Arauz y Lasso cierran la campaña electoral en Ecuador limitados por la pandemia
El expresidente Rafael Correa aparece en el mitin de su delfín político en un vídeo enviado desde Bélgica
La campaña electoral en Ecuador ha terminado. Desde la cero horas del viernes, los candidatos Andrés Arauz y Guillermo Lasso ya no podrán pedir el voto, previo a la segunda vuelta de este domingo. Las restricciones de movimiento fruto de la pandemia obligaron a los candidatos a una campaña atípica, ...
La campaña electoral en Ecuador ha terminado. Desde la cero horas del viernes, los candidatos Andrés Arauz y Guillermo Lasso ya no podrán pedir el voto, previo a la segunda vuelta de este domingo. Las restricciones de movimiento fruto de la pandemia obligaron a los candidatos a una campaña atípica, donde cambiaron los tradicionales mítines por caravanas urbanas y pequeñas reuniones con sus votantes. La noche del jueves, sin embargo, Arauz tuvo una despedida a la vieja usanza, ante unas 3.000 personas reunidas al aire libre en el sector de Cumandá, en cercanías de la ciudad vieja. Lasso se despidió de sus votantes en su ciudad, Guayaquil, ante un centenar de barcazas en las orillas del río Guayas.
Arauz terminó su mitin apenas una hora antes del toque de queda en Quito. Más temprano, bajo una enorme carpa montada frente al centro cultural Cumandá, sus seguidores esperaron con paciencia un acto que comenzó con hora y media de retraso. Los organizadores repartieron mascarillas naranjas, el color del frente de Arauz, mientras pedían por los parlantes que se mantuviese la distancia social para evitar “problemas con la policía”. El protocolo duró poco: cuando Arauz ingresó al predio, la multitud dispersa se apretujó contra la tarima montada en medio de la gente.
Era finalmente el momento del candidato, aunque hubo que escuchar antes a Rafael Correa, que apareció en un vídeo grabado desde Bélgica, donde vive desde 2017. El expresidente enfrenta una condena a ocho años de cárcel por cohecho que considera producto de una persecución política. Por eso recordó los obstáculos judiciales que le impidieron ser el candidato a vicepresidente de Arauz y llamó a proteger el voto. “El domingo harán todo lo posible para que no ganemos”, dijo. Correa se refirió todo el tiempo, aunque sin nombrarlo, al presidente Lenín Moreno, a quien él mismo promovió como presidente en 2017 y hoy considerado “un traidor” por el correísmo. Hacia el final, lanzó un mensaje de unidad al movimiento que sonó casi a advertencia: “Cualquier desencuentro lo discutiremos al día siguiente de la victoria”.
Arauz, finalmente, tomó el micrófono. Vestía con una camisa blanca y lucía sonriente. “Estamos a las puertas de recuperar nuestra patria. Nos han querido impedir la participación, nos han quitado el partido, nos pusieron trampas, pero aquí estamos”, dijo en el arranque. Luego pareció tomar distancia de Correa. “Tenemos que hacer autocrítica y una revisión de lo que hemos logrado. Es momento de un cambio generacional”, lanzó el candidato, de 36 años.
A poco más de 400 kilómetros al sur, en la ciudad costera de Guayaquil, el conservador Lasso hacía su propio cierre de campaña. Descartadas las convocatorias multitudinarias por la pandemia de la covid-19, Lasso reunió a un centenar de barcazas en las orillas del río Guayas, un punto simbólico para los guayaquileños y para el país.
La caravana acuática, coloreada con la bandera tricolor de Ecuador y no con la blanca de su movimiento político, acompañó al aspirante a presidente en su despedida de la campaña. Dio un discurso apelando al futuro nacional que él, asegura, encarna. “Nuestro país vive ahora la mayor crisis histórica: sanitaria, económica, de valores y de inseguridad. Necesitamos acabar con tanta irresponsabilidad y abrir una etapa de progreso, en la que podamos vivir mejor”, proclamó en una cita que fue transmitida en vivo para compensar las restricciones.
Lasso escogió el malecón de Guayaquil y la ciudad en la que él nació. “Al pie del majestuoso y caudaloso río Guayas, orgullo del Ecuador”, arengó para después invocar mensajes que han sustentado su campaña: las mentiras de los otros frente a su vocación de servicio, la libertad, la diversidad y el rechazo al odio. “No ingresé a la política para acumular honores ni riquezas”, recalcó, “ni para perseguir a nadie”. Al frente, varias decenas de sus simpatizantes le arroparon con aplausos y su puño en alto.
Con barba cana y piel quemada, Víctor Palacios, de 72 años, compartía sus principales preocupaciones de cara a la jornada electoral del domingo 11 de abril. “Todo gobierno que venga que se dedique a la producción, a lo social y a los del transporte, porque eso es lo que más queremos nosotros los que estamos abajo. Si gana la lista 1 del señor Arauz… Yo podría dar mi voto por el caballero”. Un joven Fabián Rodríguez, refugiado del sol en uno de los típicos soportales del centro guayaquileño, decía convencido que su voto irá para Lasso: “Necesitamos un cambio en Ecuador ya; mucha corrupción”.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.