Huelga de silencio contra los militares en Myanmar
Unos asesinatos en una zona rural y la condena a la líder Aung San Suu Kyi han sido el germen de la protesta contra la Junta que gobierna el país desde el pasado febrero
Entre calles desiertas y mercados cerrados, activistas de Myanmar se manifestaron este viernes en contra del gobierno militar que rige el país desde el pasado febrero. “En Myanmar se producen terribles violaciones de los derechos humanos”, explicó a los medios locales uno de los líderes de la protesta, Khin Sandar. “El silencio es el grito más fuerte. Queremos recuperar nuestros derechos. Queremos la revolución”, insistía Sandar. En algunas ciudades —como en Shwebo, en el noroeste del país—, los manifestantes también se vistieron de negro para realizar un “ataque silencioso” contra el Ejército...
Entre calles desiertas y mercados cerrados, activistas de Myanmar se manifestaron este viernes en contra del gobierno militar que rige el país desde el pasado febrero. “En Myanmar se producen terribles violaciones de los derechos humanos”, explicó a los medios locales uno de los líderes de la protesta, Khin Sandar. “El silencio es el grito más fuerte. Queremos recuperar nuestros derechos. Queremos la revolución”, insistía Sandar. En algunas ciudades —como en Shwebo, en el noroeste del país—, los manifestantes también se vistieron de negro para realizar un “ataque silencioso” contra el Ejército.
El 1 de febrero, una Junta Militar tomó el poder en Myanmar y depuso a Win Myint, presidente del país y aliado de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, líder de facto del Gobierno, y que permanece en arresto domiciliario desde el golpe militar.
Poco antes de la asonada, en noviembre de 2019, el partido de Suu Kyi —la Liga Nacional para la Democracia (NLD)— celebraba haber ganado las elecciones, consolidando su poder en el país asiático. Unos comicios que, unos meses después, los militares describieron como fraudulentos.
El NLD ostentaba el poder desde 2015, cuando se celebraron las primeras elecciones libres tras medio siglo de férreo gobierno militar: de 1962 a 2011, año en el que comenzó una lenta e incompleta transición democrática. En esa época, el partido de la Nobel, se percibía como un esperanzador cambio. Una imagen que quedó empañada por la persecución y asesinato de la minoría musulmana rohinyás. Un “intento de genocidio”, como describe la ONU, que arrancó en agosto de 2017; en el que Facebook jugó un papel importante (algunos afectados han demandado a la compañía por los daños sufridos); y que se estima que ha producido más de 25.000 muertos y entre medio millón y un millón de desplazados.
La Junta Militar acusa a la Nobel de 11 delitos. La semana pasada, la líder fue condenada por algunos de ellos: incitación a la violencia y ruptura de las normas contra la covid. La pena: cuatro años que poco después fue reducida a la mitad por la Junta Militar argumentando “motivos humanitarios”. Esa condena, unida a la supuesta masacre divulgada por redes sociales y en la que murieron cinco personas y 15 fueron detenidas por los militares, ha sido germen de la huelga de silencio de este viernes. “La respuesta ha sido amplia”, resumió Minn Khant Kyaw Linn, líder estudiantil y participante en la protesta: “Se puede ver cuánto odia la gente a la junta militar”.
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