Bolsonaro modera el tono en un intento de paliar el enorme rechazo que genera
El 52% del electorado no votaría por el presidente, y un 39% no quiere a Lula, según los sondeos
El presidente de Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, ha rebajado el tono que caracteriza su carreta política —agresivo, plagado de exabruptos, amenazas y provocaciones— para intentar paliar el rechazo que suscita en el electorado. Más de la mitad de los brasileños (52%) dice que de ninguna manera votaría por él en las elecciones generales de octubre. Ese intento de ofrecer una imagen más moderada se ha traducido esta s...
El presidente de Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, ha rebajado el tono que caracteriza su carreta política —agresivo, plagado de exabruptos, amenazas y provocaciones— para intentar paliar el rechazo que suscita en el electorado. Más de la mitad de los brasileños (52%) dice que de ninguna manera votaría por él en las elecciones generales de octubre. Ese intento de ofrecer una imagen más moderada se ha traducido esta semana en declarar que, si pierde, entregará la banda presidencial al sucesor y pedir disculpas por alguno de los comentarios más hirientes durante la pandemia.
Luiz Inácio Lula da Silva sigue como favorito para las elecciones del 2 de octubre, aunque un 39% de los votantes brasileños tampoco quiere saber nada de él. Los estrategas de la campaña del presidente Bolsonaro y sus aliados intentan tocar todas las teclas para mejorar la posición de su jefe en las encuestas, que recorta distancias a Lula pero sigue por detrás pese a la multitud que reunió el Día de la Independencia, un bicentenario que convirtió en un mitin, y al chorro de dinero público que está repartiendo entre los más pobres.
El presidente pretende suavizar su imagen para atraer al electorado que detesta a Lula y a su Partido de los Trabajadores (PT), pero al que no le gustan las bravatas golpistas y los modos del mandatario. Así que este lunes declaró que, si pierde los comicios, entregará la banda presidencial a su sucesor y se retirará de la política, según dijo durante una entrevista a un podcast este lunes.
También se interpreta como parte de esa estrategia que en la misma entrevista pidiera disculpas por alguna de sus reacciones de cero empatía sobre las víctimas durante la pandemia del coronavirus, que ha matado a más de 600.000 brasileños. Y para reducir el tremendo rechazo entre las mujeres ha movilizado a su esposa Michelle, que le acompaña cada vez más a menudo. Su esposa, evangélica y madre de la hija menor del presidente, ha declarado esta semana que las mujeres tienen que estar ahí para apoyar a sus maridos.
El gesto de moderación más llamativo del clan Bolsonaro lo protagonizó este martes su tercer hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro. Sorprendió la contundencia con la que condenó el grave acoso verbal al que otro diputado bolsonarista sometió a la periodista Vera Magalhães tras un debate electoral. La crítica chocó porque su padre había señalado dos semanas antes a la también columnista como “una vergüenza para la profesión”, el mismo insulto usado por el parlamentario al que los bolsonaristas han dejado solo.
Mientras, Lula está centrado en apelar al voto útil y en convencer a los seguidores de Ciro Gomes, el tercer colocado en la contienda electoral, que le brinden su apoyo para tener más opciones de evitar una segunda vuelta. Los porcentajes que en este momento le otorgan los sondeos más fiables son insuficientes para ganar el 2 de octubre. Si nadie obtiene entonces la mitad más uno de los votos válidos se celebrará una segunda vuelta el 30 de octubre.
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