Los herederos de la dinastía Ortega Murillo y su cárcel de oro

Ocho de los nueve hijos de la pareja presidencial nicaragüense tienen rango de asesores, controlan el negocio de la distribución del petróleo y dirigen la mayoría de los canales de televisión y compañías de publicidad que son beneficiadas con contratos estatales. Pero su libertad de movimientos es limitada y deben responder a los dictados de Rosario Murillo

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y sus hijos Luciana (a la izquierda) y Camila Maurice Ortega (ambos en la derecha de la imagen) el 19 de julio 2019. TWITERRS (RS)

Un guitarrista de rock y una ex Miss Nicaragua llegan sonrientes a un concurrido parque de food trucks de Managua a tomar cerveza artesanal y todas las miradas se vuelven hacia ellos. Afuera del parque, en la calle, hay estacionadas cuatro patrullas con más de una decena de escoltas policiales. Es 17 de marzo y la sorpresa se debe a que a los recién llegados son Juan Carlos Ortega Murillo y Xiomara Blandino, el hijo y la nuera de la vicepresidenta del país, a quienes no se les veía haciendo vida social desde abril de 2018, cuando estallaron las protestas.

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Nicaragua’s political dynasty: heirs in a golden cage

La imagen recuerda a cuando Juan Carlos Ortega, rockero empedernido, tocaba el bajo en los recitales que daba con su banda Ciclo, antes de que la indignación sacara a los nicaragüenses a las calles y que la represión brutal del Gobierno causara la muerte de más de 320 manifestantes. El regreso de la pareja a la vida pública parece indicar que el encierro impuesto por su madre, la vicepresidenta Rosario Murillo, ha terminado. Según fuentes sandinistas, en un arranque de “paranoia” ante las manifestaciones, primero, y después por la pandemia, Murillo confinó a sus hijos en El Carmen, el epicentro del poder del Gobierno presidido por Daniel Ortega. El complejo sirve al mismo tiempo de residencia oficial de la familia gobernante, de despacho presidencial y de sede de la Secretaría Nacional del Frente Sandinista.

Durante el primer trimestre de 2021, coincidiendo con la llegada de las primeras vacunas contra la covid-19, otros dos de los hijos más conocidos de la pareja presidencial retomaron sus actividades públicas. El tenor Laureano Ortega Murillo ha vuelto a dar conciertos de ópera en distintas ciudades de Nicaragua, mientras que Camila, modelo y diseñadora, ha regresado a las pasarelas. Además de los hobbies por los que son reconocidos, todos los hijos de Ortega y Murillo tienen cargos oficiales y administrativos claves en el Gobierno de sus padres. La única excepción es la mayor de los nueve hermanos, Zoilamérica Ortega Murillo, quien en 1998 denunció a su padrastro por abuso sexual y que, tras denunciar la “persecución” de su madre, vive exiliada en Costa Rica desde 2013.

Maurice y Camila Ortega Murillo, hijos del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de la vicepresidenta y primera dama, Rosario MurilloCarlos Herrera

Los ocho hermanos Ortega Murillo que viven en Nicaragua tienen rango de asesores presidenciales, controlan el negocio de la distribución del petróleo y dirigen la mayoría de los canales de televisión en el país y compañías de publicidad que son beneficiadas con contratos estatales. Solo entre 2018 y 2019, el emporio mediático y publicitario de los hermanos percibió 936.000 dólares por contratos oficiales, de acuerdo con un reportaje publicado por la plataforma Connectas.

La bonanza económica que tuvo la familia, en parte a expensas de la cooperación venezolana, ha convertido a los herederos del poder en Nicaragua en una nueva casta empresarial. Sin embargo, fuentes allegadas a la familia, al sandinismo y extrabajadores de El Carmen que hablaron con EL PAÍS a condición de mantener el anonimato, coincidieron en que los hermanos viven en una especie de cárcel de oro, ya que ni siquiera tienen la libertad de comprar un pasaje de avión sin el permiso de sus padres, especialmente el de la vicepresidenta.

