Navalni anuncia que volverá a Rusia el 17 de enero
El opositor envenenado el pasado verano en Siberia afirma que nunca tuvo dudas sobre “regresar o no” a su país
Alexéi Navalni, carismático líder de la oposición extraparlamentaria rusa, tiene previsto regresar este domingo a Moscú, según ha anunciado este miércoles en sus redes sociales. Vuelve desde Alemania, donde ha estado siguiendo un tratamiento después del envenenamiento que sufrió el verano pasado en Siberia, adonde había ido a apoyar a los candidatos opositores que participaban en las elecciones locales. Navalni regresará a pesar del ...
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Alexéi Navalni, carismático líder de la oposición extraparlamentaria rusa, tiene previsto regresar este domingo a Moscú, según ha anunciado este miércoles en sus redes sociales. Vuelve desde Alemania, donde ha estado siguiendo un tratamiento después del envenenamiento que sufrió el verano pasado en Siberia, adonde había ido a apoyar a los candidatos opositores que participaban en las elecciones locales. Navalni regresará a pesar del riesgo que significa la petición hecha por el Servicio Penintenciario Federal ruso para encarcelarlo, convirtiendo así en pena real la condena suspendida de tres años y medio de prisión que se le impuso en 2014.
El opositor aseguró que nunca se planteó no regresar a Rusia y recordó que no dejó su país por voluntad propia, sino por el envenenamiento que sufrió y del que ha culpado directamente al Kremlin. “Ha llegado el momento que tanto esperaba: estoy prácticamente sano y por fin puedo volver a casa”, ha escrito Navalni en sus cuentas de Instragram y Twitter. “Regresaré el domingo 17 de enero en un vuelo de Pobeda”, ha dicho en un juego de palabras, ya que Pobeda -la aerolínea rusa en la que tiene previsto retornar- significa Victoria.
“Llegué a Alemania en una unidad de reanimación debido a que intentaron matarme. Pero he sobrevivido y ahora [el presidente ruso Vladímir] Putin, que ordenó mi asesinato, da instrucciones a sus siervos desde su búnker para que hagan todo lo posible con el fin de que yo no vuelva. Y los siervos actúan como siempre: fabrican casos penales contra mí”, señaló Navalni que se refería a la petición de encarcelarlo que ha hecho esta semana el Servicio Penitenciario Federal. (SPF)
Navalni fue acusado de delitos económicos por los que en diciembre de 2014 se le condenó y dictaminó pena suspendida de tres años y medio de prisión, en particular, por estafa y lavado de dinero a la compañía Yves Rocher Vostok. También fue procesado su hermano, quien, a diferencia del líder opositor, tuvo que cumplir pena de cárcel. Ahora el SPF está solicitando que esa condena suspendida sea convertida en real, es decir, que Navalni se vea entre las rejas.
En diciembre, la justicia abrió una causa penal contra el destacado opositor por fraude a gran escala. El comité de investigación ruso estudia al disidente y varios de sus colaboradores por las actividades de sus organizaciones anticorrupción. La pesquisa asegura que Navalni gastó en asuntos personales más de 356 millones de rublos (unos 3,9 millones de euros) recaudados a través de donaciones para sus organizaciones.
Pero Navalni afirma no temer las consecuencias que pueda tener su regreso. “No me interesa lo que hagan. Rusia es mi país y Moscú, mi ciudad; las echo mucho de menos”, manifestó. Para el opositor, lo que el Kremlin busca es amedrentarlo para que no se atreva a volver a Rusia. “Lo único que le falta a Putin es extender en el Kremlin un gran lienzo que diga: ‘Alexéi, no regreses, por favor”.
El opositor ha seguido tratamiento en la clínica Charité de Berlín y científicos militares alemanes sostuvieron haber determinado que fue envenenado por una toxina de la familia Novichok, lo que más tarde fue confirmado en laboratorios de Francia y Suecia. El Kremlin ha negado haber ordenado el envenenamiento de Navalni, afirma no tener participación alguna en el incidente y en reiteradas ocasiones ha pedido los resultados de los análisis realizados en Alemania. La publicación Bellingcat publicó en diciembre pasado una investigación que muestra que agentes de los servicios secretos rusos vigilaban a Navalni durante el viaje a Siberia en el que fue envenenado.