El ministro de Exteriores de Armenia: “Hay que mantener los espacios de diálogo con Rusia”

Ararat Mirzoyán acusa a Azerbaiyán de “buscar un pretexto” para iniciar una nueva guerra en el Alto Karabaj, casi dos años después de la última

Ararat Mirzoyán, antes de la entrevista, este miércoles en la sede de la Embajada de Armenia en Madrid.KIKE PARA

Hace casi dos años, cuando presidía el Parlamento de Armenia, Ararat Mirzoyán (Ereván, 42 años) fue duramente agredido por una multitud incendiada por las concesiones territoriales a Azerbaiyán que contenía el acuerdo de alto el fuego que ponía fin a seis semanas de guerra en el territorio de Alto Karabaj. El Gobierno armen...

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Hace casi dos años, cuando presidía el Parlamento de Armenia, Ararat Mirzoyán (Ereván, 42 años) fue duramente agredido por una multitud incendiada por las concesiones territoriales a Azerbaiyán que contenía el acuerdo de alto el fuego que ponía fin a seis semanas de guerra en el territorio de Alto Karabaj. El Gobierno armenio parecía entonces a punto de caer por el pacto; el líder azerbaiyano, Ilham Alíyev, se jactaba a risotadas en televisión de su victoria; y Rusia ―la gran aliada histórica de Ereván y de la que depende militar, energética y económicamente― desplegaba en el Alto Karabaj un contingente de paz de 2.000 soldados.

Esta semana, Mirzoyán ha efectuado la primera visita a España de un ministro de Exteriores armenio (su cargo desde el pasado agosto) en los 30 años de relación bilateral, y constatado el “grandísimo potencial” de las conexiones entre ambos Estados tras reunirse con su homólogo, José Manuel Albares, y con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, entre otros.

Muchas cosas han cambiado entre aquel noviembre de 2020 y este miércoles en el que Mirzoyán recibe a EL PAÍS en la Embajada de Armenia en Madrid. La tradicional amistad de su país con Rusia cotiza hoy a la baja en Occidente por la invasión de Ucrania y el Gobierno de Pashinián viene reforzado de las elecciones parlamentarias de junio de 2021. Ereván negocia, además, en paralelo con Bakú sobre el Alto Karabaj (tras años de congelación del diálogo) y, por primera vez desde 2010, con Turquía. Sus lazos están marcados por la matanza de hasta 1,5 millones de armenios por el Imperio Otomano entre 1915 y 1918, que una treintena de países reconoce como genocidio. España “es uno de los pocos países en Europa y en el mundo civilizado” que no lo hace, recuerda el ministro antes de matizar que abordó el tema con Albares, “pero el foco estuvo en temas más de actualidad”.

En este contexto, no es de extrañar que Mirzoyán se sienta más cómodo al hablar sobre las negociaciones con Azerbaiyán (a la que acusa de provocaciones en el terreno) y con Turquía que al explicar la abstención de su país en el voto de condena de la invasión rusa en la Asamblea General de la ONU o su rechazo a expulsar a Moscú del Consejo de Europa. Fue el único no entre los 47 miembros de la organización, además del de, obviamente, la propia Rusia.

Pregunta. Armenia se abstuvo en la Asamblea General de la ONU y votó en contra de la expulsión de Rusia del Consejo de Europa por la guerra en Ucrania. ¿Por qué?

Respuesta. Nos duele mucho ver la tragedia en Ucrania. Esperamos que en el futuro próximo se logre una resolución diplomática y pacífica. Desgraciadamente, no somos el pueblo al que explicar que la guerra es algo terrible. La conocemos. Solamente han pasado dos años de la agresión que Azerbaiyán lanzó contra el Alto Karabaj y el territorio de Armenia. Y hace dos años que hemos dicho a la comunidad internacional que el uso de la fuerza nunca es legítimo para resolver los conflictos.

