Los 10 mandamientos de Mike Pence
El vicepresidente de EE UU es el poderoso puente entre el conservadurismo religioso y un presidente al que sirve fielmente
“Soy un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden”, dijo Mike Pence en 2016 tras aceptar una nominación a vicepresidente que este miércoles se dispone a revalidar, con su discurso en la Convención Nacional Republicana. En estos cuatro años, Pence (Columbus, Indiana, 1959) ha exhibido una lealtad absoluta al presidente Trump, que le ha generado un poder en la sombra para avanzar en su agenda conservadora. El vicepresidente ha recibido ...
“Soy un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden”, dijo Mike Pence en 2016 tras aceptar una nominación a vicepresidente que este miércoles se dispone a revalidar, con su discurso en la Convención Nacional Republicana. En estos cuatro años, Pence (Columbus, Indiana, 1959) ha exhibido una lealtad absoluta al presidente Trump, que le ha generado un poder en la sombra para avanzar en su agenda conservadora. El vicepresidente ha recibido el encargo de coordinar la mayor crisis a la que se ha enfrentado el país en su historia reciente: la pandemia del coronavirus. “Nadie puede servir a dos señores”, dice la Biblia, pero Pence ha servido a Dios y a Trump, guiado por al menos estos 10 principios:
1. Estarás atento a las señales. Convertido al cristianismo evangélico y al conservadurismo de Reagan en la universidad, Mike Pence fracasó dos veces, en 1988 y 1990, en su intento de ganar un escaño en el Congreso. Después decidió llevar su guerra cultural a la radio, con un show cuyo éxito le acabaría abriendo las puertas del Capitolio. Cuando salió una vacante para las elecciones del año 2000, Pence se fue de vacaciones con su familia. Cabalgaba con su esposa por las montañas de Colorado, miraron al cielo y divisaron dos gavilanes colirrojos que alzaban el vuelo sobre sus cabezas. Comprendieron que aquello era una señal, explicaría su esposa después. Pence se presentó y, esta vez sí, logró su escaño.
2. Lucharás contra los derechos de los homosexuales. Durante sus años de congresista, entre 2001 y 2013, Pence enarboló la bandera de la lucha contra el matrimonio igualitario. Era gobernador de Indiana cuando, en marzo de 2015, el matrimonio entre personas del mismo sexo estaba a punto de convertirse en legal en todo Estados Unidos. Pero el hoy vicepresidente se resistió. Firmó una ley que permitía a las empresas citar objeciones religiosas para discriminar a clientes LGBT. La presión popular acabó obligándole a corregir la norma.
3. Confiarás en la posibilidad de una intervención divina. Solo un año antes de convertirse en vicepresidente, la carrera política del gobernador Pence tenía el mismo oscuro horizonte que la influencia del movimiento conservador cristiano, condenado al ostracismo por ocho años de Obama. Pero los caminos del señor son inescrutables, y tuvo que ser un icono de la frivolidad, portada de Playboy y coleccionista de amantes para que en el verano de 2016 le ofreciera la salvación en forma de nominación para vicepresidente. El interés del trato era claro en ambas direcciones: a Trump le ofrecía un puente directo con un mundo de la derecha religiosa que le era ajeno, pero que necesitaba para ganar. A Pence y al conservadurismo cristiano les proporcionaba la posibilidad de recuperar la influencia.
4. Lucharás contra el derecho al aborto. Pence ha cumplido con un celo escrupuloso el rol de palmero de un presidente adicto a la adulación. Solo cuando se trata de la batalla por limitar el derecho al aborto, el vicepresidente toma la delantera, incluso en el espinoso terreno de entrar a valorar las decisiones del sacrosanto Tribunal Supremo. La última vez, este mismo verano, se refirió al presidente de la más alta instancia judicial, John Roberts, como “una decepción para los conservadores”, después de que el magistrado se alineara con sus cuatro colegas progresistas en diversas decisiones, incluida una sobre una ley destinada a limitar el derecho al aborto en Luisiana.
5. Serás fiel. Ha mostrado una fidelidad absoluta al jefe. Y eso ha convertido a Pence en una de las personas más influyentes de la Casa Blanca. Mantener el favor del presidente ha requerido frecuentes gestos de sumisión que Pence ha aceptado sin rechistar. Trump, por su parte, no siempre ha observado la reciprocidad. En la Casa Blanca, se habla de sus mofas a la religiosidad de Pence. En una pieza en The New Yorker se aseguraba que a menudo, cuando Trump recibe a un invitado que acaba de estar con Pence, le pregunta: “¿Te ha hecho rezar?”.
6. Perseguirás discretamente tu propia agenda. Tenerlo en la Casa Blanca ha sido una bendición para el conservadurismo cristiano, como han reconocido destacados líderes evangélicos. Pence, el único miembro de la Administración al que el presidente no puede despedir, ha asumido una importante carga de trabajo y ha disfrutado de un nivel de autonomía sin precedentes. Y, con investigaciones federales al presidente y hasta un proceso de impeachment, ha estado más cerca que muchos de sus predecesores de realizar la principal función constitucional de la vicepresidencia: la de sustituir al presidente en caso de que este abandone su cargo.
7. Asumirás la gran responsabilidad de la Administración. A finales de febrero el presidente encomendó a Pence coordinar la respuesta del Gobierno a la crisis del coronavirus, el mayor reto al que se ha enfrentado la Administración. Muchos pensaron que el presidente buscaba una figura sobre la que descargar responsabilidades si las cosas iban mal. A pesar del caos de la respuesta, el vicepresidente ha esquivado las críticas a la gestión.
8. Ejercerás de ‘poli’ bueno. Pence ha realizado un encomiable ejercicio de atenerse al caótico guion impuesto por el presidente, tratando a la vez de mantener la cordura. Es él quien hablaba con los gobernadores de los Estados para solucionar los problemas. Muchos reconocen que el eterno elogio al liderazgo del presidente ante las cámaras se complementa con una mayor cintura para tratar de arreglar las cosas entre bastidores.
9. Comprenderás las limitaciones de tu cargo. A pesar de la magnitud de la responsabilidad encomendada, Pence sabe que no es más que un conseguidor del presidente. Que no puede contradecir sus falsedades ni obligarle a apoyar pautas recomendadas por los expertos. Su seriedad y empatía, en contraste con la actitud del presidente, le valió elogios desde diferentes frentes. Tanto, que el propio Trump, temeroso de perder el centro de atención, pronto decidió tomar el mando de las sesiones informativas sobre el coronavirus.
10. Rodearás de misterio tus aspiraciones presidenciales. Las aspiraciones de un vicepresidente leal son obviamente objeto de interés. Su fidelidad a Trump también ha alimentado sus propias ambiciones, en un partido que el líder ha terminado por moldear a su imagen y semejanza. Si Trump pierde en noviembre, las opciones de Pence menguan. Pero cuatro años más en el poder podrían fortalecer una eventual carrera presidencial. Cierto es que no genera entusiasmo, pero muchos conservadores se sentirían más cómodos remando a favor de él que de Donald Trump.
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