Los cambios en la cúpula militar de China revelan inquietud sobre Taiwán
La entrada en el Politburó de tecnócratas vinculados a la industria militar subraya también la preocupación de Pekín por la tecnología crítica para la seguridad
La remodelación a medida con la que el presidente de China, Xi Jinping, ha clavado con cemento su silla en la cima del poder, unida a los cambios emprendidos este fin de semana en la cúpula militar del país, reafirman el foco de Pekín sobre el estrecho de Taiwán. Entre los nombres que Xi ha colocado en lo más alto de la Comisión Militar Central, cuya presidencia ha revalidado también el líder por otros cinco años, d...
La remodelación a medida con la que el presidente de China, Xi Jinping, ha clavado con cemento su silla en la cima del poder, unida a los cambios emprendidos este fin de semana en la cúpula militar del país, reafirman el foco de Pekín sobre el estrecho de Taiwán. Entre los nombres que Xi ha colocado en lo más alto de la Comisión Militar Central, cuya presidencia ha revalidado también el líder por otros cinco años, destacan un veterano al que le unen lazos desde la infancia, con experiencia bélica, y un general que ha labrado su currículum en los distritos militares del Este, que serían los afectados por un potencial conflicto con la isla autogobernada. Los recientes movimientos en los principales escalones de poder del Partido Comunista, con la entrada en el Politburó —el segundo escalón de mando— de una nueva hornada de tecnócratas vinculados a la industria militar, subrayan también la preocupación de Pekín por potenciar las tecnologías críticas para la seguridad.
Xi vislumbra un mundo más oscuro, que navega un “periodo de cambios y turbulencias”, y para desenvolverse en este nuevo teatro geopolítico quiere un Ejército de Liberación Popular leal al partido, con capacidades tecnológicas punteras y preparado para “ganar guerras regionales”, según el largo informe de más de 60 páginas con cuya lectura en formato abreviado el secretario general abrió el XX Congreso del Partido Comunista el pasado 16 de octubre. “Taiwán es China”, subrayó sobre el enclave que Pekín reclama como parte inalienable de su territorio. El presidente reiteró su apoyo a una reunificación pacífica, pero aseguró que nunca renunciará “al uso de la fuerza” para frenar posibles injerencias extranjeras y contener a los “escasos separatistas”.
El Congreso concluyó este pasado fin de semana con el apoyo unánime a favor de incluir una mención expresa sobre la lucha contra la independencia de Taiwán en la Constitución (o estatutos) del partido por primera vez en la historia. También se desveló la composición de los principales órganos de mando, con la lealtad y proximidad al líder Xi como uno de los criterios clave para el ascenso.
En la cúpula militar, Zhang Youxia, de 72 años, ha sido nombrado vicepresidente de primer rango de la Comisión Militar Central, el órgano de dirección de los asuntos del ejército, a pesar de que por edad podría haber sido jubilado. General del Ejército de Tierra, Zhang —que ya servía como vicepresidente de segundo rango del organismo— es desde hace años un aliado del presidente. Los padres de ambos lucharon juntos en los años cuarenta del pasado siglo, cuando en el campo de batalla se escribía el futuro comunista de la República Popular. Zhang se unió al Ejército a los 18, al partido un año después y tiene experiencia de combate: fue comandante durante la guerra sinovietnamita en 1979, según el diario hongkonés South China Morning Post. En el primer quinquenio de la “nueva era” de Xi estuvo a cargo del departamento armamentístico, lo que incluye las exploraciones lunares y los vuelos espaciales tripulados. Ha sido una de las voces a favor de la integración de proyectos civiles y militares, fusión que Pekín busca reforzar en los próximos años.
El vicepresidente de segundo rango en el órgano de mando militar será el general He Weidong, de 65 años, curtido en las provincias costeras del Este del país. En 2019 fue elevado a comandante del Teatro de Operaciones del Este, cuya área de responsabilidad cubre Taiwán. Es considerado, según el citado diario, uno de los artífices de los ejercicios militares que Pekín desplegó en torno a la isla a principios de agosto como respuesta a la visita a Taipéi de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Miao Hua, con experiencia naval, es otro de los mandos de peso con una lectura en clave taiwanesa.
