Petro te corta el pelo
El favorito en las elecciones de Colombia multiplica sus apariciones en programas de humor para relajar su imagen
Viste una bata blanca y sostiene una navaja. Suena inquietante. Delante, en la silla de barbero, reluce la calva del periodista y humorista Daniel Samper Ospina. Gustavo Petro la observa con detenimiento y le adelanta lo que va a hacer con el poco pelo que le queda: “Se lo voy a expropiar”.
El favorito en las encuestas a la presidencia de Colombia ha multiplicado estos días sus apariciones en programas de entretenimiento. No es que sea el rey de la comedia, se le ve encorsetado y a veces con...
Viste una bata blanca y sostiene una navaja. Suena inquietante. Delante, en la silla de barbero, reluce la calva del periodista y humorista Daniel Samper Ospina. Gustavo Petro la observa con detenimiento y le adelanta lo que va a hacer con el poco pelo que le queda: “Se lo voy a expropiar”.
El favorito en las encuestas a la presidencia de Colombia ha multiplicado estos días sus apariciones en programas de entretenimiento. No es que sea el rey de la comedia, se le ve encorsetado y a veces con cara de qué demonios hago aquí. Pero resulta indudable el esfuerzo por cambiar la imagen de hombre rígido y hermético que le acompaña desde que pertenece a la vida pública. La gente de su campaña sabe que los resultados en las primarias y el Congreso fueron muy buenos, aunque quizá no suficientes para el asalto final. Necesita ensanchar su base de votantes para vencer en primera vuelta, para lo que requiere de una mayoría simple, y no concurrir a una segunda, donde muchos de sus rivales se pueden aliar en su contra.
A la vista de sus últimas apariciones en televisión e Internet la estrategia pasa por moderar su imagen. Esta semana participó en el show de Samper Ospina, que le puso unas tijeras en la mano por su inclinación a “peinar a sus rivales”. Es decir, a vapulearlos en los debates. Petro lleva cuatro años en campaña, desde que perdiera frente al actual presidente Iván Duque, y conoce todos los argumentarios de sus contrincantes. Les gana también en aplomo. Si entonces reaccionaba con vehemencia a las tesis de que se trata de un izquierdista trasnochado, ahora se le nota seguro y con la lección aprendida.
—¿Los periodistas podremos estar tranquilos, podremos burlarnos de usted?, le pregunta Samper en esta entrevista-sesión de belleza.
—No serán chuzados ni perseguidos. Usted se ha burlado de mí todo lo que quería.
Hace unos días, Petro contestó a un periodista en Twitter que le acusaba de poner en peligro la propiedad privada: “Neonazis en RCN (una cadena de televisión)”. El exabrupto tuvo encendidas las redes sociales todo el día.
—¿Se quedará en el poder?, le insiste Samper.
—No. Yo me opuse a la reelección de Uribe. Uribe se perpetua en el poder y el culpable es Petro (tiende a hablar de él en tercera persona).
—¿Va a respetar la propiedad privada?
—Sí.
El candidato responde de carrerilla a todas las preguntas sobre las reservas que tiene una parte de la población sobre su elección. Petro ha elegido como número dos a la activista social Francia Márquez, de su misma coalición. Los analistas esperaban un guiño al centro con el nombramiento de alguien de tradición liberal y centrista, una necesidad en un país que ha encadenado presidentes conservadores pero su apuesta ha sido una mujer feminista muy reconocida entre los movimientos sociales. El enlace con Márquez ha supuesto el distanciamiento con el Partido Liberal que dirige el expresidente César Gaviria, la opción que se barajaba para centrar su imagen. Elevado por ahora ese puente, se deja ver sereno y templado en programas de humor.
Hace 15 días se sentó en el sofá de Juanpis González, un humorista que interpreta a un señorito de la alta sociedad de Bogotá. Le acompañó su esposa, Verónica Alcocer, que por primera vez hace campaña junto a él. Petro aclaró en esa entrevista que nunca ha sufrido depresión. Durante un debate, sin venir mucho a cuento, la también candidata Ingrid Betancourt dijo que años atrás supo que Petro estuvo enfermo. El comentario se interpretó como un golpe bajo.
Como era de esperar, la siguiente embestida de Juanpis tenía que ver con Hugo Chávez. Le acusó de querer convertir Colombia en Venezuela —un comentario habitual de sus crítico— y sacó una bandera bolivariana.
Hace cuatro años el semblante de Petro se habría ensombrecido. Esta vez contestó impertérrito: “¡Tú y tus amigos habéis convertido esto en Venezuela (interpretando que Juanpis es uribista)! Mucha hambre mucha desigualdad, la gente yéndose, dueño de la procuraduría, del poder judicial, del Gobierno, del Congreso... Esto es el duquechavismo”. Después continuó el show, entre risas.
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