sospechosos en este homicidio múltiple. Los investigadores han pedido paciencia. Han recabado cientos de pruebas, pero no hay ningun...
Cientos de personas de la Universidad de Idaho se reunieron la noche del miércoles en el estadio local a recordar a Kaylee Goncalvez, Madison Morgen, Xana Kernodle y Ethan Chapin, cuatro estudiantes que fueron asesinados a cuchilladas mientras dormían, el pasado 13 de noviembre. Dos semanas después, el caso se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza para las autoridades en Estados Unidos. No hay detenidos ni sospechosos en este homicidio múltiple. Los investigadores han pedido paciencia. Han recabado cientos de pruebas, pero no hay ninguna certeza en el pequeño y callado pueblo de Moscú, donde se cometieron los crímenes.
Los asistentes a la vigilia, celebrada en Boise, lloraron por las víctimas, jóvenes locales de entre 20 y 21 años que se conocían desde hace años. Solo Chapin, quien era trillizo y novio de Xana, había llegado desde el vecino Estado de Washington junto a sus hermanos a estudiar la carrera de Turismo. En todo el Estado fueron convocadas pequeñas reuniones para recordar a las fallecidas. Las escuelas encendieron las luces de sus campos de fútbol como homenaje. Las familias afectadas pidieron a los habitantes de Idaho dejar encendidos los focos de los porches. “La única cura que hay para el dolor es el amor, es lo único que nos va a curar”, dijo Steve Goncalves, padre de Kaylee, durante la ceremonia.
Kaylee y Madison eran amigas inseparables desde hace años. “Fueron al instituto juntas, comenzaron a buscar universidad juntas y así llegaron aquí. Fueron compañeras de piso. Y al final, murieron juntas, en la misma habitación, en la misma cama”, afirmó Steve, entre lágrimas, del trágico destino de su hija, de 21 años.
Las cuatro víctimas compartían una casa rentada cerca del campus en Moscú, una tranquila comunidad universitaria y agrícola llena de campos de trigo y frijoles. Con una población de 26.000 personas (10.000 son estudiantes), su primer gran almacén fue inaugurado en 2021. La tragedia ha roto la paz de este pueblo, que no registraba un homicidio desde hace siete años.
El alcalde, Art Bettge, descartó días después del crimen que un asesino serial estuviera suelto en el pueblo. Dijo que no se “percibía ningún peligro” para el resto de la población y pidió a la prensa local y nacional que esperaran a los hallazgos. Ante el estancamiento de las investigaciones, el político se tuvo que desdecir y solicitó a la comunidad estar alerta. No ha habido avances importantes tras dos semanas de pesquisas.
Las autoridades acudieron a un llamado de emergencia el 14 de noviembre que alertaba de un individuo inconsciente dentro de la casa. Cuando llegaron a la escena hallaron cuatro cuerpos. La forense del condado descartó pronto que se tratara de un homicidio cometido por alguno de los jóvenes, quien después se habría suicidado con un arma blanca.
La forense asegura que los homicidios se llevaron a cabo entre las tres y cuatro de la madrugada del 13 de noviembre. Otros dos chicos, que eran compañeros de piso de las víctimas, quienes dormían en el sótano, habían llegado a la residencia a la una de la mañana. Estos afirman que estaban dormidos y no escucharon nada raro cuando los asesinatos se cometieron. La policía no considera sospechosos a estos dos sobrevivientes.
La policía no ha podido nombrar ningún sujeto de interés, el término con el que indican a la población que están tras la pista de algún sospechoso. Tampoco han podido hallar el arma homicida, que se cree que es un cuchillo pequeño, como los que se usan en la cacería u otras actividades de exteriores.
El misterio ha ido en aumento. Esto ha obligado al gobernador de Idaho, Brad Little, a destinar un millón de dólares de fondos estatales etiquetados para emergencias para financiar la investigación. El FBI, el Buró Federal de Investigaciones, ha destinado a 44 agentes al caso, más de la mitad de estos se encuentran en Moscú, salpicando la vida universitaria con el color azul de los rompevientos federales. Estos no son los únicos involucrados en las pesquisas, la Policía Estatal ha puesto a otros 20 uniformados a seguir las pistas.
La universidad, que se especializa principalmente en ingenierías y Agricultura, ha pedido a sus profesores permitir a los estudiantes que lo soliciten conectarse en remoto. Las autoridades universitarias admiten que parte de la población estudiantil no ha regresado al campus tras las vacaciones de Día de Acción de Gracias porque no se sienten seguros. Para tranquilizar a quienes han vuelto se ha reforzado la vigilancia en los dormitorios y se ha creado escoltas que acompañan a los jóvenes a las viviendas dentro del complejo. Un asesino sigue suelto en el pacífico Moscú.
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