“Hay que ayudar a Bielorrusia y evitar un fortalecimiento de la posición rusa”

Kuleba pide “menos retórica” y “más acciones concretas” en torno a la crisis desatada en el país que lidera Lukashenko

Moscú -
Dmytro Kuleba en su despacho en Kiev, en una imagen cedida por su gabinete.

Si Rusia se fortalece en Bielorrusia, la amenaza a la seguridad de Ucrania se dispara, según opina en Kiev el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba (Sumy, 39 años), en una entrevista telefónica con EL PAÍS desde Moscú. “Antes de la crisis, Bielorrusia era un país muy vinculado a Rusia, pero independiente y soberano, el presidente Alexandr Lukashenko conservaba espacio de maniobra y nosotros teníamos unas relaciones muy bu...

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Si Rusia se fortalece en Bielorrusia, la amenaza a la seguridad de Ucrania se dispara, según opina en Kiev el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba (Sumy, 39 años), en una entrevista telefónica con EL PAÍS desde Moscú. “Antes de la crisis, Bielorrusia era un país muy vinculado a Rusia, pero independiente y soberano, el presidente Alexandr Lukashenko conservaba espacio de maniobra y nosotros teníamos unas relaciones muy buenas con él. Si, a resultas de la crisis en curso, Rusia fortalece su posición en Bielorrusia, los riesgos para nosotros aumentarán al máximo porque eso supone de forma automática el incremento de la amenaza para los intereses nacionales de Ucrania”, dice Kuleba.

El ministro es partidario de “menos retórica” y de “más acciones concretas”. “Hay que ayudar a Bielorrusia a superar la crisis sin sustancial reforzamiento de la posición de Rusia”. “Es una tarea extremadamente complicada”, admite y enumera los diferentes niveles de riesgo: “verde, amarillo o rojo”. El respaldo militar ruso a Lukashenko equivale al “rojo o el máximo nivel”. “Lukashenko ha apostado por el apoyo ruso y este es una precondición evidente para el fortalecimiento de Moscú en Bielorrusia”, señala el ministro, que visitará España la semana próxima.

Bielorrusia devolvió a Rusia a 32 miembros de la compañía de seguridad Wagner, pese a la solicitud de extradición de Ucrania que los acusaba de luchar en la causa separatista de Donbás, y Lukashenko se permitió “expresiones hostiles” en relación a Ucrania, explica el diplomático. “Dada la evolución de la crisis y la violencia contra los manifestantes pacíficos debemos revisar nuestra política en relación a Bielorrusia”, concluye.

Ucrania ha declarado una “pausa en los contactos con Bielorrusia”. “No se trata de una interrupción ni de un corte de las relaciones diplomáticas”, aclara el alto funcionario. “Los canales diplomáticos de comunicación se conservan porque hay diferentes cuestiones urgentes a resolver y, si detienen a ciudadanos ucranianos, nuestro ministerio se pone en contacto con nuestros colegas de Bielorrusia para su liberación”, explica.

La conversación con Kuleba tuvo lugar antes de que se anunciara el viaje del ministro de Defensa bielorruso, Víctor Jrenin, a Moscú. Este periplo previsto para el próximo viernes reabre el debate sobre la posibilidad de que Rusia consiga aumentar sus instalaciones militares en el país vecino, un plan que Lukashenko bloqueó en 2015.

Los socios de Kiev en el “triángulo de Lublin” (Polonia y Lituania) llamaron a los embajadores bielorrusos en Varsovia y Vilna para expresarles su descontento. Solo Ucrania llamó a su propio embajador en Minsk a consultas en Kiev. “Nuestros amigos y vecinos están bajo el paraguas de la Unión Europea y la OTAN”, subraya Kuleba. “Nosotros somos vulnerables y debemos ser cuidadosos, pero para mí es una cuestión de principios. Pese a nuestras buenas relaciones con Bielorrusia antes de la crisis, si Lukashenko se permite traspasar una línea roja en relación a Ucrania, no vamos a andarnos con remilgos con él”.

Las ofertas de mediación han quedado en el aire. “¿Qué pasos vamos a dar si Bielorrusia no quiere. Hemos apoyado la iniciativa de mediación de la presidencia de la OSCE, pero Bielorrusia tampoco lo quiere. El problema de la mediación es que no se puede imponer si no hay deseo del país de aceptarla y yo no veo disposición de Bielorrusia de aceptar una mediación por parte de Ucrania. Así que nos hemos concentrado en el apoyo a la sociedad”, dice Kuleba.

