Pedro Sánchez pide a Xi que medie con Putin para evitar que se prolongue la guerra en Ucrania
El presidente chino garantiza al español que no habrá apoyo militar a Rusia
La cita bilateral de este martes entre Pedro Sánchez y Xi Jinping, el presidente chino, en el marco de la cumbre del G-20 en Bali, estuvo dominada por la guerra en Ucrania, según fuentes oficiales españolas. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, señaló a los periodistas españoles desplazados a Indonesia que en el encuentro, de unos 40 minutos, el presidente español le pidió a Xi “en un tono de cordialidad y franqueza” qu...
La cita bilateral de este martes entre Pedro Sánchez y Xi Jinping, el presidente chino, en el marco de la cumbre del G-20 en Bali, estuvo dominada por la guerra en Ucrania, según fuentes oficiales españolas. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, señaló a los periodistas españoles desplazados a Indonesia que en el encuentro, de unos 40 minutos, el presidente español le pidió a Xi “en un tono de cordialidad y franqueza” que “utilice su influencia en Rusia para intentar moderar a Putin y lograr que la paz regrese a Ucrania lo antes posible”. Xi, según las citadas fuentes, le garantizó a Sánchez que China no está ofreciendo apoyo militar a Rusia, y, por tanto, no se considera parte en la guerra. Además, insistió en que él “no está echando más leña al fuego”, pero también le reconoció las limitaciones que puede tener a la hora de influir sobre Putin en un asunto tan delicado. Xi reconoció que es aliado de Putin, pero insistió en que en este asunto China actúa como un vecino que trata de ayudar a buscar una solución.
El líder chino, que en la localidad de Nusa Dua, en la isla indonesia de Bali, se ha reunido con más de media docena de jefes de Estado y de Gobierno (EE UU, Francia, Australia, Países Bajos, Argentina, Corea del Sur, Senegal y España) admitió que casi todos ellos le están pidiendo que intensifique esta labor de mediación para frenar cuanto antes la guerra, pero insistió en las limitaciones que tiene para lograrlo.
En cualquier caso, los dos mandatarios coincidieron, según fuentes españolas, en que el escenario de una escalada nuclear es impensable e indefendible. Aun así, Xi también recordó que en algunas cuestiones coincide con Putin y señaló ante Sánchez, que ha apoyado todas las sanciones a Rusia, que este tipo de medidas o la amenaza de que Putin pueda ser juzgado en un tribunal internacional si sale de su país no contribuyen a la desescalada, mostrando así el rechazo de China a estas medidas. Sánchez insistió ahí en pedirle que actúe como moderador.
China no ha roto con Rusia en ningún momento y se sigue absteniendo en las votaciones en la ONU sobre este asunto cuando se promueven condenas a la invasión de Putin. Sin embargo, fuentes españolas estiman que es evidente en este G-20 que Pekín está girando poco a poco porque la guerra se está extendiendo más de lo esperado, a Rusia le va mucho peor de lo previsto y el riesgo de una escalada nuclear está encima de la mesa.
Este fue el asunto central de la cita, según las fuentes españolas, pero la versión de Pekín es completamente diferente. En el comunicado oficial del Ejecutivo chino sobre esta reunión con Sánchez no se hace ninguna mención a Rusia ni a la guerra en Ucrania. El texto destaca otras cuestiones que también estuvieron sobre la mesa, pero según la versión española con mucha menos presencia, como las comerciales. “Acogemos la entrada de más empresas y productos españoles en el mercado chino, esperando al mismo tiempo que España brinde a las empresas chinas un trato equitativo, justo, transparente y no discriminatorio en su mercado”, señala el texto. China quiere evitar a toda costa que países de la UE le pongan barreras comerciales, algo que está encima de la mesa porque en la última cumbre europea los Veintisiete determinaron que China “es un rival” y hay que aumentar la autonomía estratégica de los países europeos para no depender tanto industrialmente del coloso asiático.
Una de las cuestiones comerciales que se abordaron en el encuentro es el contrato de 30.000 millones de euros que Airbus, participada por España, ha cerrado en China para construir casi 300 aviones comerciales. “China está dispuesta a reforzar con España la comunicación y la colaboración en las plataformas multilaterales como el G-20, para responder conjuntamente a los desafíos como el cambio climático y la seguridad energética y alimentaria”, remata el texto del Gobierno chino. Xi invitó tanto a Sánchez como a lo Reyes a visitar China, algo que se podría producir de forma inmediata en 2023, cuando se cumplen 50 años de relaciones diplomáticas entre ambos países. Xi estuvo en España de visita de Estado en 2018.
Sánchez, como otros líderes europeos, se ha concentrado en este G-20 en los mensajes duros contra Putin y su invasión de Ucrania. Y no solo lo ha hecho en el plenario, con palabras muy directas, sino también en el terreno simbólico. En la cena de gala de la cumbre, la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, llevó un vestido amarillo, en un evidente gesto de apoyo a Ucrania con el color principal de su bandera. Además, iba combinado con el chal que le regaló la organización a juego con el batik (camisa tradicional) que llevaba Sánchez. Ambos eran morados, casi azules, lo que reforzaba aún más la idea de homenaje a Ucrania, cuya bandera es amarilla y azul. En la cena estaba Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso y máximo representante de este país en la cumbre, ante la ausencia de Putin.
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