Lavrov acusa en la ONU a Occidente de querer “borrar” a Rusia del mapa
En su intervención ante la Asamblea General de la organización, el ministro ruso de Exteriores también ha advertido a Estados Unidos de que “está jugando con fuego” en Taiwán
Beligerante y sin ceder un milímetro. El ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov, el hombre al que los diplomáticos apodan “mister No”, se comportó este sábado según su leyenda y aprovechó su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas para defender la invasión a Ucrania y arremeter sin ambages contra Estados Unidos y sus aliados occidentales, a los que acusó de de querer “borrar del mapa” a Rusia, además de padecer una “rusofobia sin precedentes” y de dimensiones “grotescas”.
El representante ...
Beligerante y sin ceder un milímetro. El ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov, el hombre al que los diplomáticos apodan “mister No”, se comportó este sábado según su leyenda y aprovechó su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas para defender la invasión a Ucrania y arremeter sin ambages contra Estados Unidos y sus aliados occidentales, a los que acusó de de querer “borrar del mapa” a Rusia, además de padecer una “rusofobia sin precedentes” y de dimensiones “grotescas”.
El representante de la política exterior del Kremlin es un experto en captar el ambiente entre el público y, sobre todo, sus divisiones. Y esta semana, el plenario de la 77 Asamblea General había dejado patentes las diferencias entre sus países miembros. Entre los integrantes del Consejo de Seguridad en torno a la guerra en Ucrania. Entre Occidente y un Sur Global que reclama soluciones a unos problemas que vienen de lejos ―la desigualdad, la pobreza, la falta de voluntad política para recibir ayuda contra el cambio climático― y se han visto agravados por el conflicto y la pandemia de covid.
A este último bloque fue a quien Lavrov dirigió sus palabras, primero en su discurso y después en una rueda de prensa de casi una hora en la que se mostró igualmente combativo: a la pregunta de una periodista sobre los rusos que huyen de la movilización forzosa ordenada en su país, Lavrov respondía con otra pregunta: “¿conoce la libertad de movimiento?”
“¿Qué país puede decir que está mejor después de una intervención de Estados Unidos?”, alegó el jefe de la diplomacia rusa en su discurso. Washington, aseguró entonces, se considera una especie de “enviado del cielo” con derecho a injerir en el resto del mundo, y “convertir al mundo entero en su patio de atrás” mediante la imposición de sanciones. Un lenguaje que resonaba entre otros países ponentes en la jornada, desde Venezuela a Etiopía.
“Es una dictadura en estado puro, sin adulterar, o un intento de imponerla” y “cualquier otro que ose desobedecer puede ser el próximo en ser destruido”, indicó desde el estrado del plenario. La “arrogante” Unión Europea tampoco se libró: también, en opinión de Lavrov, “se está convirtiendo en una entidad dictatorial” donde cunde un odio a lo ruso que ya se detectó por primera vez en las repúblicas bálticas. Según él, los países occidentales quieren “desmantelar” a Rusia, y la razón es que este país se comporta de manera “demasiado independiente”.
Lavrov, que apenas 48 horas antes había reiterado una encendida defensa de la invasión de su país a Ucrania en la sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad antes de marcharse sin escuchar a nadie más, acusó a Washington y sus aliados de formar parte del conflicto, al apoyar militar y económicamente al gobierno de Volodímir Zelenski en Kiev. Ucrania, aseguró, simplemente es “una moneda de cambio en esta guerra librada contra Rusia”.
En una jornada en la que se desarrollaban pseudo referendos de anexión a Rusia en territorios ucranianos ocupados por las tropas de Moscú, Lavrov defendió las consultas, a las que Occidente no otorga ninguna validez. “Son una reacción a las palabras de Zelenski, que en agosto de 2021 dijo que quien se sintiera ruso debería marcharse a Rusia. Eso es exactamente lo que esta población está haciendo, y llevándose sus tierras ancestrales con ella”, sostuvo, en tono burlón.
En febrero, tres semanas antes del comienzo de la invasión, el presidente ruso, Vladímir Putin, y el chino, Xi Jinping, se reunían en Pekín para proclamar su asociación estratégica y presentarse como adalides de un nuevo orden mundial con mayor protagonismo del Sur Global. Lavrov reiteró este sábado ese llamamiento a contrarrestar el “declive de las instituciones multilaterales”, para el que propuso una reforma de la ONU que amplíe el Consejo de Seguridad e incluya a Brasil e India ―dos países aspirantes a ser miembros permanentes del Consejo, y que se han mostrado muy críticos con el sistema actual― entre los integrantes de ese organismo. “Se acabó el modelo unipolar en el mundo”.
Washington y sus aliados “quieren privatizar la secretaría general (de la ONU) con una narrativa neoliberal, pero nosotros pedimos que se siga la carta fundacional y se refleje una representación geográfica para que no haya un país que domine la secretaría”, declaró.
Estados Unidos “juega con fuego” en Taiwán
Y, en un guiño a su socio estratégico China, criticó asimismo duramente el apoyo de Estados Unidos a Taiwán, la isla que Pekín considera una más de sus provincias. “Está jugando con fuego”, advirtió.
Las palabras de Lavrov llegaban cuando las tensiones entre Pekín y Washington en torno a Taiwán se encuentran en uno de sus peores momentos en la historia, tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taipéi el pasado agosto y la respuesta de China en forma de unas maniobras militares con fuego real sin precedentes.
Unos minutos antes, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, había reiterado una posición similar. En su discurso ante la Asamblea en nombre de su país, el también consejero de Estado prometió continuar los esfuerzos de Pekín para lograr la “reunificación pacífica” con la isla de gobierno democrático y alineado ideológicamente con Washington. Pero también advirtió que combatirá decisivamente cualquier tipo de “actividad separatista”, o injerencia extranjera, que pueda conducir a una secesión formal por parte de Taipéi.
“Solo impidiendo resueltamente las actividades separatistas podemos forjar una verdadera base para una reunificación pacífica. Solo cuando China esté completamente reunificada podrá haber una paz duradera en el estrecho de Formosa”, subrayó el representante de Pekín.
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