Laureano Ortega, hijo del presidente de la república Daniel Ortega. Carlos Herrera

“La gente construye en estos muchachos imperios de papel. Sí es cierto que acumulan millones y son dueños de diez mil cosas, pero te puedo asegurar que no tienen el control de nada”, le dice a EL PAÍS una fuente allegada a la familia, que pidió resguardar su identidad por el riesgo que supone en Nicaragua hablar de la pareja presidencial. En un país donde impera el estado policial y la Justicia responde a los dictados de El Carmen, cualquier crítica puede ser castigada con persecución, violencia o cárcel.

“Cuando se dice que son millonarios, sí son, pero son usados. No es que mañana Juan Carlos pueda irse con Xiomara a vivir a Miami o a Suecia… No, absolutamente no. Tienen una cárcel de oro. Son cautivos. Son parte de un imperio en el cual no tienen voz ni voto”, asegura la fuente familiar.

“Como la monarquía”

Desde que Murillo fue colocada en la primera línea de la sucesión constitucional en 2016 como vicepresidenta, el comandante Ortega, que lleva más de 14 años ininterrumpidos en el poder, consolidó un régimen familiar en el que sus hijos han ganado espacio. Aunque no propiamente como sucesores del padre de 75 años de edad, ya que ese es un camino allanado por la vicepresidenta, que en 2018 fue sancionada por Estados Unidos por corrupción y violaciones de derechos humanos. Los hijos más visibles, que se proyectaron públicamente al amparo de sus hobbies, han asumido en los últimos años papeles más políticos y administrativos de acuerdo con sus perfiles.

Camila Ortega Murillo, hija del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo. Carlos Herrera

Laureano es un hombre elegante. Viste trajes finos, chequea la hora en un Rolex y tiene una conexión directa con Italia debido a su amor por la ópera. En 2012 consiguió que la aerolínea italiana Blue Panorama conectara Roma y Managua, aunque la ruta solo estuvo vigente tres meses. También fue uno de los principales interlocutores con el misterioso empresario chino Wang Jing, quien, junto con el presidente Ortega, prometió la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua que no llegó a ningún puerto. En su cargo como “asesor presidencial para la promoción de inversiones”, el joven se codea con el gran capital nacional y empresarios internacionales.

Oscar René Vargas, un disidente sandinista que en el pasado fue cercano al presidente Ortega, le dijo a EL PAÍS que los hermanos Ortega Murillo cumplen funciones bajo una “lógica monárquica”. “Es como la hija de Felipe en España ahora: la envían a hacer discursos para reforzar la legitimidad de la monarquía, pero en la práctica no manda nada. Algo parecido sucede con estos muchachos”, dijo Vargas, un sociólogo que hace años fue profesor universitario de Juan Carlos Ortega Murillo.

Juan Carlos es director de Difuso Comunicaciones y es el hijo más activo en redes sociales, en las que pregona consignas sandinistas, condena al capitalismo y a Estados Unidos, en un calco de los discursos políticos de su padre. De hecho, en 2019, el joven lanzó el “Movimiento Sandinista 4 de Mayo” conformado por sus amigos cercanos. Además, acudió a la sede de la patronal nicaragüense y de la Organización de Estados Americanos (OEA) a leer proclamas que condenaban el supuesto “golpe de Estado” del que el Gobierno alega haber sido víctima durante las protestas ciudadanas de 2018. “A la OEA, a este ministerio de colonias, al servicio del yankee invasor, le decimos ¡basta ya! Con la soberanía y dignidad de nuestros pueblos no se juega”, leyó Juan Carlos, también sancionado por Estados Unidos, al igual que Laureno y que su madre.

