La disputa pesquera tras el Brexit eleva el pulso entre París y Londres

En vísperas de la cumbre del G20 en Roma, Francia anuncia “represalias” si Gran Bretaña no acelera las licencias pesqueras y los británicos prometen una “respuesta calibrada”. Londres convoca a la embajadora gala

París -
Un pesquero británico permanece inmovilizado este jueves en el puerto francés de Le Havre.SARAH MEYSSONNIER (Reuters)

Francia y el Reino Unido han subido esta semana varios tonos en el largo pulso que mantienen tras la consecución del Brexit. En vísperas de la cumbre del G-20 en Roma, en la que los líderes de ambos países coincidirán —fuentes francesas consideran “probable” pero no seguro una cita bilateral romana entre Emmanuel Macron y Boris Johnson—, París ha amenazado a Londres con “represalias” si el Gobierno británico no emite de una vez las licencias para los pescadores galos que reclama de...

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Francia y el Reino Unido han subido esta semana varios tonos en el largo pulso que mantienen tras la consecución del Brexit. En vísperas de la cumbre del G-20 en Roma, en la que los líderes de ambos países coincidirán —fuentes francesas consideran “probable” pero no seguro una cita bilateral romana entre Emmanuel Macron y Boris Johnson—, París ha amenazado a Londres con “represalias” si el Gobierno británico no emite de una vez las licencias para los pescadores galos que reclama desde hace nueve meses. Ante el inmovilismo de Londres, las autoridades francesas confirmaron este jueves que mantienen retenido desde la víspera un barco británico que pescaba en sus aguas sin licencia.

El Gobierno británico ha anunciado una “respuesta calibrada” si los franceses cumplen sus amenazas. Pero no ha querido esperar para manifestar su enfado: según adelantó la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, en la tarde del jueves, ha convocado este viernes a la embajadora gala en Londres, Catherine Colonna, para que “explique las decepcionantes y desproporcionadas amenazas contra Reino Unido y las Islas del Canal”. En cualquier caso, la disputa marítima solo es uno de los frentes que libran los dos países, muy enfrentados también por la cuestión migratoria. Y todo ello cuando a Francia no se le ha pasado aún del todo el enfado por el acuerdo trilateral que Londres alcanzó con Washington y Canberra para arrebatarle el acuerdo de submarinos que tenía con Australia. La posibilidad de una pax romana franco-británica parece, por ahora, complicada.

Las normalmente frías aguas atlánticas estaban este jueves que hervían. A primera hora de la mañana, el Gobierno francés confirmaba que permanecía retenido en el puerto de Le Havre un barco británico pillado mientras pescaba en aguas galas sin licencia, según París. Otro pesquero más pudo continuar su actividad, no sin antes recibir una multa por “obstaculizar” el control realizado por una patrulla gala, al negarse en un primer momento a permitir que los gendarmes lo abordaran para comprobar la documentación, que finalmente estaba en regla.

Un gesto que seguía a lo que Londres ha calificado como un anuncio “desproporcionado” y “decepcionante”: la amenaza de “represalias” francesas, a partir de la semana que viene, si Londres no concede de una vez las licencias que París reclama para que sus pescadores puedan faenar en aguas británicas.

Según París, a partir del próximo martes se pueden aplicar ya una serie de medidas: prohibir el desembarco de productos pesqueros británicos en todos los puertos franceses, reforzar los controles de aduanas y sanitarios, así como realizar controles de seguridad “sistemáticos” de los buques británicos, a la par de un “refuerzo” de los controles de camiones en dirección o procedentes del Reino Unido, especialmente en el puerto de Calais. Unas medidas que podrían afectar al ya de por sí afectado abastecimiento británico, con fuertes problemas desde la entrada en vigor del Brexit.

Una segunda tanda de represalias podrían ir incluso más lejos: de hecho, Francia “no excluye revisar el suministro energético” de las islas anglo-normandas, advirtió el Gobierno en un comunicado.

El secretario de Estado para Asuntos Europeos, Clément Beaune, justificó el jueves el duro tono elegido por Francia. “Ahora hay que hablar el idioma de la fuerza porque me temo que, por desgracia, este Gobierno británico no comprende otra cosa”, lamentó en la cadena CNews. “No me alegra y no es muy inteligente, pero ante un socio que no entiende nada más que el idioma de la fuerza, hay que hablar” ese lenguaje.

La respuesta británica tampoco se anduvo con rodeos. “Las medidas con que amenaza [Francia] no parecen compatibles con el Acuerdo de Comercio y Cooperación [del pos-Brexit] o con el derecho internacional más amplio y, de ser implementadas, se toparán con una respuesta apropiada y calibrada”, dijo el ministro británico de Medio Ambiente, George Eustice, según la agencia Reuters. Poco después, se conocía la convocatoria de la representante diplomática gala en Londres.

