Los talibanes matan a cinco soldados con un camión bomba en el sur de Afganistán
El aumento de los ataques de la guerrilla amenaza el acuerdo de paz que firmó con Estados Unidos
Los talibanes se han responsabilizado este lunes del atentado con un camión bomba contra una base militar en el sur de Afganistán. Al menos cinco miembros de las fuerzas de seguridad han resultado muertos y otros siete heridos, según fuentes oficiales. Los persistentes ataques de esa guerrilla amenazan el acuerdo firmado con Estados Unidos hace dos meses y dificultan los esfuerzos del Gobierno ...
Los talibanes se han responsabilizado este lunes del atentado con un camión bomba contra una base militar en el sur de Afganistán. Al menos cinco miembros de las fuerzas de seguridad han resultado muertos y otros siete heridos, según fuentes oficiales. Los persistentes ataques de esa guerrilla amenazan el acuerdo firmado con Estados Unidos hace dos meses y dificultan los esfuerzos del Gobierno de Kabul para frenar la expansión de la covid-19.
Es la primera vez desde el pacto que los insurgentes utilizan un camión bomba. Además, están aumentando la osadía de sus operaciones. El objetivo del ataque en la noche del domingo al lunes fue un cuartel que albergaba a 150 miembros del Ejército y los servicios secretos afganos en la comarca de Nahr-e-Siraj, en la provincia meridional de Helmand, según Omar Zwak, portavoz del gobernador, quien facilitó la cifra oficial de víctimas. Una fuente de seguridad dijo a la cadena de televisión ToloNews desde el anonimato que la base había quedado “totalmente” destruida y elevó los muertos a 18.
“Decenas de miembros de las fuerzas enemigas han resultado muertos y heridos”, anunció Yusuf Ahmedi, portavoz oficial del autodenominado Emirato Islámico de Afganistán, en un comunicado recogido por los medios locales. Así llamaron al país cuando detentaron el poder entre 1996 y 2001, cuando fueron derribados por EE UU. Su empeño en mantener ese nombre cuestiona su compromiso con el diálogo interafgano que Washington les exigió en el acuerdo que firmaron en Doha (Qatar) el pasado 29 de febrero.
De hecho, mientras que la violencia del grupo contra las tropas de Estados Unidos es prácticamente nula, sus ataques contra las fuerzas de seguridad afganas (tanto soldados como policías) se han multiplicado en todo el país “por encima de los niveles estacionales”, según el informe trimestral del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán del Congreso estadounidense, John Sopko. De ahí que el embajador norteamericano Zalmay Khalilzad volviera a reunirse con los negociadores talibanes el 13 de abril para advertirles de que estaban poniendo en peligro el acuerdo.
Sopko denuncia que por primera vez la coalición internacional que dirige la OTAN en Afganistán se ha negado a difundir los datos sobre el número de ataques lanzados por esa guerrilla durante los tres primeros meses de 2020. La coalición ha explicado que esa información es “ahora una parte clave” de las deliberaciones internas del Gobierno norteamericano en las negociaciones con los talibanes.
Sin embargo, fuentes militares occidentales han filtrado a la agencia Reuters que entre la firma del pacto y el 15 de abril, los insurgentes llevaron a cabo no menos de 4.500 ataques, el 70% más que durante el mismo periodo del año anterior. El Gobierno afgano, por su parte, ha registrado alrededor de 900 muertos entre sus tropas, 520 más que en esos 45 días de 2019. Mientras tanto, la guerrilla se ha beneficiado de la reducción de las operaciones y bombardeos aéreos de las fuerzas estadounidenses y afganas tras el acuerdo. Sus bajas han pasado de 1.660 a 610 en el mismo espacio de tiempo.
El portavoz del Pentágono, Johathan Hoffman, reconoció la semana pasada que, si bien los talibanes habían mantenido su compromiso de no atacar a las fuerzas de la coalición o en las grandes ciudades, su nivel de violencia “es inaceptablemente alto” y “no favorece una solución diplomática”.
La duplicidad mostrada por los insurgentes tiene consecuencias aún más graves ante la emergencia sanitaria por la covid-19. El Gobierno de Ashraf Ghani les propuso una tregua para combatir la epidemia, pero la rechazaron. Resulta significativo que las cuatro provincias que han registrado un mayor número de infecciones por coronavirus sean las cuatro más afectadas por la violencia talibán. Se trata de las zonas rurales de Herat, Kabul, Kandahar y Balkh, donde se han diagnosticado 1.950 de los 2.900 casos en todo el país hasta este lunes; también se han producido 51 de los 90 muertos por la nueva enfermedad.
En la carta que acompaña a su informe al Congreso, el Inspector General también advierte de que, debido a la pandemia, Afganistán afronta un “desastre de salud” debido a la precariedad de su sistema sanitario, la guerra y otros problemas. Spoko cita como factores específicos de riesgo la desnutrición generalizada, el gran volumen de desplazados internos, la porosidad de sus fronteras y la vecindad con Irán, el principal foco de covid-19 en la zona.