Portugal desafía la ómicron y vota más que en 2019

La polarización de la campaña eleva la participación, que supera ya a la registrada en las legislativas de la última década

Votantes aguardan este domingo ante la mesa de un colegio electoral en Lisboa para depositar su papeleta.TIAGO PETINGA (EFE)

El coronavirus ya no intimida a los portugueses. En las terceras votaciones celebradas en el país desde que se declaró la pandemia, la participación ha crecido respecto a esas dos citas anteriores y también a las legislativas organizadas antes de la covid. La abstención fue del 42%, muy por debajo de la registrada en 2019 (51,43%) a pesar de que se votó sin coronavirus. Era también la sensación entre las persona...

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El coronavirus ya no intimida a los portugueses. En las terceras votaciones celebradas en el país desde que se declaró la pandemia, la participación ha crecido respecto a esas dos citas anteriores y también a las legislativas organizadas antes de la covid. La abstención fue del 42%, muy por debajo de la registrada en 2019 (51,43%) a pesar de que se votó sin coronavirus. Era también la sensación entre las personas que trabajan en los colegios electorales, como Filipa Mesquita, una funcionaria de la junta de distrito de Campo de Ourique, en Lisboa, que supervisa el desarrollo de la votación ―a la que acudían empatados el primer ministro luso, el socialista António Costa, y el conservador Riu Rio― en el centro de educación secundaria Pedro Nunes, uno de los cuatro puntos del distrito donde se puede votar. “Hay más participación que en las presidenciales de 2021, que fueron las primeras con covid”, observa. Es una respuesta que también se anticipó con la buena acogida que tuvo el domingo pasado la votación anticipada, a la que acudieron más del 90% de quienes lo habían solicitado. Esta opción permitió depositar el voto a 286.000 personas.

Los votantes son separados en filas para distribuirlos hacia cada una de las ocho secciones del instituto. Hay circuitos de entrada y salida. Además, no se permite el acceso al recinto sin mascarilla quirúrgica o FFP2. “Si la persona no tiene quirúrgica o FFP2, le facilitamos una quirúrgica”, explica Mesquita. Hasta las dos de la tarde todo se había desarrollado con normalidad. “Yo he votado siempre, también en las otras elecciones que ha habido durante la pandemia. Tomando las medidas de precaución no me ha dado miedo”, sostiene la jurista Joana Colhaço, de 36 años, a las puertas del colegio. No cree que las elecciones de este domingo vayan a transformar mucho el Parlamento, algo que ella desearía que ocurriera: “Dudo que haya mucho movimiento, pero mi generación, los que estamos entre los 30 y 40 años, estamos comprometidos con que se produzca un cambio necesario en el país”.

La polarización de la campaña, que ha trasladado el mensaje de que cada voto es crucial, ha movilizado más a la sociedad que el temor a un posible contagio a pesar del masivo impacto de la ómicron. Más de 1,2 millones de personas se encuentran en aislamiento (597.879 de ellos son infectados y los restantes, contactos de alto riesgo), muy por encima de las expectativas barajadas hace un mes (se esperaban unos 400.000). Los electores confinados por el virus han recibido una autorización oficial para salir a votar y se les ha recomendado que preferentemente lo hagan en la última hora de votación (a partir de las seis de la tarde, las siete hora española). En esa franja, el personal de las mesas electorales, explica Filipa Mesquita, podrá utilizar medidas de protección adicionales como batas y viseras.

En Portugal viven 10,34 millones de personas, pero este domingo pueden votar 10,89. Esto tiene una explicación histórica: más de millón y medio de portugueses residen en algún país extranjero. En total pueden participar en las elecciones legislativas de este domingo 1,55 millones de portugueses emigrados, lo que da idea del peso electoral que tiene la colonia del exterior en la composición de la Asamblea de la República. El país también concede el derecho de sufragio a los brasileños que residan en Portugal, en virtud del tratado entre ambos países, que otorga una recíproca igualdad de derechos políticos a sus ciudadanos.

La diáspora lusa por Europa equivale al 9% de la población que vive dentro del país, muy diezmado por emigraciones en el siglo XX y que en el XXI asiste a un nuevo éxodo demográfico, caracterizado esta vez por jóvenes formados que encuentran fuera mejores condiciones laborales. En Europa los emigrantes lusos se concentran sobre todo en Francia (414.000), Suiza (146.000) y el Reino Unido (141.000). En España, el censo electoral solo computa a 42.000. El país americano con más colonia portuguesa es Brasil, con 250.000.

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