Sudáfrica despide con un funeral de Estado a Desmond Tutu
El presidente Cyril Ramaphosa califica al arzobispo y premio Nobel de la Paz fallecido de “cruzado por la libertad, la justicia y la paz”
Sudáfrica celebró este sábado por la mañana el funeral de Estado para despedir a Desmond Tutu, uno de los símbolos de la lucha contra el régimen racista impuesto durante décadas en ese país. El arzobispo anglicano emérito y premio Nobel de la Paz en 1984, convertido en la voz de la conciencia del país, falleció el pasado domingo a los 90 años. El presidente Cyril Ramaphosa y la viuda, Leah Tutu, conocida como Mama Leah, sentada en silla de ru...
Sudáfrica celebró este sábado por la mañana el funeral de Estado para despedir a Desmond Tutu, uno de los símbolos de la lucha contra el régimen racista impuesto durante décadas en ese país. El arzobispo anglicano emérito y premio Nobel de la Paz en 1984, convertido en la voz de la conciencia del país, falleció el pasado domingo a los 90 años. El presidente Cyril Ramaphosa y la viuda, Leah Tutu, conocida como Mama Leah, sentada en silla de ruedas, presidieron la ceremonia en la catedral de San Jorge de Ciudad del Cabo.
Fue un “cruzado por la libertad, la justicia y la paz”, dijo Ramaphosa. Subrayó además el apoyo del arzobispo a una larga lista de causas, lo que ha hecho que “grupos de activistas climáticos y LGBTQIA+” hayan rendido homenaje estos días a quien fue “un ser humano humilde y valiente que habló por los oprimidos (...) del mundo”, informa la agencia Efe.
Asistía también en la primera fila Mpho Tutu, hija del fallecido. “Papá diría que el amor que el mundo entero nos ha mostrado calienta el corazón”, dijo a los asistentes desde el atril. “Les agradecemos que le hayan amado tanto”, añadió, informa la agencia France Presse. El obispo retirado Michael Nuttall, que fue número dos de Tutu y su amigo, fue el elegido por el difunto para dirigir el sermón en la misa de réquiem. “Pequeño en estatura física, era un gigante entre nosotros moral y espiritualmente. Su fe era auténtica, no falsa ni desganada”, señaló Nuttall.
La catedral y el monte que domina la ciudad se iluminaron las últimas noches de púrpura, el color de la ropa que vestía Tutu. Además, se colocaron carteles a tamaño natural del arzobispo con las manos entrelazadas en el exterior de la catedral, donde el acceso estuvo restringió por la incidencia de la pandemia de covid, informa la agencia Reuters. Unas 100 personas siguieron este sábado la ceremonia desde el exterior del templo a través de una pantalla.
Cientos de simpatizantes habían hecho cola el jueves y el viernes para expresar sus últimos respetos a Tutu mientras yacía en el templo en un sencillo ataúd de color claro. El arzobispo, que había previsto cómo debía ser su despedida, pidió un último adiós sobrio.
Tutu convirtió San Jorge en la catedral del pueblo, un refugio para activistas contra el apartheid durante las turbulentas décadas de 1980 y 1990, cuando las fuerzas de seguridad reprimieron brutalmente el movimiento democrático de masas en las calles. Su cuerpo será incinerado en una ceremonia privada y será enterrado detrás del púlpito desde donde alzó su voz frente a la intolerancia y la dictadura racista.
El premio Nobel de la Paz fue un incansable ariete de denuncia frente a las injusticias, incluso cuando ya había llegado al frente del Gobierno el Congreso Nacional Africano, la formación política que encabezó el frente contra el apartheid, el régimen blanco de Pretoria que impuso la segregación. “Nuestro gobierno es peor que el gobierno del apartheid”, llegó a decir. “Es escandaloso que aquellos que han sufrido bajo un régimen de opresión hagan ahora este tipo de cosas”, comentó, según la agencia AFP.
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