“Ucrania se ha cerrado a los extranjeros debido a la covid-19, pero a los bielorrusos les dejamos entrar”. De momento las peticiones de estatus de refugiado son aisladas, porque los ciudadanos de Bielorrusia pueden entrar sin visado. “Hemos creado un clima de máxima ayuda y sus solicitudes de residencia serán examinadas”, afirma el jefe de la diplomacia ucraniana. Las posibilidades de acogida de Kiev son, sin embargo, limitadas. “Tenemos dos millones de desplazados en el país como consecuencia de la agresión rusa en Donbás y en Crimea. Estamos preparados para una riada de refugiados pero sería mejor que no la hubiera”, dice el ministro. Puntualiza Kuleba que los empresarios bielorrusos y sobre todo en el sector de las tecnologías digitales muestran interés por Ucrania. “No queremos socavar la economía de Bielorrusia, pero si quieren venir a Ucrania, las puertas están abiertas”, dice.

Bielorrusia ha sido el escenario de las conversaciones de Minsk (Rusia, Ucrania y los secesionistas de Donbás bajo la égida de la OSCE) para la resolución del conflicto en el Este de Ucrania. Debido a la pandemia, las reuniones en este foro se han venido celebrando por teleconferencia. En opinión del ministro, las conversaciones “se han recuperado del coma y después de muchos meses de estancamiento y de ser absolutamente improductivas se ha llegado a acuerdos concretos y el más importante es el alto el fuego indefinido que se mantiene a lo largo de toda la línea de separación de las partes ya durante más de un mes”. “En ese tiempo no ha habido ningún soldado ucraniano herido o muerto en combate y ese es un gran resultado”, afirma.”

De los resultados que obtengan las reuniones de ministros de Exteriores y los asesores del presidente en septiembre dependerá la cumbre que pueda reunir al presidente ruso, Vladímir Putin, y al ucraniano, Volodímir Zelenski. El llamado Grupo de contacto trilateral de Minsk es, junto con el grupo de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania), parte del mismo proceso de regulación. “Los acuerdos firmados en Minsk en 2015 están vigentes para nosotros. Si vemos que la Federación Rusa está dispuesta a cumplirlos y a desocupar nuestro territorios, estamos dispuestos a buscar soluciones mutuas, pero si no es así la situación desembocará en un callejón sin salida”. Mientras en el Este de Ucrania no matan a los soldados de Kiev, el ministro es “optimista precavido” y cree que hoy por hoy “Rusia sigue el primer camino”. “Los objetivos estratégicos de Rusia en relación a Ucrania no han cambiado, pero si la táctica y vemos que Rusia muestra ahora un interés precavido por la resolución del conflicto en el Este. Pero debemos comprender que la guerra en el Este no comenzó porque Rusia quisiera quedarse con nuestras provincias de Donetsk y Lugansk, sino que fue parte de su agresión para desmembrar el Estado ucraniano”.

¿Nota el ministro cansancio por parte de los europeos en relación al proceso de Minsk? “No noto ningún cansancio. Al contrario, ha aparecido la esperanza de poder avanzar y hay otro jugador importante en la Unión Europea, el alto representante de la política exterior, Josep Borrell, que se ha involucrado con energía y al que esperamos en Ucrania”. Admite Kuleba que, al margen de las voluntades y actitudes concretas, existe una “fatiga general” porque el conflicto en el Este de Ucrania dura ya seis años.

El ministro es partidario de mantener e incluso intensificar las sanciones contra Rusia. “Quisiera que las sanciones fueran más fuertes, pero las que existen bastan para ejercer presión sobre Rusia”, explica.”Más que la efectividad de las sanciones, lo que me preocupa es que haya mecanismos para esquivarlas. Si avanzamos en la regulación del conflicto y Rusia cumple con los acuerdos de Minsk, se abolirán las sanciones que se le impusieron por su intervención en Donbás. Las sanciones más efectivas son las sectoriales, explica, las que limitan la actividad económica y de negocios de Rusia, porque crean una presión útil y uno de los principales motivos por los que Rusia busca una solución en el Este de Ucrania es el deseo de librarse de la presión de las sanciones”.

En cuanto a Crimea, el ministro ha entregado al presidente Zelenski una propuesta internacional para debatir sobre esta península anexionada por Rusia en 2014. Según la propuesta, aún no revelada, al final del camino, “Crimea retorna a Ucrania, como parte inalienable de este Estado. No se contempla ningún compromiso, ningún protectorado, ninguna dirección conjunta”, exclama el diplomático.

“Estamos agradecidos por el apoyo sin precedentes obtenido en los años más duros para nosotros, de 2014 a 2016, y si Occidente nos hubiera respaldado con ese celo antes de 2014, hubiéramos podido evitar la tragedia de la agresión rusa”, dice el ministro. Kiev tiene diferencias de principios con Alemania sobre el gasoducto Nordstream 2, destinado a unir a Rusia con Alemania por el fondo del mar Báltico, porque “socava la posición de Ucrania como país de tránsito del gas ruso”, pero el tema, opina, “no afecta al conjunto de la relación de Ucrania con Berlín”. De la Administración estadounidense después de las elecciones del próximo noviembre, Kuleba espera “solo una cosa”, a saber, “el liderazgo de Estados Unidos en el mundo”.” Yo creo en la alianza de Europa y América y si una de las dos partes cuestiona esta unión, ambas se debilitan”, sentencia.

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