“Sobre el tema de quién es el sustituto se han tejido muchos mitos. Probablemente en la mentalidad mesiánica de ellos (Ortega y Murillo) no necesitan eso, pero lo que sí necesitan es que los hijos tengan un perfil público que fortalezca la imagen de ellos. Es como una corte”, dijo la fuente allegada a la familia. “¿Cómo evidencias eso? Laureano es el chic porque es parte de la gente a la que le gusta la música y el arte; por eso está con los empresarios y ojalá le agregue a su padre ese perfil que no tiene, mientras que Juan Carlos hace gala de esa faceta de guerrillero que busca mantener viva esa etapa combativa de Ortega”.

Por su parte, Camila Ortega Murillo, directora de Nicaragua Diseña (una especie de semana de la moda), es la imagen de la hija hacendosa, atenta con su madre, a quien asiste en todos los actos públicos. Ella es la sombra de la vicepresidenta Murillo, presente en casi todas las actividades partidarias y de Gobierno como “asistente de confianza”. Según extrabajadores de El Carmen, a nivel familiar Camila es la encargada de organizar las fiestas, cumpleaños, bodas y vacaciones. “Se encarga de cierto manejo doméstico. Ella es la que define las inversiones de las actividades o fiestas”, dice una fuente.

Murillo, el verdadero control

Quienes conocen a la familia presidencial coinciden en que al final la última palabra de todo la tiene la vicepresidenta. Murillo obra a través de Sandra Guevara, una vieja colaboradora del matrimonio desde la revolución sandinista en la década de los 80, y quien se convirtió en una especie de institutriz encargada de las finanzas de los hermanos Ortega Murillo. “Ella es quien compra boletos de avión, paga las tarjetas de crédito y aplica el control ordenado por Murillo”, describió la fuente familiar.

La misma fuente sostiene que, al igual que hace con el Gobierno, la vicepresidenta quiere controlarlo todo en El Carmen. “Para darte una idea: imagínate que ella decide hasta la contratación de las nanas de los nietos. Ese nivel de concentración que vemos a nivel del país también está dentro de El Carmen”, explica.

El Carmen tiene como núcleo la casa que la revolución sandinista le confiscó al banquero y ex vicepresidente Jaime Morales Carazo. El matrimonio se afincó en ella y con el tiempo la ampliaron hasta que engulló varias cuadras a la redonda, entre ellas siete casas ajenas, calles y un pequeño estadio en el que el comandante Ortega salía a ejercitarse cada mañana antes de regresar al poder en 2006.

En la actualidad, el complejo es una fortaleza custodiada continuamente por agentes especiales de la policía. Dentro de sus paredes habitan siete de los hermanos Ortega Murillo con sus respectivas familias en distintos departamentos, bajo la vigilancia de la vicepresidenta. Cuando estallaron las protestas en 2018, alrededor de El Carmen se instalaron barricadas con francotiradores que aún se mantienen al día de hoy. Fue cuando la madre del clan ordenó el confinamiento que, durante el primer trimestre de 2020, empalmó con la pandemia de covid-19. Cuando las esposas y los hijos de los hermanos Ortega Murillo comenzaron a sentirse asfixiados por el encierro, la vicepresidenta ordenó instalar juegos infantiles y clases de zumba matutinas para dar un alivio a la familia, afirman las fuentes consultadas.

Los hijos a la sombra

Los otros hijos de la pareja presidencial que residen en El Carmen son Carlos Enrique, Daniel Edmundo, Maurice y Luciana. Aunque no son caras tan conocidas como Juan Carlos, Laureano y Camila, ellos tienen bajo su responsabilidad la dirección de los canales de televisión 13, 2 y 4.

Maurice Ortega Murillo dirige Canal 13 con sus hermanas Camila y Luciana, y está a cargo de los despliegues audiovisuales en los actos públicos de sus padres. Nacido en 1985, el séptimo de los hijos de Ortega y Murillo está casado con la hija del primer comisionado Francisco Díaz, jefe de la Policía Nacional, una institución señalada por distintos organismos de ser la principal perpetradora de violaciones a los derechos humanos en Nicaragua desde 2018 hasta hoy.

