“Nadie sabe qué va a pasar a partir de ahora en Hong Kong”
Los manifestantes revisan sus tácticas ante la nueva ley de Seguridad Nacional
“El Hong Kong que conocíamos ha dejado de existir”, asegura por teléfono S.C., uno de los jóvenes que el año pasado participó activamente en las protestas contra China y que continúa muy implicado en el movimiento. En la antigua colonia británica, la aprobación en Pekín de la nueva legislación de Seguridad Nacional para el enclave ha caído como un mazazo, pese a que ya se daba por descontada. “Nadie sabe con seguridad qué va a pasar ...
“El Hong Kong que conocíamos ha dejado de existir”, asegura por teléfono S.C., uno de los jóvenes que el año pasado participó activamente en las protestas contra China y que continúa muy implicado en el movimiento. En la antigua colonia británica, la aprobación en Pekín de la nueva legislación de Seguridad Nacional para el enclave ha caído como un mazazo, pese a que ya se daba por descontada. “Nadie sabe con seguridad qué va a pasar a partir de ahora. El futuro se presenta bastante sombrío”, apunta.
Las consultas sobre emigración, según algunas plataformas online, se han disparado. También las ventas de VPN o Virtual Protocol Network, los programas que permiten esquivar la censura y la vigilancia chinas. Algunos de los participantes en las protestas han borrado los contenidos de sus móviles y ordenadores. “En mis círculos, desde luego, ha habido un aumento de conversaciones sobre la posibilidad de marcharse. Preveo que habrá más gente que se vaya, aunque eso dependerá de la situación y las opiniones personales de cada uno”, explica S.C.
Las calles de Hong Kong, como un día antes, habían amanecido este jueves con una fuerte presencia policial en uniformes antidisturbios, para impedir cualquier aglomeración de protesta. Unas decenas de manifestantes se agruparon en un centro comercial para repetir lemas y cantar el himno de las protestas, “Gloria a Hong Kong”, pero no se repitieron los disturbios de la jornada anterior, cuando 360 personas quedaron detenidas.
En el Parlamento autónomo, los diputados debatían por segundo día consecutivo otro polémico proyecto de ley que también cuenta con una amplia oposición dentro del territorio autónomo, una medida que convertirá en delito “afrentar” el himno nacional chino. La sesión quedó suspendida después de que un legislador de la oposición demócrata, Ted Hui, arrojara al hemiciclo una bolsa de basura de la que emanaba una fuerte pestilencia. Posteriormente, el político aseguró que se trataba de una “planta podrida”.
Esta norma, que se debatirá por última vez el próximo miércoles, se votará el 4 de junio, aniversario de la matanza de Tiananmén. Dado que los partidos prochinos cuentan con mayoría, quedará aprobada salvo sorpresa.
En una rueda de prensa, los legisladores demócratas describían la nueva situación, una vez que se ha aprobado la ley de Seguridad Nacional, como “el comienzo de una era triste y traumática para Hong Kong”. “Prácticamente nos han arrebatado el alma, el alma que son los valores que hemos atesorado estos años: el Estado de derecho, los derechos humanos”, afirmaba la diputada Claudia Mo, del partido Hong Kong First.
La nueva medida ha suscitado también preocupación en el vibrante sector cultural hongkonés, donde los artistas temen que sus creaciones puedan verse censuradas, o ellos acusados de cometer algún delito. “Si escribo una letra de una canción sobre actos en las protestas como incendios provocados, ¿se considerará incitación al terrorismo?”, se preguntaba en una rueda de prensa el compositor Adrian Chow, miembro del Consejo para el Desarrollo de las Artes.
Dada la nueva situación, los manifestantes hongkoneses se plantean nuevas tácticas para hostigar al Gobierno autónomo y a Pekín. “A partir de ahora va a ser muy difícil movilizar a 10.000, 20.000 personas como sucedía antes”, admite S.C. Incluso en las marchas pacíficas, en las que hasta ahora habían participado simpatizantes moderados de la causa, ciudadanos de todo tipo, probablemente haya una parte de la población que decida no acudir por miedo. “Pero seguirá habiendo protestas puntuales, rápidas, de unos grupos aquí y allá, que se vayan moviendo”, asegura el manifestante. Otra estrategia, opina, será tratar de movilizar a la comunidad internacional para que otros países presionen a China.
Cerrados los espacios para expresar su descontento, es posible que al menos un sector de los participantes en las protestas se plantee vías más radicales y que aumente la violencia que ya ocurría en la mayor parte de las manifestaciones en su última etapa. “El Gobierno (autónomo) y Pekín han desperdiciado cada oportunidad que ha habido para llegar a una solución. Sí, las posiciones de algunos podrían hacerse más duras”, admite S.C.