El huracán ‘Ian’ deja en Florida un rastro de devastación y decenas de muertos
Zonas enteras de casas han sido borradas del mapa por los vientos de 250 kilómetros por hora y la marejada que elevó unos seis metros el nivel del agua
El sol luce radiante en el Oeste de Florida tres días después de la llegada del huracán Ian. El panorama que ha dejado tras de sí la retirada de las aguas es, sin embargo, desolador. En la zona cero del impacto —los condados de Lee, Charlotte y Collier, en la costa suroccidental de la península—, los equipos de rescate trabajan en auxiliar a las víctimas. Las noticias, aún confusas, hablan de más de 60 muertos, pero se teme...
El sol luce radiante en el Oeste de Florida tres días después de la llegada del huracán Ian. El panorama que ha dejado tras de sí la retirada de las aguas es, sin embargo, desolador. En la zona cero del impacto —los condados de Lee, Charlotte y Collier, en la costa suroccidental de la península—, los equipos de rescate trabajan en auxiliar a las víctimas. Las noticias, aún confusas, hablan de más de 60 muertos, pero se teme que la trágica cuenta siga subiendo. Los daños materiales son incalculables. Aún es difícil medir la magnitud de la catástrofe, pero las autoridades no descartan que se trate del mayor desastre natural en la historia de Florida. “La reconstrucción va a llevar meses, años”, ha dicho este viernes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
La fuerza de la marejada en la zona cero hizo que las aguas retrocedieran más al norte, en Tampa, dejando al descubierto parte de la superficie de la bahía. Mientras allí los habitantes paseaban curiosos sobre las algas, las piedras y la arena, en Fort Myers y Naples la marejada se adentraba en la ciudad con la fuerza de un tsunami.
Al última hora del viernes, los primeros aviones aterrizaban en el reluciente aeropuerto de Tampa / Saint Petersburg, tras su reapertura después de varios días cerrados por la recomendación de los meteorólogos. Esas localidades se prepararon para lo peor y hoy respiran aliviadas, porque Ian decidió finalmente tocar tierra más al sur. A bordo de uno de esos aviones viajaba Dick Hafer, un octogenario jubilado, dueño de una propiedad en Cape Coral, una de las zonas más devastadas. Calcula que no podrá acercarse a comprobar el estado de sus cosas “en al menos unas semanas”, pero sus hijos, que viven en la zona, le han contado que la vivienda está “razonablemente bien en mitad de un vecindario en el que la destrucción es total”. “Parece que hemos tenido suerte. De momento”, añade, “nos quedaremos en la casa de una amiga en Tampa”.
Si Hafer se animara recorrer el camino que lo separa de Cape Coral se encontraría con la carretera I-75 cortada a la altura del río Myakka por las inundaciones. En la tarde de este viernes los atascos llegaban hasta las cinco horas de duración. En Sarasota, otra de las localidades cuyos vecinos fueron advertidos de la severidad de la tormenta, los árboles arrancados de cuajo se amontonaban en las cunetas y algunas calles estaban cubiertas por el agua.
Unos 115 kilómetros más al sur, la retirada del mar ha dejado un paisaje apocalíptico. Decenas de embarcaciones, algunas de ellas de tamaño considerable, se posaron sobre las calles, a veces amontonadas junto a coches o empotradas contra edificios. Hay zonas enteras de casas borradas del mapa por el efecto combinado de los vientos de 250 kilómetros por hora con una marejada que elevó unos seis metros el nivel habitual de las aguas, convirtiendo las calles en ríos, cubriendo con un manto de agua plazas, avenidas y casas. Árboles arrancados, casa derribadas y edificios destruidos se ven en las imágenes aéreas que tomadas por los drones. Las inundaciones aún anegan amplias zonas del Estado.
La fuerza de la tempestad se ha llevado por delante tramos de los puentes que unían las islas de Pine y Captiva con tierra firme, en las que algunos habitantes desobedecieron las órdenes de evacuación. Hasta la geografía de esas islas que recibieron de lleno el impacto ha cambiado por efecto del huracán.
La incógnita de las víctimas mortales
La gran incógnita que ha dejado todavía Ian a su paso por Florida es el número de víctimas mortales. El director de la División de Gestión de Emergencias de Florida, Kevin Guthrie, cifró a primera hora del viernes en 21 los fallecimientos, aunque pendientes de confirmar. Posteriormente, las autoridades han elevado la cifra a más de 40. De ellas, en 23 se había practicado ya la autopsia este viernes y están confirmadas. La mayoría han muerto por ahogamiento.