“Maurice nació fuera de esa atmósfera ideológica posrevolución. Entonces no tiene tantas destrezas políticas e ideológicas. Está más en lo suyo, en cuestiones administrativas en los medios de comunicación. Pero no deja de cumplir una función utilitaria para sus papás: el matrimonio con la hija del jefe de la policía. La mamá tiene atención en esa relación para proteger ese puente con la policía”, sostuvo la fuente familiar.

Daniel Edmundo es el primogénito de Ortega y Murillo y dirige, también al margen de la exposición pública, Canal 4, uno de los primeros canales del sandinismo. Carlos Enrique, conocido como ‘Tino’, es hijo únicamente de Murillo. El presidente Ortega lo adoptó. Él se ocupa de la parte técnica de Canal 4 y de las transmisiones de las ligas locales de béisbol. Las fuentes señalan que es el más relegado de los hermanos porque no tiene una buena relación con su madre. De acuerdo con la fuente familiar, Ortega siempre trata de mediar entre la “personalidad avasalladora” de Murillo y ‘Tino’. La menor es Luciana, una muchacha nacida en 1989 que orbita alrededor de su hermana Camila.

Rafael, el más independiente

Rafael Ortega Murillo, mejor conocido como Payo, es el que más independencia tiene de los hermanos de la pareja presidencial. No solo porque es el único que vive fuera de El Carmen y por lo tanto más alejado del control de su madre, sino por el giro de sus actividades. También sancionado por Estados Unidos, el Departamento del Tesoro de ese país lo señaló en diciembre de 2019 como “administrador de dinero clave detrás de los esquemas ilícitos de la familia Ortega”. “Rafael y las compañías que posee se usan para lavar dinero para apuntalar al régimen de Ortega a expensas del pueblo nicaragüense”, dijo el entonces secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin.

Payo es hermano de padre y madre de Zoilamérica, y también fue adoptado por el presidente Ortega. “Rafael, como Tino, tiene un severo conflicto con su madre, al igual que lo tenía Zoilamérica. Por eso tiene un vínculo muy fuerte con Daniel Ortega… cuando su hermana denunció el abuso sexual en 1998, él fue más envenenado contra ella. Vio en la denuncia una amenaza a su vínculo con Daniel”, detalla la fuente sandinista. En 1998, tres meses después de que la primogénita acusara públicamente a su padrastro, Ortega y Murillo dieron una conferencia de prensa acompañados por todos sus hijos para desmentirla: Payo fue el único de los hermanos que habló en esa ocasión para desestimar la denuncia de la primogénita de los Ortega-Murillo. ”Las cosas que ella gozó en lo particular, que ahora ella llama martirios, no tienen cabida y más bien cae en el ridículo”, dijo entonces.

Según las fuentes consultadas por EL PAÍS, ‘Payo’ sirve lealmente a su padre desde los años 90: en aquella época, aseguran, se encargaba de repartir dinero entre los que montaban las protestas contra el Gobierno de Violeta Barrios de Chamorro. Tras la llegada al poder de Ortega en 2006, él se convirtió en el negociante de la familia: ha estado a cargo de la compra de hoteles, fincas, ganado y ha fungido como asesor presidencial en varios países. Pese a la sanción estadounidense, todavía está al frente de la distribución de petróleo en Nicaragua. Es la mano derecha del presidente Ortega en los negocios.

“Aunque Rafael le sirve a su madre, en realidad le tiene horror. Su verdadera lealtad es con Daniel Ortega. Él da la vida por Ortega, porque así lo formaron”, afirmó la fuente sandinista . “Es el único que se fue a vivir fuera de la casa; el que se ha escapado del control invasivo de Rosario [Murillo]. La gran vida tiene a los otros hermanos cautivos en El Carmen… al final todos ellos aprendieron a seguir órdenes”.


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