Decenas de muertos en el segundo día de combates en el enclave del Alto Karabaj
El presidente azerí Aliyev anuncia una movilización parcial del país para hacer frente a las fuerzas armenias
Las fuerzas militares armenias y azeríes se han enfrentado este lunes, por segundo día consecutivo, en el enclave en disputa del Alto Karabaj mientras los respectivos Gobiernos han redoblado sus arengas contra el enemigo en la peor escalada de violencia desde la llamada Guerra de los Cuatro Días, en abril de 2016, que dejó dos centenares de muertos. En esta ocasión, amparándose en la ley marcial que decretaron el domingo tanto Bakú como Ereván y ...
Las fuerzas militares armenias y azeríes se han enfrentado este lunes, por segundo día consecutivo, en el enclave en disputa del Alto Karabaj mientras los respectivos Gobiernos han redoblado sus arengas contra el enemigo en la peor escalada de violencia desde la llamada Guerra de los Cuatro Días, en abril de 2016, que dejó dos centenares de muertos. En esta ocasión, amparándose en la ley marcial que decretaron el domingo tanto Bakú como Ereván y la república secesionista del Alto Karabaj (controlada por los armenios, pero en territorio reconocido como azerí), se ha impuesto un férreo control de las comunicaciones -con frecuentes caídas de Internet- y ninguna de las partes ofrece un balance claro de lo ocurrido. Incluso Azerbaiyán ha cerrado los aeropuertos a los vuelos civiles. Las autoridades karabajíes, sin embargo, sí han admitido la muerte de 59 militares y dos civiles, y que 200 de sus soldados han resultado heridos. El Gobierno azerí se ha limitado a informar del fallecimiento de seis civiles y que otra veintena han sido heridos.
“Es difícil evaluar la situación desde un sótano de Stepanakert [la capital karabají]. Está relativamente más calmada que ayer, aunque de vez en cuando se escuchan las sirenas y la gente corre a los sótanos y los búnkers. En zonas rurales la situación sigue siendo más tensa”, explicó por WhatsApp la viceministra de Exteriores del Alto Karabaj, Armine Aleksanyan. “Los combates continúan pero lo que es seguro es que nuestras fuerzas defensivas tienen la situación bajo control. Ya han probado su capacidad de combate en otras ocasiones y si los azeríes luchan por el territorio, nosotros combatimos por nuestra vida”, ha explciado.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha firmado un decreto de movilización militar, algo que hizo ayer su homólogo armenio. Aliyev prometió no ceder ni un ápice en el conflicto con Armenia, que se remonta a finales de la década de los ochenta y que llevó a Azerbaiyán a la pérdida de control sobre el Alto Karabaj y varias provincias circundantes (casi el 15% de su territorio) tras un cruento conflicto que causó más de 25.000 muertos y al menos un millón de desplazados. “Estamos en nuestra tierra, no queremos la de los demás. Pero la nuestra no la entregaremos a nadie”, dijo Aliyev a la cúpula castrense de Azerbaiyán. El mandatario azerí insistió en que el conflicto del Karabaj no puede ser resuelto “a medias”. “Nunca permitiremos la creación del así llamado segundo Estado armenio en territorio azerí. Los sucesos de hoy [este lunes] son prueba de ello”, afirmó al tiempo que llamó a restaurar la “justicia histórica” y la “integridad territorial del país”.
Los combates se centran en dos direcciones: por un lado, en el norte del territorio del Karabaj, la ofensiva azerí ha intentado cortar la carretera septentrional que comunica con Armenia. De ella, y del corredor de Lachin, más al sur, dependen todos los suministros que llegan a los armenios del Karabaj. Según el Ministerio de Defensa de Armenia, los ataques han sido repelidos, pero se han producido “intensos combates” en esta zona, en la que se han producido ataques de drones armados de última generación y fabricación turca -Ankara apoya a Azerbaiyán- y bombardeos de artillería que habrían llegado incluso a la localidad de Martakert, de 4.500 habitantes. “El régimen autoritario [de Aliyev] ha retomado las hostilidades. Ha declarado la guerra al pueblo armenio”, dijo el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, que ayer domingo decretó la ley marcial.
