Muere Colin Powell, el respetado militar que defendió en la ONU que Irak tenía armas de destrucción masiva
El primer negro en liderar la diplomacia de Estados Unidos y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas fallece por complicaciones derivadas de la covid.
Colin L. Powell, general de cuatro estrellas, que fue el primer secretario de Estado negro durante el primer mandato del presidente George W. Bush, y sobre el que pesará la mancha de su comparecencia en el Consejo de Seguridad de la ONU para defender la invasión de Irak, ha fallecido este lunes a los 84 años por complicaciones derivadas de la covid-19, según informó su familia. Powell tenía la pauta de vacunación contra el coronavirus completa, pero sufría mieloma múltip...
Colin L. Powell, general de cuatro estrellas, que fue el primer secretario de Estado negro durante el primer mandato del presidente George W. Bush, y sobre el que pesará la mancha de su comparecencia en el Consejo de Seguridad de la ONU para defender la invasión de Irak, ha fallecido este lunes a los 84 años por complicaciones derivadas de la covid-19, según informó su familia. Powell tenía la pauta de vacunación contra el coronavirus completa, pero sufría mieloma múltiple, un tipo de cáncer de sangre que suprime la inmunidad, según la CNN.
“Hemos perdido a un extraordinario y cariñoso esposo, un padre, un abuelo y un gran americano”, han escrito sus familiares en un comunicado divulgado a través de las redes sociales. Lloyd Austin, secretario de Estado estadounidense, ha querido rendir homenaje este lunes a “uno de los más grandes líderes que hayamos visto”. “El mundo ha perdido a uno de sus hombres más grandes”, ha declarado Austin durante un viaje a Tblisi, capital de Georgia. “He perdido a un gran amigo y a un mentor”, agregó.
Fue el primer negro en ocupar el cargo de jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas —bajo el mandato de George Bush padre, entre 1989 y 1993— y también el primero en representar a la diplomacia de Estados Unidos —con Bush hijo, entre 2001 y 2005—. Su imagen blandiendo en 2003 con gesto grave ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un tubo de laboratorio que simulaba contener un mortífero gas —en realidad era sal— para probar la existencia de armas de destrucción masiva en Irak tiñó para siempre su labor de buen soldado. Aquella maniobra política sirvió de excusa para invadir Irak y de ella se arrepintió el general pasados los años. En su defensa, invocó el sentido del deber y la obediencia hacia la autoridad presidencial. “Es exactamente igual que en el estamento militar: argumentas y debates, pero una vez que el presidente toma una decisión, esa decisión debe ser adoptada por el gabinete”, declaró el militar en una entrevista en CNN con Larry King en 2009.
Pragmático y firme creyente en las alianzas internacionales, el general Powell fue una rara avis en la Administración de George W. Bush, dominada por ideólogos neoconservadores que dudaban de la utilidad de Naciones Unidas y la OTAN y estaban demasiado dispuestos a emplear el poder militar estadounidense. “Sabía que no tenía otra opción”, dijo Powell al diario The New York Times en julio de 2020 respecto a su papel en la invasión de Irak. “¿Qué opción tenía? Era el presidente”.
Nacido en Harlem, Nueva York, en 1937, de padres inmigrantes jamaicanos, Powell se graduó en los estudios sin brillar académicamente, pero sobresalió en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva del Ejército. Desde su entrada en el servicio activo en 1958, el entonces teniente Powell inició su carrera militar en la guerra de Vietnam. Su experiencia en ese país asiático cuando era un joven soldado lo llevo a desarrollar la llamada Doctrina Powell, que consiste en que cuando Estados Unidos decide utilizar la fuerza militar, debe ser implacable y aplastante, además de tener objetivos políticos claros y un plan para retirar a las tropas norteamericanas del campo de batalla.
Powell llegó a la Casa Blanca en 1972 con una beca que propició que dos futuros secretarios de Defensa, Caspar Weinberger y Frank Carlucci, fueran sus mentores. A partir de entonces, el militar fue adquiriendo estrellas hasta sumar cuatro. Con la tercera sirvió como número dos del asesor de seguridad nacional de Ronald Reagan, Carlucci. Cuando este último sustituyó a Weinberger como secretario de Defensa en 1987, Powell se convertía en asesor de seguridad nacional del presidente republicano.
Con la guerra de Vietnam concluida, su labor se centró en restaurar parte del orgullo militar perdido tras la impopular contienda. Durante su servicio bajo la Administración de Reagan, el general ayudó a poner punto y final a las operaciones encubiertas del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, en sus siglas en inglés), entre las que se contó el escándalo Irán-Contra, la venta secreta de armas a Irán para desviar ilegalmente fondos destinados a la milicia contrarrevolucionaria que pretendía derrocar al Gobierno de Nicaragua con el apoyo de Estados Unidos.
La guerra del Golfo Pérsico en 1991 le convirtió en un héroe nacional y en el primer negro al frente del Estado Mayor Conjunto. Pero ocho meses después de que Bill Clinton iniciara su presidencia, Powell abandonaba ese cargo. Fue entonces cuando consideró durante un breve instante un futuro político y una apuesta por la Casa Blanca tras la publicación en 1995 de sus memorias My American Journey. Pero la oposición de los sectores más derechistas del Partido Republicano y el hecho de carecer del suficiente entusiasmo le llevaron a anunciar que no optaría por la presidencia del país.
Powell, un republicano respetado por todo el país, acabó con los años votando demócrata. En 2008 dio la espalda a su partido y desde entonces pidió el apoyo para Barack Obama, Hillary Clinton, y finalmente Joe Biden. Fallecido en el hospital militar Walter Reed de Bethesda (Maryland, a las afueras de Washington), el condecorado militar fue una de las figuras más críticas con el entonces presidente Donald Trump. Para el poseedor de la Legión del Mérito, la Medalla de la Estrella de Bronce y dos veces el Corazón Púrpura, Trump carecía de ética alguna.
“La palabra que uso con respecto a lo que ha hecho en los últimos años es una palabra que no hubiera usado nunca antes, que no usé con ninguno de los cuatro presidentes para los que trabajé: miente”. “Miente continuamente y no pasa nada porque nadie le pide responsabilidades”, dijo Powell en 2020. Tras el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, el general anunció que ya no consideraba al Partido Republicano su hogar político. “En este momento me preocupa mi país, no los partidos”, aseguró.
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