Josep Borrell: “No hay seguridad en Europa si no hay seguridad en Ucrania”
La UE y Kiev rechazan una vuelta a la política de bloques de la Guerra Fría y exigen participar en las negociaciones para solucionar el conflicto con Moscú
“No hay seguridad en Europa si no hay seguridad en Ucrania”. Con esta frase, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha mostrado claramente este miércoles el apoyo de la Unión Europea al país del este europeo al hablar sobre el conflicto abierto entre Rusia y Ucrania desde hace casi ocho años y que se ha calentado mucho en los últimos meses con la presencia en el lado ruso de la frontera de unos 100.000 soldados enviados por el Kremlin. Además, estas palabra...
“No hay seguridad en Europa si no hay seguridad en Ucrania”. Con esta frase, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha mostrado claramente este miércoles el apoyo de la Unión Europea al país del este europeo al hablar sobre el conflicto abierto entre Rusia y Ucrania desde hace casi ocho años y que se ha calentado mucho en los últimos meses con la presencia en el lado ruso de la frontera de unos 100.000 soldados enviados por el Kremlin. Además, estas palabras del alto representante para la Política Exterior de la UE encierran un mensaje para el Kremlin: no puede aspirar a resolver las cuestiones estratégicas que afectan al resto de Europa “sin contar con los europeos”.
La Unión Europea está tratando de evitar una vuelta a un escenario de política internacional en el que las grandes potencias se reparten sus esferas de influencia sin contar con los demás países. “No estamos en la época de Yalta”, ha proclamado Borrell en referencia a la famosa conferencia de 1945, cuando en los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial el entonces presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico, Winston Churchill, y el dictador soviético, Josef Stalin, se repartieron sus respectivas áreas de control en Europa. “La delimitación de las esferas de influencia no es una cuestión de 2021 o 2022. La seguridad de Europa y la seguridad de Ucrania, porque Ucrania es parte de Europa, es lo que preocupa a los ucranios y los europeos”, ha recalcado el alto representante de la UE tras una visita a la línea que separa a las fuerzas ucranias de los combatientes prorrusos en la región de Donbás.
En las últimas semanas, Bruselas ha recalcado que pretende aumentar su influencia en la resolución de este conflicto. En diciembre, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, en el último Consejo Europeo del año, avisaron a Rusia de que impondrían “sanciones enormes” si invade Ucrania. La misma advertencia ha sido recordada este miércoles por Borrell, pero esta vez ante el ministro de Asuntos Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba, quien ha destacado la importancia del apoyo europeo. Para el Ejecutivo de Kiev, la visita del alto funcionario la UE a la región de Donbás es “muy importante, justo ahora”. Y coincidió con Borrell en que las políticas de esferas de influencia “son el pasado”.
“Es la primera vez que un alto representante del bloque visita Donbás desde que Rusia lanzó la guerra. Es un signo de la unidad de Ucrania y la Unión Europea frente a las grandes amenazadas de Rusia”, dijo Kuleba, quien viajó con Borrell a la zona de conflicto en el este del país. “Han incluido a Ucrania hace poco en el Fondo Europeo de Paz, que destinará 31 millones de euros a mejorar las capacidades de nuestras Fuerzas Armadas para defenderse”, recalcó el ministro sobre el apoyo de Bruselas.
Los dos políticos viajaron en helicóptero desde Jarkov durante casi dos horas hasta uno de los puntos calientes de la línea de contacto, Stanitsia Luganksa, a un kilómetro escaso de la autoproclamada república separatista de Lugansk. Allí los militares ucranios mostraron a Borrell las posiciones de los combatientes prorrusos y sus francotiradores. Posteriormente, la comitiva tuvo que regresar por carretera al impedir el mal tiempo un vuelo.
Durante su intervención ante la prensa, Borrell ha lamentado el despliegue de más de 110.000 soldados rusos en torno a Ucrania en noviembre, que ha calificado en reiteradas ocasiones de “irregular”. “Después del encuentro de Ginebra [entre los presidentes Joe Biden y Vladímir Putin en junio de 2021] parecía que iba a haber una línea de comunicación entre Estados Unidos y Rusia. Europa observaba, pero ahora todo es diferente”, ha añadido el alto representante al recordar la cita para abordar precisamente el aumento de la tensión en la frontera ucrania a principios del año pasado. Borrell ha destacado que Moscú no solo ha realizado una acumulación inusual de tropas a lo largo de la frontera con Ucrania, sino que ha ido aumentando sus exigencias para reducir la tensión.
El Kremlin presentó en diciembre dos propuestas de seguridad para la zona, semanas después de otra videoconferencia entre Putin y Biden. En el borrador figura, explícitamente, que la OTAN debe renunciar a incorporar a Ucrania. Además, estas propuestas no han sido siquiera enviadas a Bruselas, algo que molesta mucho en la UE.
“El conflicto en la frontera está a punto de hacerse más profundo y las tensiones han crecido para la seguridad europea”, agregó durante su intervención el alto representante, que prometió ante Kuleba “el apoyo total del bloque” para Kiev. Además, Borrell recordó que la guerra con los insurgentes prorrusos, que ha costado hasta ahora más de 13.000 vidas, “todavía separa a muchas familias a ambos lados del frente”.
Con este viaje Bruselas intenta cobrar importancia de cara a las importantes negociaciones que comenzarán el próximo 10 de enero por varias vías. Ese día se reunirán en un encuentro bilateral las delegaciones de Estados Unidos y Rusia para abordar sus diferencias. El Kremlin exige que Estados Unidos y la OTAN abandonen a Ucrania. Al mismo tiempo, tendrán lugar otras reuniones en el Consejo Rusia-OTAN y en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que ha sido mediador estos años de las conversaciones de paz para Donbás y ha informado de las continuas violaciones del alto el fuego en el frente.
Todos los miembros de la OTAN, incluido Estados Unidos, han repetido estos días el mensaje de que toda negociación se guiará por el principio de “ninguna decisión sobre Ucrania sin Ucrania”. Sin embargo, el Kremlin quiere apartar a Europa y a Kiev de las conversaciones. Hace unas semanas, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Ryabkov, criticó una invitación a más países a las negociaciones bilaterales: “Ahogaremos todo esto con el debate y la palabrería”.
En opinión de Gwendolyn Sasse, investigadora senior del think tank Carnegie Europa y directora del Centro para Europa del Este y los Estudios Internacionales de Berlín, “Europa seguirá siendo un actor relevante para Ucrania en términos políticos y económicos” gracias, entre otros puntos, a su apoyo clave en reformas como las acometidas contra la corrupción y para la descentralización de su Administración. Sin embargo, “en términos de seguridad poco tiene que ofrecer a Ucrania aparte de un apoyo retórico en vista de la presión militar rusa”.
“La visita de Borrell demuestra el compromiso europeo, pero sobre todo resalta que la Unión Europea es marginada en las negociaciones con Rusia”, agrega Sasse. La experta resalta cómo se han desarrollado en paralelo dos procesos: la incorporación a la OTAN, prometida a Kiev en 2008, y la entrada en la Unión Europea, ilusión que han alentado varios acuerdos estos años, uno de los cuales fue roto por el Gobierno de Víktor Yanukóvich en 2013, lo que llevó a las llamadas protestas del Maidán. “Ambos procesos se han cruzado en la perspectiva del Kremlin, aunque Putin solo demanda explícitamente frenar la expansión de la OTAN”, afirma Sasse, que opina que, “en principio, la entrada en la Unión Europea es algo más realista a medio plazo”.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.