El otro frente de guerra se sitúa en la parte sureste, en territorios mayormente deshabitados pues se trata de las provincias fuera del Alto Karabaj propiamente dicho que fueron ocupadas por los armenios -pese a estar pobladas por azeríes- como parte del anillo de seguridad para proteger sus conquistas. Allí, las tropas de Azerbaiyán han llegado a avanzar hasta 10 kilómetros en territorio hasta el domingo controlado por los armenios, si bien Ereván ha asegurado que posteriormente sus fuerzas han recuperado posiciones. El Ministerio de Defensa armenio también ha amenazado con hacer uso de sus misiles balísticos Iskander, de fabricación rusa y con alcance de unos 300 kilómetros.
"La situación es de calma en las calles, pero ya hay voluntarios que se han alistado para acudir al frente, como en 2016”, asegura la diputada armenia Tatevik Hayrapetyan, de la formación gobernante. “Todos los partidos han puesto a un lado sus diferencias y se mantienen unidos para defender la existencia pacífica del pueblo de Artsaj [como llaman los armenios a la autoproclamada república del Alto Karabaj]. Es de hecho una guerra a gran escala y no tenemos otra opción que defendernos”.
El presidente armenio, Armén Sarkisián, ha denunciado que Ankara está ayudando a Azerbaiyán con drones, ciberataques, mercenarios e incluso cazas F-16. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha instado a Armenia a poner fin a la “ocupación” del Alto Karabaj. Las autoridades en Ankara han dejado claro su apoyo total a los “hermanos” de Azerbaiyán (con los que comparten lazos culturales y lingüísticos), lo que ha llevado a que Armenia pidiese a la comunidad internacional que presione para evitar que Turquía se inmiscuya en la guerra. Según Ereván, Turquía ha enviado a Azerbaiyán 4.000 mercenarios desde zonas del norte de Siria, algo que no ha sido confirmado. Según el experto militar Alexéi Arbátov, Turquía difícilmente entrará abiertamente en el conflicto, ya que si lo hace, Rusia se verá obligada a intervenir.
Los enfrentamientos han llevado a una frenética actividad diplomática y todos los estados han pedido un alto el fuego inmediato, empezando por Rusia, principal sostén de Armenia, pero que también vende armas a Azerbaiyán. Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, aseguró que Rusia está en “pleno contacto” con Turquía en lo que se refiere a la situación en torno al Alto Karabaj y ha ofrecido su mediación dada las buenas relaciones que mantiene con todas las partes. Según el experto militar Alexéi Arbátov, Turquía difícilmente entrará abiertamente en el conflicto, ya que si lo hace, Rusia se verá obligada a intervenir. Además, la base militar rusa de Guiumri (Armenia) es un elemento de disuasión, según Arbátov, que encabeza el Centro de Seguridad Internacional de la Academia de Ciencias rusa.
El Kremlin ha hecho un llamamiento a la calma a los numerosos armenios y azerbaiyanos que viven en el país. Mientras, el líder de la diáspora armenia, Ara Abranián, declaró que unos 20.000 voluntarios están dispuestos a ir desde Rusia a luchar a la zona de conflicto, pero, de momento, afirmó, “no es necesario”, informa Rodrigo Fernández desde Moscú.
Gestiones diplomáticas
La Unión Europea ha señalado que hay “intensas gestiones diplomáticas” en marcha para lograr el cese de unas acciones militares que han reavivado la preocupación por la estabilidad en la región del Cáucaso Sur, de gran importancia para el transporte de hidrocarburos. El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha mantenido contactos con los ministros de Exteriores de ambos países y les ha transmitido que no hay solución militar al conflicto y que “la única salida adelante” es volver a la mesa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), sin establecer condiciones previas. “La escalada que vemos ahora es preocupante y existe un riesgo real para la región. Nadie va a sacar provecho de una guerra, esto es lo que intentamos evitar, por lo que pedimos a los actores implicados que cesen las hostilidades y al resto de actores con influencia que contribuyen a frenar las confrontaciones”, ha afirmado la oficina de Borrell.
El enclave montañoso del Alto Karabaj (o Nagorno Karabaj), controlado por Armenia en suelo de Azerbaiyán, es escenario de uno de los conflictos territoriales que quedó enquistado tras el derrumbe de la Unión Soviética y apenas congelado por un precario alto el fuego firmado en 1994. Periódicamente se han producido incidentes a lo largo del frente, pero en el último lustro ambos estados se ha ido preparando para nuevos conflictos armados, cada vez más frecuentes y más violentos por el rearme que han llevado a cabo armenios y azerbaiyanos. Además, estos enfrentamientos no solo están circunscritos al enclave del Alto Karabaj, sino que se han extendido lo largo de la frontera entre ambos países, como ocurrió el pasado julio en la región de Tavush.