En el acuerdo pos-Brexit cerrado entre Londres y Bruselas a finales de 2020, se prevé que los pescadores europeos puedan seguir faenando en algunas aguas británicas siempre que puedan demostrar que ya lo hacían allí antes de la salida británica de la Unión Europea. El problema es que París y Londres se desmienten en torno a la cifra de licencias que se deben emitir.

La ministra francesa de Asuntos Marítimos, Annick Girardin, desmintió también este jueves las afirmaciones británicas acerca de que Londres ha emitido ya el 98% de las licencias europeas solicitadas. “Es falso; los europeos han pedido 2.217 licencias y los británicos han dado 1.913. Es el 90%. Y todos los que no tienen aún licencia son franceses, aparte de uno o dos belgas”, puntualizó la ministra, para quien París libra “un combate” que no está dispuesto a perder.

“No es la guerra, pero es un combate. Los pescadores franceses tienen derechos. Hay un acuerdo firmado y debemos aplicar ese acuerdo. Tenemos derechos de pesca, tenemos que defenderlos y los defenderemos”, aseguró Girardin en la emisora RTL, donde adelantó que el primer ministro, Jean Castex, se apresta a pedir que Bruselas reconozca que el Reino Unido “no respeta los acuerdos y que, por tanto, se pueden implementar medidas de represalia por parte de la Comisión Europea”. No obstante, el propio Castex se apresuró a decir poco después que está “abierto a discusiones mañana, tarde y noche”, siempre y cuando los británicos “respeten sus compromisos”. Porque, según dijo, por su parte, el secretario de Estado Beaune, “ningún otro tema de cooperación europea con el Reino Unido podrá progresar sin que se restablezca la confianza y se apliquen plenamente los acuerdos firmados”.

Migración

Unos mensajes que pueden interpretarse de forma más amplia que en el ámbito pesquero. Porque las licencias para faenar no son la única disputa que mantiene la tensión a través del canal de la Mancha desde hace meses. También la cuestión migratoria, agravada por las cifras récord de travesías marítimas de inmigrantes irregulares registradas estos últimos meses han caldeado los ánimos a ambas orillas.

Según la agencia británica PA, en lo que va de año han llegado ya más de 18.000 migrantes a bordo de embarcaciones precarias salidas de las cercanas costas normandas. La cifra supone más del doble que en todo 2020. En las últimas semanas, París ha acusado a Londres de no haber pagado los 62,7 millones de euros suplementarios a los que se comprometió en julio para “apoyar a Francia en su equipamiento y lucha contra la inmigración irregular”. Según un acuerdo bilateral de 2004, la frontera británica está fijada en la costa francesa y, a cambio, Londres contribuye económicamente a la vigilancia fronteriza gala. Recientemente, el Gobierno británico aseguró que el dinero “va a llegar”, pero lamentó lo que considera una falta de celo por parte de Francia para impedir el flujo migratorio marítimo, una vía cada vez más utilizada ante las dificultades para abordar los camiones que cada día atraviesan el Eurotúnel a través de Calais, debido a la seguridad reforzada. París ha rechazado las insinuaciones de Londres para que los agentes que patrullan el canal puedan rechazar las embarcaciones que lleguen a aguas británicas. “Francia no aceptará ninguna práctica contraria al Derecho Marítimo, ni ningún chantaje financiero”, ha advertido el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien también ha reclamado estas últimas semanas un “tratado migratorio” pos-Brexit.

El momento elegido para la nueva escalada franco-británica no es casual. Más allá de que las autoridades de Jersey [dependientes de Londres] han fijado como fecha límite para pescar sin las nuevas licencias el 30 de octubre, Macron parte en la tarde de hoy rumbo a Roma, donde aprovechará la cumbre del G-20 para realizar varios encuentros bilaterales. Uno de los más importantes tendrá lugar hoy mismo: según ha confirmado el Elíseo, el presidente francés se reunirá de forma bilateral con su par estadounidense, Joe Biden, en lo que está considerado el colofón de los esfuerzos para cerrar la fuerte crisis desatada por la crisis de los submarinos australianos, que también provocó fuertes tensiones con Londres que aún no se han apaciguado del todo. Si el fin de semana no logran concretar una cita propia, a Macron y Johnson les queda aún otra oportunidad antes de que entren en vigor las posibles represalias: el presidente francés acudirá el lunes a la inauguración de la COP26 en Glasgow.

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