El caos que provoca un huracán y la disparidad de criterios de contabilización hace que la cifra de muertes no sea fácil de precisar. En la información sobre anteriores huracanes, las diferentes fuentes no coinciden y muchas optan por hablar de docenas de fallecidos. El huracán más mortífero y destructivo en la historia reciente de Estados Unidos fue Katrina, con más de 1.800 fallecidos, pero pasaron meses hasta que se llegó a esa cifra.
En una rueda de prensa tras reunirse con el gobernador del Estado, Ron DeSantis, Guthrie indicó a primera hora que había una muerte confirmada en el condado de Polk, en el interior de Florida, e informaciones sin confirmar de otras 12 muertes en el condado de Charlotte, la zona por donde entró el huracán y donde está Punta Gorda, y ocho más en el de Collier, donde está Naples. Al explicar la diferencia entre muertes confirmadas y sin confirmar, ha dicho: “Hay gente que muere en los desastres que no tiene nada que ver con los desastres, así que los médicos forenses tienen que determinar si las muertes están relacionadas o no con él”. En Florida mueren diariamente unas 500 personas. Posteriormente, el sheriff de Lee ha informado de al menos 16 más en su condado, a las que se suman otras más reportadas en diferentes lugares, incluido un hombre de 72 años a las afueras de Orlando, con lo que la cifra sube a más de 40.
Las autoridades esperan que este número aumente y probablemente se tarden semanas en tener un balance definitivo. El propio Guthrie ha puesto el ejemplo de una casa cubierta de agua hasta el tejado, donde se ha visto lo que se cree que es un cuerpo sumergido. “Tenemos un buceador que tiene que entrar e identificar si lo es”, ha dicho para ilustrar la dificultad de concretar el número de víctimas. “No sabemos exactamente cuántos, no sabemos cuál es la situación y antes de comentar... Queremos ser transparentes, pero simplemente no sabemos el número. Y tenemos algunas situaciones más parecidas”, ha añadido. Además de las víctimas directas, están las indirectas, por no haber podido recibir un tratamiento o causas similares.
Biden promete ayuda
Ya el jueves el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió de la gravedad y señaló que “este podría ser el huracán más mortífero en la historia de Florida”, lo que implicaría llegar a varias decenas de fallecidos. Este viernes, Biden ha prometido más apoyo y asistencia y ha dicho que “esta no es una crisis de Florida, sino una crisis de todo Estados Unidos”.
Quedan aún muchas áreas inundadas, muchos escombros que retirar y muchas zonas que revisar. Las autoridades están aún acudiendo al rescate de ciudadanos que hicieron llamadas de auxilio en la parte costera de Fort Myers, Naples y Cabo Coral, donde hay aún muchas partes incomunicadas. Los equipos han rescatado a cientos de personas. Biden ha puesto el ejemplo de una mujer de 94 años y de un bebé de un mes izados hasta un helicóptero en dos operaciones separadas.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) ha señalado este viernes que se han puesto en funcionamiento más de 250 refugios en Florida que atienden a más de 33.300 personas. Sus equipos han entregado 1,1 millones de comidas y 1,6 millones de litros de agua y se disponen a distribuir otros 6,6 millones de litros de agua y 5,5 millones de comidas.
El suministro de luz y agua sigue fallando en amplias zonas del Estado. Hay aún cerca de dos millones de hogares sin luz. Los apagones afectan a más del 80% de los puntos en algunos de los condados más afectados, en los que el suministro de agua no está funcionando en absoluto. Una decena de aeropuertos (y una veintena de puertos) están cerrados, aunque el de Miami ha mantenido sus operaciones y el de Tampa ha abierto este viernes. Según la FEMA, más de 44.000 miembros de sus equipos de asistencia están evaluando los daños y realizando reparaciones, y hay equipos adicionales listos para sumarse si el tiempo lo permite.
Los daños materiales son incalculables. La firma de calificación financiera Fitch estima que solo las aseguradoras deberán hacer frente en Florida a indemnizaciones por importe de 25.000 a 40.000 millones de dólares, según un informe preliminar publicado este jueves. A esas cifras hay que añadir todos los bienes no asegurados y el coste de los trabajos de rescate, desescombro y limpieza. Eso se compara con los 65.000 millones a que tuvieron que hacer frente en 2005 por el Katrina, el más mortífero y destructivo de los huracanes que han golpeado Estados Unidos en la historia reciente, y con los 36.000 millones en indemnizaciones por Ida, en 2021, según la agencia.
Tras su devastador paso por Florida, el ojo del huracán ha llegado este viernes a la costa de Carolina del Sur, aunque con menos fuerza. La borrasca se internará en tierra y llegará a Carolina del Norte y Virginia este fin de semana, perdiendo cada vez más intensidad, según las predicciones.
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