Una moción de censura tumba el Gobierno socialdemócrata sueco

Una reforma para liberalizar el mercado de los alquileres de viviendas nuevas desata un terremoto político en el país escandinavo. El primer ministro, Stefan Löfven, tiene ahora una semana para dimitir o convocar elecciones anticipadas

El primer ministro sueco, Stefan Löfven, antes de la votación de la moción de censura en el Parlamento, esta mañana. En vídeo, declaraciones de Löfven en rueda de prensa.Vídeo: CLAUDIO BRESCIANI / EFE | REUTERS
Madrid / Estocolmo -

El primer ministro de Suecia, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha perdido este lunes una moción de censura en el Riksdag (Parlamento) como consecuencia del cambio de rumbo en sus políticas sobre el mercado del alquiler. La iniciativa contra el Ejecutivo rojiverde (por su alianza histórica con los ecologistas) ha sido ampliamente apoyada no solo por el bloque de la oposición de derechas -conservadores, ultraderechistas y d...

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El primer ministro de Suecia, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha perdido este lunes una moción de censura en el Riksdag (Parlamento) como consecuencia del cambio de rumbo en sus políticas sobre el mercado del alquiler. La iniciativa contra el Ejecutivo rojiverde (por su alianza histórica con los ecologistas) ha sido ampliamente apoyada no solo por el bloque de la oposición de derechas -conservadores, ultraderechistas y democristianos-, sino también por el Partido La Izquierda, aliado externo de Löfven desde que ganó las últimas elecciones en septiembre de 2018. El mandatario dispone ahora de una semana para dimitir o convocar elecciones anticipadas y ha asegurado en una rueda de prensa que tiene intención de agotar ese plazo. “Vamos a hablar con nuestros aliados y reflexionar sobre qué camino tomar”, ha dicho el primer ministro.

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El principio del fin de Löfven empezó a finales de la semana pasada, cuando su Gobierno, junto a Annie Lööf, la líder liberal de Centro -gracias a la cual Löfven pudo ser investido en enero de 2019, después de cuatro meses de bloqueo político-, anunció que se disponía a liberalizar las rentas de los alquileres en las casas de edificios de nueva construcción. Esta medida “fue una de las contrapartidas del socialdemócrata para granjearse el apoyo de Lööf en su investidura”, aclara al teléfono Ulf Bjereld, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Gotemburgo. Para La Izquierda, sin embargo, el tema de la vivienda es una línea roja que el Gobierno socialdemócrata no debía cruzar, y así lo advirtió varias veces en el pasado. El mercado regulado del alquiler, dice la formación de raíces comunistas, es la base del modelo sueco del Estado de bienestar. Con la propuesta de liberalizarlo para las viviendas de nueva construcción, los socialdemócratas “han abandonado al pueblo sueco”, ha lamentado la líder de la formación, Nooshi Dadgostar, en su discurso de este lunes en el Riksdag.

Löfven ya llevaba en su programa electoral de 2018 la intención de resolver el problema del acceso a la vivienda -con listas de espera de décadas- con la construcción de más casas. Lo que no especificaba, sin embargo, era que iba a liberar ese mercado de una rígida estructura levantada en los años del auge del modelo sueco de la mano del desaparecido primer ministro Olof Palme. “La peor burbuja inmobiliaria”, llegó a escribir el medio financiero estadounidense Bloomberg sobre la situación del acceso a la vivienda en el país nórdico más poblado (10,2 millones de habitantes). Las intenciones de liberalizar este mercado llegaron en enero de 2019, cuatro meses después de que los ciudadanos acudieran a las urnas, con el pacto de investidura junto al partido liberal Centro de Lööf. “El primer ministro no apoya la medida, pero fue un compromiso”, afirma el profesor de Gotemburgo.

Paradójicamente, explica Bjereld, la reforma del mercado del alquiler aún no se había presentado como tal en el Riksdag. Lo que había hecho el Ejecutivo, animado por sus socios de investidura, era abrir un debate con expertos sobre la liberalización de los alquileres que para La Izquierda era intocable. El jueves pasado, tras el rifirrafe entre los socios del Ejecutivo socialdemócrata, los ultras Demócratas Suecos (SD) avistaron una oportunidad para debilitar aún más a Löfven y se apresuraron a presentar una moción de censura en la Cámara, según cuenta la Radio Sueca. El socialdemócrata “nunca debía haber ocupado el poder”, ha dicho el líder ultra, Jimmie Åkesson. Después de duras negociaciones durante todo el fin de semana entre las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria, este lunes, poco antes de las 11.00 y con todas las medidas de seguridad a causa de la pandemia de la covid-19, el Riskdag ha terminado por quitarle la confianza a Löfven con 181 votos a favor de un total de 349 diputados. La moción hubiera prosperado con 175 votos favorables.

“Lo que estamos haciendo hoy [por este lunes], no lo hacemos a la ligera. Hemos hecho todo lo posible para resolver la situación. Pero cuando nadie más quiere contribuir a una solución, terminamos aquí. Está en línea con lo que prometimos [a nuestros votantes]“, ha dicho la líder del Partido La Izquierda, Nooshi Dadgostar, en un discurso en el Riksdag antes de la votación, refiriéndose a un ultimátum sobre el cambio en las normas que regulan los alquileres. Dadgostar recordó que a la hora de apoyar el Gobierno rojiverde, ya tenían como línea infranqueable la subida de los precios del alquiler: “Ya dijimos entonces [2019] que un límite para nosotros era el punto de las rentas de mercado y las rentas elevadas (...) No se pueden implementar rentas de mercado”, ha remarcado hoy en su discurso, hecho público en su cuenta de Facebook. La líder, que pese a lo acontecido hoy continúa tendiéndole una mano al primer ministro, se reafirma y asegura que solo han “mantenido su palabra” frente a sus votantes, y frente a más de tres millones de arrendatarios.

Entre la espada y la pared

El histórico sindicalista, de 63 años, se ve ahora entre la espada y la pared. Según la ley sueca, se abren dos caminos para el primer ministro, que desde ahora está en funciones. O renuncia a su cargo, o convoca elecciones anticipadas, algo que no ocurría en la potencia escandinava desde 1958, según Reuters. Pese a que las últimas datan de la semana pasada, las encuestas siguen dando como favorito al partido de Löfven. “Está en cabeza, pero su apoyo no crece”, matiza Bjereld.

Si el socialdemócrata se inclinara por dimitir, el presidente del Riksdag, Andreas Norlén, de los Moderados (conservadores), el único partido cuyos apoyos sí están aumentando tímidamente, tendría que iniciar el proceso conocido como talmansrunda. Consiste en mantener varias rondas de negociación para encontrar un Ejecutivo que sea mínimamente aceptado por la Cámara.

Valorado por los analistas como “excelente negociador”, a Löfven se le podría abrir también un tercer camino. Todavía tiene siete días para convencer a los diferentes diputados y grupos parlamentarios de que no existe ninguna alternativa posible a su Gobierno y que debería ser él el que lidere el país, aunque sea en funciones, hasta las próximas elecciones generales, agendadas para septiembre de 2022. “Durante esta semana [Löfven] debería encontrar un compromiso que una a Centro y a La Izquierda. Será difícil”, vaticina el profesor de Gotemburgo.

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