Una creciente guerra tecnológica
Los cambios han despertado las alarmas al otro lado del Estrecho. Chiu Kuo-cheng, ministro de Defensa taiwanés, expresó este lunes en una comparecencia su preocupación por las señales que envía la remodelación de Pekín. De ella, dijo, se deduce una estrategia más dura hacia Taiwán en el futuro. E hizo notar la juventud de algunos miembros del nuevo Politburó y sus antecedentes vinculados a la industria tecnológica y aeroespacial, lo que apunta hacia una creciente guerra tecnológica, según ha recogido la radio pública de la isla.
Este segundo círculo de poder del partido, el Politburó, lo forman 24 miembros elegidos de entre el Comité Central, el órgano de 205 personas que ha emergido del cónclave de la semana pasada y en cuya selección se ha involucrado el presidente Xi de forma directa, según ha recogido la agencia oficial Xinhua. Los candidatos debían tener clara la importancia del secretario general como “núcleo” y que su pensamiento es la guía a seguir, dos de los principios que han quedado cincelados en la Constitución del partido. Algunos equipos de selección se centraron también en examinar si los candidatos “tienen el valor de luchar y son buenos luchando en cuestiones como la respuesta a las sanciones de Estados Unidos y Occidente y la salvaguarda de la seguridad nacional, y si pueden hacer frente a las dificultades de promover la innovación tecnológica y superar los desafíos del desarrollo de tecnologías críticas”, según Xinhua.
“Los que carecen de este espíritu de lucha no tienen futuro en el partido”, aseguran los analistas de Trivium China en su último boletín informativo, que valora los cambios de la pasada semana. El Comité Central, añaden, ha sido configurado con miembros preparados “para la lucha” y advierten de que “las tensiones con Occidente no harán más que aumentar en los próximos cinco años”.
Para entonces, en caso de tensiones, en la mesa del Comité Permanente, la esfera superior de poder que Xi comparte con los seis “camaradas” leales recién nombrados —dinamitando el tradicional esquema de equilibrios entre facciones del partido—, no habrá muchos dispuestos a entonar una melodía discordante, según Victor C. Shih, profesor de la Universidad de California San Diego y autor del reciente ensayo Coalitions of the Weak (Coaliciones de los débiles, 2022), sobre las élites del poder en China. Tampoco habría oposición en el resto de los órganos dirigentes.
Shih cree que la concentración de poder de Xi y la ausencia de crítica en su entorno puede interpretarse como una forma de blindarse ante una eventual “gran emergencia nacional” que pueda requerirle tomar decisiones “muy extremas”. “No quiere que una coalición de altos funcionarios salga de repente de la nada y diga, oh, espera un minuto, no podemos hacer esta cosa tan extrema que estás proponiendo porque eso terminará en un desastre”, expone durante un encuentro en línea con corresponsales. “Quiere un cumplimiento inmediato en todo el partido, los militares, la seguridad, incluso de la Asamblea Nacional Popular”.
Una de esas emergencias, añade, podría ser una grave crisis financiera. La otra: una guerra en Taiwán, que sería “un desastre económico, se mire como se mire”. Incluso si se tratara de un conflicto breve, de tres o cuatro meses, argumenta, daría lugar a meses de sanciones, la industria de semiconductores taiwanesa “dejaría de existir”, sería un golpe para el mundo, y para China. No dice que Xi tenga en mente optar por esta decisión. “Pero puede tomarla ahora sin temer ningún tipo de reacción interna, al menos en el nivel superior”, apunta.
También, añade Shih, es clave fijarse en los miembros que el presidente ha “elegido” para formar parte del Politburó, vinculados a la industria militar y tecnológica. Entre las promociones, se encuentran tecnócratas como Yuan Jiajun y Ma Xingrui, veteranos de los ambiciosos programas aeroespaciales de China, lo que muestra la convicción de Xi en desarrollar tecnologías críticas para la seguridad. Y también figura Zhang Guoqing, exdirectivo de una enorme compañía estatal de material de defensa.
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