P. Si consideran que el uso de la fuerza no es legítimo para resolver conflictos, ¿por qué no condenaron la agresión rusa?

R. Sobre el Consejo de Europa, nuestra filosofía es que hay que guardar los espacios en los que puede ocurrir un diálogo, porque cuando sacamos a un miembro de una organización perdemos las plataformas en las que puede se puede producir. Siguiendo esta filosofía tenemos un diálogo con Turquía y Azerbaiyán.

P. ¿Y la abstención en la ONU?

R. El mensaje que hemos dado al mundo fue muy claro con nuestra abstención: no queremos cerrar las puertas [al diálogo], tampoco queremos agravar la situación.

P. El pasado abril, el primer ministro Pashinián viajó a Rusia, se reunió con el presidente Putin y habló de Rusia como un “socio estratégico”. Hubo quien consideró que no era un buen momento o que era una forma de condonar la guerra.

R. En paralelo a la crisis en Ucrania, hay amenazas a nosotros en la región y nuestra seguridad no está garantizada. Seguimos teniendo una crisis en la frontera con Azerbaiyán. Sentimos una amenaza muy palpable en el Alto Karabaj por los azerbaiyanos. Y queremos recordar que son los soldados de la misión de paz rusa los que garantizan la vida y la seguridad de los armenios del Alto Karabaj.

El ministro, durante la entrevista.KIKE PARA

P. Hace pocos días, Pashinián aseguró que Azerbaiyán rechaza hablar y que está buscando una excusa para legitimar una nueva guerra con Armenia. ¿Cuán cerca están de un acuerdo o de un nuevo enfrentamiento?

R. Estamos hablando con Azerbaiyán. Hay tres vías de negociación: la delimitación y la seguridad de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, la apertura de las comunicaciones y la firma de un acuerdo de paz que abarque todos los temas. En las tres, Armenia se comporta de manera muy constructiva. Pero la paz no es un camino que pueda caminar uno solo. Y aquí encontramos que Azerbaiyán no es constructivo, que son maximalistas y que están buscando un pretexto para organizar una guerra.

P. Armenia y Turquía han acordado hace muy poco abrir los puntos fronterizos para nacionales de terceros países. ¿Qué importancia le dan a este canal, teniendo en cuenta que no había negociaciones desde 2010?

R. Turquía cerró la frontera de manera unilateral en 1993 y apoyó el bloqueo de Armenia. En todos estos años, Armenia siempre ha estado de acuerdo en restablecer relaciones diplomáticas y abrir la frontera. Hubo intentos de diálogo y todos fueron rechazados. Pese a ello, hemos entrado en este diálogo una vez más. Somos conscientes de que Turquía apoyó de una manera muy directa a Azerbaiyán, también mandando mercenarios desde Oriente Próximo. Sabiendo esto, hemos entrado en un proceso que significa que, sin condiciones previas, vamos a lograr un día establecer relaciones diplomáticas. Tenemos solamente una preocupación: queremos encontrar una Turquía que realmente quiera abrir las fronteras, que realmente quiera establecer relaciones diplomáticas.

P. Y, ¿por qué ahora, justo después de la guerra, en la que la ayuda turca [a Azerbaiyán] fue evidente? Y, cuando dice “sin condiciones previas”, entiendo que Armenia no pide nada en el asunto del genocidio, no para avanzar en cuestiones prácticas, sino en la normalización de relaciones.

R. No vamos a poner ninguna condición previa a Turquía, ni Turquía nos la pone a nosotros. Las declaraciones de Turquía cuando intenta vincularlo con el proceso de Armenia y Azerbaiyán suenan a condición previa. ¿Por qué ahora hablamos con Turquía y con tanta voluntad? Porque ahora tenemos la obligación de garantizar un futuro digno y seguridad para nuestra gente y el bienestar y el futuro de nuestro Estado. Y buena parte de este camino es llevar estabilidad y paz a la región.

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